El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol no se ha conectado por videoconferencia desde su domicilio de Barcelona a la segunda sesión del juicio contra él y su familia, que se celebra este martes en la Audiencia Nacional.
El tribunal decidió este lunes que fuera juzgado por supuesta corrupción, pero le permitió que no vuelva a conectarse hasta que tenga que declarar al final del juicio, en primavera, cuando previsiblemente tendrá que comparecer por videoconferencia, si antes no se le exonera por su mal estado de salud.
En cambio, sus siete hijos han vuelto a acudir este martes presencialmente a la sede de la Audiencia Nacional, en la localidad de San Fernando de Henares (Madrid), aunque no estaban obligados a ello. En su caso, el tribunal les permite limitar su presencia solo a los días que se practiquen pruebas directas contra ellos.
En la evaluación inicial sobre la salud de Jordi Pujol, el tribunal concluyó que el expresidente de la Generalitat se encontraba en condiciones mentales y físicas de seguir desde su casa el juicio, después de que la defensa pidiera que no fuera juzgado, alegando, a partir de los informes de médicos forenses, que se le debería considerar mentalmente incapaz de ser juzgado.
En los primeros compases del juicio, la defensa Jordi Pujol Ferrusola, hijo primogénito del expresidente catalán, ha pedido a la Audiencia Nacional que traslade la causa a la Audiencia de Barcelona. Su abogado, Cristóbal Martell, en el trámite de las cuestiones previas, también ha pedido la prescripción de dos delitos fiscales, la anulación de varias pruebas obtenidas en arrestos, la atenuante por dilaciones indebidas, la admisión de más testigos, y el traslado de la causa a la Audiencia de Barcelona.