Laporta exageró las pérdidas y así tener la excusa para echar a Leo Messi del Barça

Cifró el déficit de la temporada 2020-21 en 481 millones, pero Hacienda lo redujo a -270 millones.

Bluesky
Messi, emocionat, en el seu adéu

En el marco del relato oficialista impuesto por la directiva, Joan Laporta consiguió elevar a un estatus de absoluta aceptación social y mediática la mastodóntica e insuperable herencia de Josep Maria Bartomeu, de 481 millones en números rojos al final del ejercicio 2020-21. Ahora se ha sabido, sin embargo, que en realidad el presidente no se atrevió a declararles a Hacienda por una razón bien simple: el fisco no le habría aceptado más de 270 millones de pérdidas, ya que el resto, hasta esos 481 millones anunciados, eran ajustes sin fundamento en forma de provisiones ilusorias y de amortizaciones anticipadas inaceptables. No habría colado.

Laporta sabía perfectamente que no podía defender ante Hacienda ese saldo negativo gigantesco y artificialmente inflado que sí le había sido fácil de aprobar en la asamblea de octubre de 2021, de 481 millones de fondos propios negativos como impacto final en el balance, un lastre del que el FC Barcelona ya no se ha podido recuperar.

El engaño fue brutal, de más de 200 millones, aunque legal desde el punto de vista de la normativa, ya que el balance permite reflejar las pérdidas contables más allá de las fiscales, en este caso porque al anunciar déficit el FC Barcelona podía beneficiarse de un crédito fiscal. Este tratamiento significa que, como no hay beneficios, además de evitar la obligación de pagar el impuesto de sociedades, el club pudo incluso reducir las pérdidas. Así, en el ejercicio 2020-21, la base imponible declarada fue de 290 millones de pérdidas, afectadas por un impuesto diferido de 54 millones y un resultado de 270 millones de pérdidas reales, eso sí, sujetas a la obligación impuesta por Hacienda de compensarlas con beneficios en los ejercicios siguientes.

La revelación de esta colosal trampa laportista, asegurando a los socios que las cuentas de aquella temporada devengaban unas pérdidas de 481 millones, pero declarando sólo 270 millones ante Hacienda porque el resto era humo, sólo fuego de artificio, la hizo el exdirectivo Xavier Ribagorçanaa, el jueves de la semana pasada, en la presentación de un informe económico elaborado por el economista, abogado y profesor de Estrategia, Marketing y Finanzas en la Universidad Pompeu Fabra Jordi Mercader.

Bajo este otro contexto expuesto con el rigor de la exactitud y de los criterios contables aplicados correctamente, Vilajoana dedujo, lógicamente, que la finalidad interesada de armar este teatral decorado de 481 millones de pérdidas (270 millones en realidad y principalmente causadas por la pandemia) era la de criminalizar hasta el exceso y el abuso la gestión de la junta anterior de Bartomeu. Pero, también lo ha denunciado Xavier Ribagorçanaa, quien pagó las consecuencias fue Leo Messi, despedido el 5 de agosto de 2021, con el argumento preferente de la trágica situación económica y financiera del momento.

Laporta habría podido asegurar la continuidad de Leo Messi perfectamente con dos sencillos pasos. El primero, haber cerrado su renovación antes del 30 de junio para evitar computar como «fichaje» la necesidad de firmar un nuevo contrato una vez adquirida la condición de agente libre. Y el segundo, tan sencillo como haber declarado ante LaLiga fielmente el impacto de la pandemia, de unos 200 millones según el cálculo de la propia patronal, que tampoco se creyó las cuentas de Laporta y encargó una auditoría independiente. Las pérdidas por la covid los clubes podían repercutirlas en cuatro temporadas.

En aquella coyuntura, en cambio, al presidente le convino mucho más dejarse arrastrar por el fatalismo de Ferran Reverter, CEO acabado de llegar, y por el perverso consejo del vicepresidente Eduard Romeu, en aquel momento con voz y voto como testaferro de José Elías, el avalador clave. Todos estaban en el juego y entre todos fabricaron aquel falso relato financiero para condenar a Messi. La pobre excusa de que LaLiga hizo chantajear al Barça para que aceptara la inyección del Fondo CVC tampoco se sostiene, porque, precisamente, ese dinero no podía emplearse, excepto una cantidad muy limitada, para fichar futbolistas.

Cobraría fuerza, por tanto, la teoría de que a Laporta le interesaba deshacerse de Messi y facilitarle la salida al PSG por algún tipo de interés privado. Por ello, Vilajoana ha exigido que Laporta «nos explique por qué se fue Messi, ya que no fue por razones económicas», ya que el Barça no estaba arruinado entonces. Ahora sí lo está, fruto de la gestión de Laporta.

*Puedes leer esta información en la edición de esta semana de la revista EL TRIÁNGULO

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