La Audiencia Provincial de Barcelona ha rectificado el archivo de una querella presentada en el Juzgado de Instrucción 22 de Barcelona por un presunto delito de estafa contra las sociedades CORE STORE, SL, CSSB Limited, y Joan Laporta Estruch, Xavier Sala Martin, Rafael Yuste i Abel y Joan Oliver Fontanet, más conocidos como “la banda del Reus” por su directa e inequívoca participación en la desaparición del Reus.
La querella, presentada por María Teresa Alibau Pach como perjudicada, fue inicialmente inadmitida por el Juzgado 22 de Instrucción argumentando que los hechos no constituían infracción penal, sino posiblemente una mala gestión en una operación especulativa arriesgada aceptada voluntariamente por la querellante. Contra esta decisión se presentó un recurso de apelación que ahora la Audiencia Provincial de Barcelona ha revocado y, ordenando su admisión a trámite.
La decisión se fundamenta en que existen indicios razonables de la comisión de un delito de estafa. Estos indicios se basan en la falta de información veraz y suficiente sobre las inversiones, el engaño en cuanto a la seguridad y rentabilidad de éstas, la instrumentalización de las inversiones a través de sociedades con graves problemas financieros y el uso del prestigio y reputación de los querellados para captar capital. Además, se destaca que no basta con calificar la operación como arriesgada o especulativa, sino que debe investigarse si hubo intención de incumplir lo pactado y si el perjuicio económico causado es relevante.
Sostiene la resolución que el auto de inadmisión incumplió el deber de instrucción judicial al no permitir una mínima investigación, lo cual vulnera el derecho a la tutela judicial efectiva y añade que, aunque no se afirma que los querellados sean culpables, los indicios aportados son suficientes para iniciar la fase de instrucción y determinar la posible existencia de delito y la responsabilidad de los acusados.
Por ello, la Sala estima el recurso, ordena la admisión a trámite de la querella y deja a criterio de la juez instructora la práctica de las diligencias necesarias para esclarecer los hechos.
En definitiva, la querella avanza porque hay indicios suficientes para investigar un posible delito de estafa en una operación de inversión financiera que habría estado sustentada en engaños y falta de transparencia, lo que motivó la reacción favorable del tribunal a la apelación presentada por María Teresa Alibau Pach.
Tras la admisión a trámite de la querella por la Audiencia Provincial, el procedimiento continúa en la fase de instrucción en el Juzgado de Instrucción nº 22 de Barcelona.
Contra la primera reacción del Fiscal, que defendía como causa de la pérdida de las inversiones una mala gestión y no un delito, el recurso detalla cómo las inversiones se presentaron como seguras y rentables, mientras que en realidad se ocultaron graves problemas financieros y la falta de solvencia de las sociedades involucradas. También se señala que la captación de fondos se basó en la reputación de los querellados, quienes ofrecieron una apariencia de solvencia empresarial que no se correspondía con la realidad. Se refiere a que Laporta, Sala Martin, Yuste y Oliver aseguraron a la querellante que de la misma forma que habían gestionado el Barça con éxito, la inversión en un club chino al que iban a llevar hasta la primera línea mundial propiciaría unos réditos financieros también excepcionales con los que satisfacer los intereses mensuales prometidos y la reposición del capital. Sostiene que la víctima sufrió un perjuicio económico significativo al no recuperar la inversión y solo haber recibido parte de los intereses pactados.
La Audiencia señala que no es posible descartar la existencia de estafa sin una investigación previa y que los indicios apuntan a un posible engaño cuyo análisis debe profundizarse en la fase de instrucción.
Finalmente, hace referencia al resto de las querellas que, tras un primer rechazo en los tribunales, han ido siendo readmitidas y, se supone, que acumuladas para despacharlas procesalmente en fase de instrucción hasta determinar si cuando Laporta y su clan ofrecieron una rentabilidad y condiciones tan atractivas a una serie de inversores realmente sabían que ese era un negocio imposible.














