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¿Cómo detener el avance fulgurante de Aliança Catalana?

El discurs islamòfob de l’alcaldessa de Ripoll ha captivat molts independentistes desencisats amb el procés.

Sílvia Orriols da miedo. Especialmente, a los partidos independentistas tradicionales, que ven como la opinión pública prefiere el discurso desacomplejado y directo de la diputada y alcaldesa de Ripoll a las frases hechas, medias verdades y circunloquios de las formaciones procesistas, más preocupadas por el lenguaje políticamente correcto que por la esencia de sus propuestas.

Los últimos datos del Centro de Estudios de Opinión (CEO) han sido un golpe duro a Junts per Catalunya, ERC y la CUP. Ante la victoria del PSC, los republicanos se salvan gracias al descenso a los infiernos de los de Junts, que perderían la segunda plaza y se disputarían con la Aliança Catalana (AC) de Orriols la tercera. El dato más importante de la encuesta es la bajada de Carles Puigdemont de 35 a 20 escaños. Las corrientes críticas de Junts, tanto las más independentistas como las más proconvergentes y partidarias de volver a ser la bisagra de la gobernabilidad del Estado, apuntan a que, si eso ocurre, el camino lógico del expresidente será presentar la dimisión y retirarse de la política.

Las consecuencias, no obstante, afectan también a ERC, que pese a todo no puede sacar partido de la situación y subiría apenas dos diputados (ganados, en realidad, debido a la correlación de fuerzas en el territorio, no porque haya recuperado electorado), y la CUP, que estaría a punto de convertirse en extraparlamentaria.

Ante esta situación, cada uno de los tres partidos más afectados por el auge de Aliança Catalana ha empezado a desplegar su propia receta anti-Orriols. Todas son diferentes, pero hay que ver si alguna será verdaderamente eficaz en una situación de cansancio del electorado. En política también hay modas. Y la moda actual es el auge de la extrema derecha, en Cataluña, España, Europa y en buena parte del planeta. El péndulo está en un extremo y hará falta tiempo para que se desplace hacia el otro: si hace una década lo que era moderno era votar los movimientos 15-M o similares, ahora lo es votar a los partidos de extrema derecha.

Junts, los más perjudicados

Las recetas aplicadas por los partidos tradicionales son divergentes. Junts prefiere atacar el discurso y las iniciativas de Orriols directamente, intentando retener el voto a su lado e intentando arrinconar a la alcaldesa de Ripoll. De esta manera, el partido de Carles Puigdemont adopta algunos tics de la extrema derecha, tanto en el discurso formal como en el fondo de las propuestas, especialmente en lo que se refiere a la inmigración.

La elección del gerundense Salvador Vergés como portavoz parlamentario de JxCat es una jugada para contrarrestar a Aliança Catalana en las comarcas donde Junts tiene su feudo electoral. Vergés mantiene un discurso antiespañol contundente y utiliza expresiones populistas similares a las de Orriols, de manera que pretende ser un paliativo a la huida de votos de JxCat hacia Aliança. Discurso similar, caras nuevas y radicalización son los ingredientes de los «cerebros» de Junts para conjurar el empeño de su rival más directo.» En un principio, Junts se tomaba el discurso de Aliança Catalana de broma, incluso con un cierto desdeño, porque su presencia territorial y el impacto electoral era mínimo. Se decía que Orriols podía tener este discurso porque sabía que no podría gobernar nunca, y se despreciaban sus propuestas», admite a EL TRIANGLE un dirigente de Junts.

Pero esta etapa ya está superada: AC se ha hecho grande y ahora amenaza con comerse Junts. Ya no es que su discurso inquiete, es que espanta. Y Puigdemont debe improvisar propuestas que neutralicen las de Orriols. Pero en JxCat hay miedo de caer en discursos típicos de la ultraderecha. «El riesgo es que si presentas unas propuestas que neutralicen las de Orriols, pierdes la centralidad, que puede ser ocupada por ERC. Lo que ganas por un lado lo pierdes con creces por el otro, pero además hipotecas tu futuro encasillándote en un extremo del espectro político», admite la fuente de Junts.

Los cordones sanitarios de ERC

En ERC, las recetas son levantar cordones sanitarios en torno a AC. En realidad, al ser Junts quien más tiene que perder, las aguas están más tranquilas en el partido de Oriol Junqueras: hay menos huidas de republicanos que de posconvergentes hacia AC.

Pero en ERC hay dos almas. Por un lado, la que representan Joan Tardà y su alumno aventajado, Gabriel Rufián, que proponen hacer un frente de las izquierdas españolas en el que también tuvieran cabida la CUP y los Comunes. «AC se nos comerá y sacará veinte diputados a las siguientes elecciones. Hay que decir que tiene la misma financiación que Vox, que tiene los mismos think tanks que Vox, que tiene el mismo discurso que Vox, que es Vox con una estelada», decía Rufián poco antes de conocer el sondeo del CEO.

Anthony Corey Sànchez, exlíder de las juventudes de Junts y ahora con Orriols, lo rebatía con ironía: «Parece que Rufián sufre una inquietud  terrorífica ante el auge de AC, pobrecito. ¿Sabes qué? No necesitamos tu permiso ni para existir ni para crecer, porque eso solo depende de la voluntad de los catalanes. Y te puedo asegurar una cosa: os comeremos, especialmente porque sois unos farsantes, unos mentideros y unos traidores. […] AC no es como Vox con la estelada. Pero ERC sí es el PSOE con senyera y estelada, porque junto con Junts sois la muleta que necesitan Salvador Illa y Pedro Sánchez para gobernar y ligar Cataluña a sus intereses particulares españoles, siempre en perjuicio de los derechos, libertades e intereses de los catalanes. Y los de AC, sí, salvaremos a la nación catalana, salvaremos Cataluña de vosotros».

Por otro lado, está la línea oficialista de Oriol Junqueras, que ha desautorizado la propuesta frontista de Rufián. El presidente de ERC prefiere hacer prevalecer tanto la vertiente identitaria como la social, y propugna un amplio pacto con otros partidos parlamentarios para parar los pies a la alcaldesa de AC. ERC se posiciona como su antídoto y deja caer que la formación de Orriols es un grano incontrolado en la cara de Junts, un apéndice que amenaza con comerse el partido sucesor de Convergència en un proceso natural de evolución política. Pero alarga la mano a JxCat para cerrar el paso a Orriols. Del mismo modo, secunda pactar con los socialistas un cordón en torno a la extrema derecha.

El discurso de ERC, hasta ahora, le ha dado buenos resultados, porque el impacto en sus cuentas electorales es menor que el que se produce en Junts, pero el peligro está muy cerca, con una tendencia al alza de la ultraderecha catalana que amenaza con engullir incluso una porción del voto de la izquierda soberanista.

La CUP potencia un frente antifascista

La CUP tiene a mano su receta de medidas más radicales, potenciando un frente antifascista que sea una «barrera de contención contra la extrema derecha». Tanto Poble Lliure como Endavant, las dos principales fuerzas que forman parte de la CUP, han aprobado documentos para frenar el auge de Aliança Catalana.

Poble Lliure y La Forja han convocado para este 13 de diciembre un acto para presentar sus propuestas y hacer fuego nuevo al independentismo de izquierdas. Aquí intentará consolidar los tres ejes políticos de su estrategia futura: defensa de la lengua, fortalecimiento de un sindicalismo nacional y de clase, y «construcción de una unidad popular catalana amplia». Es un nuevo intento de tener un mayor protagonismo en el bloque soberanista. El Procés de Garbí, lejos de ser un revulsivo, ha sumido a la organización anticapitalista en una fase de desconcierto, en la que algunos dirigentes abandonaron la formación y otros fueron, simplemente, expulsados, como Laia Estrada o Laure Vega, cuyo enfrentamiento interno acabó con la salida de ambas.

Los de Endavant reman en la misma dirección. «En un momento en que la extrema derecha sigue a la ofensiva y en el que la ola reaccionaria impregna a toda nuestra sociedad, hay grandes sectores de la juventud que se ven atraídos por sus propuestas y planteamientos», reconoce Endavant en un documento que radiografía la situación actual. Pese a todo, detecta «la participación en las movilizaciones de un gran número de jóvenes de origen migrante que ven como día a día son señaladas, criminalizadas y estigmatizadas, en un contexto en el que el racismo y, sobre todo, la islamofobia, ganan terreno en el relato oficial», dice el documento de Endavant.

Esta organización asegura que «vivimos un momento de polarización creciente, marcado por la radicalización de las ideas de derechas», por lo que propone «ampliar políticamente un campo de izquierdas radical ante una extrema derecha venida a más». En esta lucha, admite que el PSOE es otra basa a tener en cuenta, aunque Pedro Sánchez es rehén de un juego de equilibrios que le provoca contradicciones. «En este momento y con estas condiciones, creemos que nos toca hacer irrumpir un tercer bloque que rompa la hegemonía de los dos anteriores. Este bloque debe configurarse desde unas coordenadas rupturistas, que supongan un desperdicio para los que pregonan la estabilidad y la moderación como formas conocidamente fracasadas para detener el fascismo».

Su receta es «tensar costuras y aumentar la llamada polarización social», aunque reconoce que «la emergencia de un bloque popular y anticapitalista con una agenda de lucha a la ofensiva no tiene por qué encaminarse directamente a un momento revolucionario que lo cambie todo». Propone romper los estados español y francés, pero reconoce que «una fuerza popular y de izquierda anticapitalista no se convertirá en un movimiento nacional de forma mecánica».

*Puedes leer el artículo entero en la edición en papel de EL TRIANGLE.

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