El nuevo barraquismo se instala en los locales comerciales ocupados

Sants-Montjuic es uno de los distritos de Barcelona más afectados por este fenómeno
El Ayuntamiento calcula que en la ciudad hay unos 3.000 locales reconver
El Ayuntamiento calcula que en la ciudad hay unos 3.000 locales reconvertidos en infrapisos.

Barcelona tiene más de 10.000 locales comerciales cerraos. Persianas bajadas y pintadas con graffitis en negocios que han conocido tiempos mejores y que ahora se han convertido en el objetivo de los ocupas. Con un gato hidráulico se levanta la persiana y enseguida aparecen muebles, camas y sofás para dar un cariz de vivienda al local que antes podía haber alojado una fruiteria.

La Marina del Port, un barrio del distrito de Sants -Montjuïc, fronterizo con el Hospitalet y un poco tierra de nadie, es uno de los más perjudicados por este nuevo tipo de ocupación. Desde la Asociación de Vecinos, explican que "hace poco reventaron la puerta de una antigua oficina de un banco, y se han instalado cuatro o cinco familias rumanas. De abrir y meter la gente se encarga un grupo mafioso, que siempre son los mismos".

La impotencia de los vecinos de Marina va en aumento por la pasividad municipal ante este tema: "El Ayuntamiento nos dice que no es competencia suya, que llamemos a los Mossos, y los Mossos que vayamos con cuidado porque una mafia rumana es la que controla el tema, y quien cede los locales a los ocupas. Estamos muy solos", reflexionan desde la Asociación de Vecinos. Marina, que engloba los barrios de la Marina del Port y la Marina del Prat Vermell, fue unos de los proyectos frustrados del ex-alcalde Xavier Trias. Atrás quedaron los planes para reurbanizar la zona y construir viviendas de lujo.

La llegada de Colau arrinconó, definitivamente, el proyecto. Marina es la única zona de Barcelona encara con reserva de suelo urbanizable, un caramelo que se diputan las constructoras y los fondos buitres, pero del cual el equipo de Colau no saca muy partido. Los vecinos, después de años de lucha, han visto cómo, por fin, llegaba el metro al barrio, con la línea 10, y "Colau colgándose las medallas mientras se paseaba, pero por aquí, cuando hay conflictos, no aparece nadie", aseguran con rabia voces anónimas de la Asociación de Vecinos.

 

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