El batacazo estrepitoso de Ciudadanos (Cs) en toda España el 10-N ha dejado el partido en estado de choque. Cataluña, que vio nacer la formación naranja y fue donde primero dieron la campanada ganando unas elecciones, tampoco ha sido una excepción. Inés Arrimadas sólo podrá estar acompañada por un miembro más de su lista por Barcelona al Congreso de los Diputados. El ascenso de Cs había sido fulgurante y meteórico en los últimos dos años.
Pero en política, todo el que sube muy rápido, acaba cayendo más rápido todavía. A pesar de que algunos dirigentes naranjas continúan hablando cómo si fueran un partido grande, con capacidad de influencia y con aspiraciones a liderar gobiernos, la realidad electoral los ha desmentido, dejándolos con sólo 10 diputados. En Cataluña, pero, ya hay dirigentes que han empezado a asumir que cuando lleguen las elecciones al Parlament tendrán que aplicar nuevas fórmulas si no quieren repetir lo que ha pasado ahora en toda España.
Es por eso que en privado –y ahora también cada vez más en público– ya hablan de la posibilidad de aceptar la propuesta que el PP les hizo de crear la coalición Cataluña Suma para reproducir el modelo navarro y concurrir con los populares a las elecciones catalanas. Cómo que ahora son el partido más grande de los dos, Ciudadanos podría exigir liderar las listas y marcar una gran parte del mensaje. Y si la jugada les sale bien, podrían vender su caída mejor, aguantando el tipo.
