Junts fía todo su futuro al regreso a Cataluña de Carles Puigdemont

Los posconvergentes creen que es la única manera de detener la sangría de votos que, según confirma la encuesta del CEO, los huyen hacia Aliança Catalana

Bluesky
Carles Puigdemont

Carles Puigdemonttiene su patata caliente más incómoda encima de la mesa, con el auge inesperado de Aliança Catalana (AC), que está a punto de superarlo en las encuestas electorales. Según el último barómetro del Centro de Estudios de Opinión (CEO), Junts per Catalunya (JxCat) puede bajar 15 diputados, pero Aliança puede subir 18, y eso los equipararía. «Seguimos teniendo más votos, aunque luego el reparto de escaños nos perjudique», aseguran a EL TRIANGLE desde las filas del partido posconvergente.

De hecho, en el sondeo, Junts obtendría entre el 13% y el 15% de los votos válidos, mientras AC se quedaría entre el 11% y el 14%. En cambio, ERC llegaría a una horquilla de entre el 14% y el 17%. La proyección de escaños ya es otra cuestión: mientras que los republicanos subirían a 22 o 23 diputados, Junts bajaría de los 35 a 19 o 20, justamente los mismos que el CEO le da a Silvia Orriols.

Lo más negativo es que Junts podría perder el 40% de sus votantes y Aliança Catalana atraería al 21% de ellos, mientras que el partido de Orriols solo perdería una mínima parte de los sufragios, de los que ni uno solo iría hacia Junts. Ante esta situación, todas las alarmas han sonado en la sede del partido que preside Carles Puigdemont. Hasta ahora, han fallado todas las estrategias para neutralizar el fenómeno Orriols, y la única carta secreta que le queda al expresidente es la vuelta a casa cuanto antes para recomponer sus huestes y poder plantar cara a Aliança Catalana con más garantías. En Junts se cree que esta maniobra es la única que les puede garantizar un resultado positivo y actuar como revulsivo de la situación para evitar la caída libre del partido en la intención de voto en las próximas elecciones.

La fuente citada anteriormente subraya que «la única cosa que se confirma es la tendencia al alza de la extrema derecha, pero eso no quiere decir que, en el momento de la votación, la gente se decante por una fuerza extremista y xenófoba. Lo más preocupante es la pérdida del voto fidelizado, que puede llevar a Junts a una bajada histórica». En Junts resaltan también que AC recibe un 9% de los votos que abandonan Vox, un 7% de ERC y un 4% del PP, «lo que les convierte en una amalgama de intereses, en un callejón sin salida, o en un partido del cabreo, si se quiere, que explotará cuando menos se espere». Es una tímida esperanza de que las cosas empezarán a normalizarse cuando los ciudadanos se vayan dando cuenta de que «Aliança no es un partido coherente». Lo que no se sabe es cuánto tiempo tardarán en darse cuenta.

En el seno de Junts admiten que ya se esperaban resultados negativos en esta encuesta, porque los sondeos de que disponían apuntaban en esa dirección, con un importante altibajo electoral. Porque no todo es como lo pintaba Josep Rius, portavoz adjunto de JxCat en el Parlament, que se refirió a una «operación encuesta» y a que habían solicitado los resultados «por Glovo». La realidad es que es una situación dramática para los posconvergentes.

No hay una conspiración contra Junts, pese a que Pere Martí, director de comunicación del partido, lo afirmó con rotundidad: «A pesar de gobernar en Cataluña, en Barcelona y en España, el PSC no consolida su hegemonía, e incluso el CEO le augura una pérdida de entre 2 y 4 escaños. La manera de tapar este fracaso es intentar erosionar a Junts per Catalunya inflando a AC y premiar a los socios obedientes como ERC y Comunes».

Aleix Clarió, asesor de Carles Puigdemont en comunicación, denuncia que «toda la españolada comparte el mismo deseo: que Aliança se coma a Junts y por fin se puedan quitar de encima al presidente Carles Puigdemont, el enemigo número 1 que les ha dado y les da auténticos dolores de cabeza. Y para matar a Puigdemont proyectarán todas las encuestas y todos los miedos que hagan falta».

La cuestión, dicen los miembros más moderados de Junts, es saber si el partido debe pivotar hacia un lado o hacia el otro. Aquí está el verdadero dilema al que se enfrenta Carles Puigdemont

*Puedes leer la noticia entera en la edición de esta semana de la revista EL TRIANGLE

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