La publicación de los datos territorializados de la Encuesta de Usos Lingüísticos constata, una vez más, el retroceso del conocimiento y del uso del catalán, en gran parte debido a la llegada de las últimas olas migratorias. Esto ha provocado la depresión de los defensores más abanderados de nuestra lengua, que ya se ven a un paso de la extinción.
Dentro de este desánimo hay, sin embargo, una excepción: el buen estado de salud de la lengua occitana en la Val d’Aran, que también es oficial en Cataluña. Según esta encuesta, el 79,7% de la población aranesa la entiende, el 63,6% la sabe leer y el 53,6% la habla. Y eso que la Val d’Aran también ha experimentado una fuerte llegada de migración.
Habrá que preguntar a los araneses cómo lo hacen para preservar su lengua y adoptar sus métodos.
