El PSC se esfuerza para rentabilizar el ‘efecto Sánchez’

Los socialistas catalanes trabajan para ocupar el papel de puente entre el gobierno central y el de la Generalitat
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En los primeros momentos de la llegada del socialista Pedro Sánchez en la Moncloa, el PSC pasó de la sorpresa inicial a la euforia. Después de unos cuántos años de vacas flacas, tirando a escuálidas, los socialistas volvían a gobernar, de entrada en el gobierno central.

Para los socialistas catalanes, que uno de sus primos hermanos del PSOE haya logrado, de nuevo, la presidencia del gobierno de España no solo es una buena noticia, sino que podría llegar a ser un elemento que les permitiera levantar la cabeza después de haber pasado una buena temporada sin pena ni gloria dentro del panorama político de Cataluña, a contar prácticamente desde el inicio del proceso independentista.

Fuentes del PSC denuncian que durante los años de gobierno del PP de Rajoy se han «desertizado las políticas sociales», y añaden que los populares «despacio, y sin hacer demasiado ruido, prácticamente han desmantelado los recursos destinados a garantizar el Estado de bienestar». Una situación que, para estas mismas fuentes, la llegada de Sánchez a la Moncloa «ya ha empezado a revertir». Los socialistas catalanes están convencidos de que, a pesar de que saben que la estancia del nuevo presidente socialista podría llegar a ser breve, «si se gestiona bien, puede hacer cosas que los ciudadanos sabrán valorar».

Con este panorama, el PSC trabaja en dos frentes, para aprovechar este efecto Sánchez. Por un lado, se quiere «poner en valor todas las políticas que estén enfocadas a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, en especial los de las capas más desfavorecidas de la sociedad». Para los socialistas catalanes, no solo ha sido el PP en toda España quién ha ido «degradando» los derechos sociales. En Cataluña, «la batalla del proceso ha hecho que muchos debates sociales hayan quedado aparcados». Así, la llegada del PSOE al gobierno central también podría servir a los socialistas catalanes para poner en evidencia la congelación del debate social catalán.

ICETA: MINISTRO SIN CARTERA

El otro frente en que trabaja el PSC para aprovechar la estrella de la fuerza que da a los socialistas el hecho de haber llegado a la Moncloa es el papel que puede acabar teniendo la formación como «puente de diálogo» entre el gobierno central y el gobierno de la Generalitat. De hecho, ya circula que a Miquel Iceta, primer secretario del PSC, se le considera «un tipo de ministro sin cartera», tanto por los unos cómo por los otros. Esto sin sacarle autoridad a la catalana Meritxell Batet, ministra de Política Territorial y Función Pública, que es la encargada oficial de bregar con el gobierno independentista catalán para intentar sacar a Cataluña del callejón sin salida político en que se encuentra desde hace medio lustro, aproximadamente.

Batet es catalana, pero a pesar de haber encabezado las listas del PSC en las últimas elecciones generales, siempre se la ha vinculado al PSOE, entre otras cosas porque su carrera política se ha centrado en Madrid. Este es el mismo caso, e incluso aumentado, del otro ministro socialista catalán, Josep Borrell, titular de la cartera de Exteriores, y que en los últimos años se ha destacado como un auténtico azote del independentismo catalán. Por eso, si Borrell queda descartado como interlocutor entre la administración central y la administración catalana por razones obvias, y a Batet le toca el papel de negociadora oficial por parte del Estado, hace falta alguien que pueda navegar entre dos aguas para intentar acercar posiciones de manera indirecta. Este sería el papel del PSC y el de su primer secretario, Miquel Iceta.

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