Ciutadans ha manifestado su disconformidad con la línea que sigue Sociedad Civil Catalana (SCC) por boca del portavoz parlamentario de la formación, Carlos Carrizosa, quien ha expresado temor porque considera que la entidad abraza "las tesis del socialismo en Cataluña".
A través de Carrizosa, los naranjas han asociado el posicionamiento de SCC con las necesidades políticas del presidente del gobierno en funciones, Pedro Sánchez, que previsiblemente se presentará las próximas semanas a un nuevo debate de investidura y necesitará el apoyo, entre otros, de ERC.
Como el PP y la asociación juvenil S'ha Acabat, crítica con la actual dirección de SCC, Cs aboga por no dialogar con el independentismo, que según los naranjas volverá a intentar la ruptura.
La discrepancia, que no es nueva, es cada vez más explícita. El diputado de Cs Nacho Martín Blanco había dicho este mes de agosto que de una entidad constitucionalista "se espera una oposición frontal a las tesis nacionalistas y separatistas".
SCC se había reposicionado ya durante la última etapa de Josep Ramon Bosch al frente, cuando dijo que la Estado tendrá que ser "generoso" con los independentistas encausados si mostraban un arrepentimiento sincero.
En una entrevista en El País, Fernando Sánchez Costa, el nuevo presidente de SCC, ha atribuido los reproches procedentes de Cs a que "los nervios están a flor de piel", y ha evitado polemizar con los naranjas, destacando el "papel histórico" como "primer partido constitucionalista en ganar unas elecciones" en Cataluña. Antes, Sánchez Costa había incomodado a Cs al decir que "no es suficiente con decir no a dos millones de personas", en referencia a los independentistas.
La líder de Cs en Cataluña, Lorena Roldán, por su parte, se mantiene en la posición de su antecesora, Inés Arrimadas, y sólo prevé reunirse con el presidente de la Generalitat, Quim Torra, si este descuelga antes la pancarta dedicada a los políticos independentistas presos.
Roldán, que reprocha al PSOE un abandono del constitucionalismo y acusa Sánchez de "vender España a trozos", ha rechazado la posibilidad de volver a sumar fuerzas con el PP bajo la marca España Suma, una fórmula que considera un "éxito" en "las circunstancias excepcionales" de Navarra, pero de la que destaca que genera división de opiniones entre figuras importantes del PP.
