Municipio a municipio, encendemos la transición energética

El programa Renovables 2030 de la Diputación de Barcelona acelera una transición ecológica justa en los municipios de la provincia

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Susanna Laredo y Carol Ròdenas (Foto: Diputación de Barcelona)

«Cuando el ayuntamiento se implica, la ciudadanía también», afirma Carol Ròdenas, vecina de El Prat de Llobregat, bajo una flamante pérgola fotovoltaica acabada de construir en esta localidad. Esta instalación, que también servirá de refugio climático, generará 1 MW de energía —el equivalente al consumo anual de 300 familias— para las instalaciones de tratamiento de agua de la ciudad y para la comunidad energética ciudadana que El Prat puso en marcha en 2022, y de la que la Carol forma parte. «No es sólo por el ahorro económico. Es el orgullo de formar parte de esta transición, de reducir emisiones, de hacer uso de una energía limpia generada en el propio municipio«, añade esta vecina.

No es un hecho aislado: para impulsar la transición energética, el ayuntamiento está dotando a todas las cubiertas municipales de placas fotovoltaicas. Además, también dispone de una red de vehículos eléctricos compartidos para descarbonizar los desplazamientos, según cuenta Susanna Laredo, coordinadora de Acción Ambiental, Energía y Servicios Urbanos del Ayuntamiento de El Prat.

Apostar por la transición energética local

Consciente de que los municipios son una pieza clave en la lucha contra el cambio climático, la Diputación de Barcelona ha hecho una apuesta decidida por acelerar la implantación de proyectos de energías renovables en los municipios de la provincia. Concretamente, el programa Renovables 2030 ha invertido 159,9 millones de euros desde 2022 para impulsar actuaciones de plantas fotovoltaicas en tejado o en tierra, comunidades energéticas que reciben la energía de estas instalaciones, calderas de biomasa y proyectos de renovación del alumbrado público.

En el municipio de Tona, por ejemplo, se han sustituido los 2.600 puntos de luz del pueblo por luces led. Pep Valldeoriola, técnico de la Agencia Local de la Energía del Consejo Comarcal de Osona, explica que se ha reducido el consumo en un 62%, lo que representa un ahorro de 344.000 kW/h y unos 60.000 euros anuales. Berta Auferil, vecina de Tona, añade una precisión importante: «Quizás la ciudadanía no veamos tanto el retorno económico, pero lo hemos notado mucho: no sólo en seguridad, porque la luz es mucho más potente y cálida, sino porque ha sido un símbolo muy visible de que el ayuntamiento está apostando por la transición energética, y porque a nivel particular también podemos aportar nuestro granito de arena».

Al lado de los municipios

La planta fotovoltaica Can Cabanyes (Foto: Diputación de Barcelona).

La Diputación de Barcelona tiene claro que las prioridades de la transición energética son reducir emisiones y coste, pero también lo son reforzar la independencia energética de los entes locales, mejorar su eficiencia y democratizar la gestión de la energía. Igualmente, que hay que poner recursos en consecuencia, y no sólo económicos, sino también técnicos. El Pep Valldeoriola lo resume: «Sin el apoyo de la Diputación, que pone el 90% de la inversión y nos ha dado la subvención más importante de la historia de Tona, sería imposible. Pero, tanto o más importante es el apoyo técnico, ayudándonos en la redacción de los proyectos ejecutivos año tras año».

La técnica de medio ambiente y espacios verdes de Granollers, Virginia Domingo, explica que la planta fotovoltaica en tierra de Can Cabanyes, recién construida en el municipio, producirá 4.100 kW/h anuales de energía limpia para las infraestructuras ambientales próximas del Consorcio Besòs Tordera y del Consorcio para la Gestión de los Residuos Vallès Oriental. Además, inyectará el excedente a la red para que se puedan beneficiar el sector industrial, la ciudadanía y los usos municipales.

Se trata de un gran ejemplo de economía circular de la energía, como explica Vanessa Abad, directora del área de tratamiento de la planta de residuos del Vallès Oriental, que recibe energía de la fotovoltaica de Can Cabanyes: «La planta nos proporciona energía y, junto con la que producimos nosotros, procedente del tratamiento de residuos orgánicos, y nuestra propia fotovoltaica en tejado, podemos cubrir el 80% de nuestro consumo. Así se cierra el círculo de la energía», explica.

En total, las dos convocatorias de Renovables 2030 han invertido 159,9 millones de euros para financiar 748 instalaciones renovables. 190 de los 311 municipios de la provincia de Barcelona se han beneficiado. El detalle de cada proyecto, así como la información agrupada por municipio, comarca y tipología se puede consultar en el portal https://gisportal.diba.cat/sitac/R2030/.

En Manresa, el ayuntamiento ha equipado el complejo deportivo Vell Congost con una red de calor de biomasa, con dos calderas que se alimentan de madera procedente de la limpieza de los bosques. Sus 1.600 kW calientan los equipamientos deportivos de la ciudad. Joan Collado, jefe de sección de redes y ciudad inteligente del ayuntamiento, explica que es la tercera que hacen y que pronto harán una cuarta. También han instalado placas fotovoltaicas en los equipamientos municipales. «Representa un ahorro del 30%. Pero no es sólo eso: es un modelo de ciudad y de sociedad. Y es importante sumar a la gente al proyecto, haciendo pedagogía desde pequeños», añade Collado.

Esta acción de la Diputación de Barcelona responde a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) proclamados por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 25 de septiembre de 2015 y forman parte de la Agenda global 2030.

Contenido ofrecido por la Diputación de Barcelona

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