Se vende, razón: Barcelona

El cierre del colmado de La Lionesa deja al descubierto la mala de política de los comercios emblemáticos de la Ciudad por parte del Ayuntamiento de Barcelona, que ha colgado el cartel de "en venta" por toda la ciudad
La Lionesa baja la persiana para hacer frente al alquiler

Tiendas centenarias que cierran por no poder asumir el alquiler, palacetes que cambian de manos o edificios emblemáticos que encuentran un nuevo amo en las subastas de los bancos. Barcelona tiene colgado un inmenso cartel de "en venta" y nadie lo descuelga de la fachada. La clausura de la Lionesa, el emblemático comercio de víveres del Gótico, pone un clavo más en el ataúd de la gentrificación de la zona, puesto que el negocio no se traspasa sino que se está esperando, con mobing inmobiliario incluido, que la última pareja de vecinos marche para poder hacer un bloque de apartamentos turísticos. La Lionesa era uno de los 152 edificios protegidos de la ciudad, pero de nada le ha servido tener una placa en la puerta que de fe, los nuevos amos solo tienen la obligación de respetar los elementos patrimoniales sea cual sea la actividad que se desarrolle en el nuevo edificio. Hace un mes bajaron las persianas la cestería Germanes Garcia y la charcutería Carmen y todos van a seguir el mismo patrón. Endeudados por no poder asumir la subida brutal del alquiler. El triángulo de las calles Pelai, Portaferrissa y Portal del Ángel, que son las calles con más tráfico de peatones de toda Barcelona, hacen que su influencia se extienda por los alrededores. Da más margen tener pisos turísticos o cafeterías de franquicia que un colmado o una cestería. Los vecinos no dejan tanto dinero como los turistas, y todo el mundo sabe que Barcelona ya no es estacional. Recibe turistas todo el año. Por esta razón el barrio del Gótico, como el Raval, el Born o incluso Passeig de Gracia se van quedando sin tiendas emblemáticas, a pesar de que el suelo está lleno de las placas doradas que otorga el Ayuntamiento al cumplir el centenario. Los elementos se mantienen pero dónde ayer había una mercería o una librería, hoy hay una cadena de comida rápida o una franquicia de ropa.

Apartamentos para turistas pero también… pisos de lujo. Este es el destino de muchos edificios emblemáticos y palacetes que cambian de manos en la Ciudad Condal. El Palau Moxó, la casa Tosquella o la Casa Burés están en manos privadas a pesar de que, durante un tiempo, han estado a punto de entrar al catálogo de inmuebles de la Generalitat como bienes de interés nacional. Finalmente no ha sido posible y los fondos inmobiliarios que planean sobre Barcelona se han hecho con un codiciado botín. El Palau Moxó y la Casa Burés se han reformado y convertido viviendas de lujo a la espera de ser compradas. La Casa Tosquella, un edificio modernista del Putxet, se ofrecía Wallapop por 1,7 millones de euros. A pesar de ser considerado un bien cultural de interés nacional, ya hay inmobiliarias y grupos buitres interesados y acabará en manos privadas para convertirse en lujosos apartamentos con ornamentaciones originales modernistas. Estos en el mercado superan, y mucho, los 1,7 millones que se piden.

 

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