La guerra entre procesistas y Aliança Catalana está en su apogeo. No solo se disputa en el Parlament, con las reprimendas continuas del presidente de la cámara, Josep Rull (Junts), a Sílvia Orriols. También se disputa en la calle, y especialmente en las redes sociales. Varios foros ligados a Junts han insistido en las últimas semanas en que «los servicios de inteligencia españoles han creado AC para brindar una victoria y derrumbar a los pocos independentistas que puedan salir en las elecciones». Es un mensaje recurrente que emiten la extrema izquierda y reductos de Junts que se obstinan en desgastar al partido de extrema derecha que les roba votos y cargos públicos. Pero no es más que una nueva fake news, una teoría de la conspiración con rasgos maniqueos e infantiloides sin ninguna base real.
Reconocen en estos círculos que «son muchas las personas, algunas incluso son independentistas de pura cepa, que se alegran de la subida de AC a las encuestas y previsiones que disfrutan diciendo que los otros temen AC. Son las palabras de unos fanáticos que se creen amos de la verdad, pero en la realidad son prisioneros de una gran mentira. Son incapaces de ver una clara realidad. Dicen con satisfacción que los demás temen esta subida de AC, y es cierto: todo independentista que piensa con la cabeza la teme porque sabe que es muy, muy difícil, por no decir imposible, que Orriols pueda llegar a tener una mayoría, y sabe que todo voto que reciba este partido son y serán muchos votos perdidos para los partidos procesistas y, indirectamente, a favor de los partidos españoles».
Estas reflexiones han sido también transmitidas en foros privados para consumo de unos pocos. Aquí se dan las claves para hacer contrapropaganda contra Orriols, a quien se denomina como «el cebo visible» de toda la operación, aunque solo sea eso: la cara visible.
La militancia de Junts está siendo convenientemente alentada por algunos de sus gurúes ideológicos, que hacen campaña a través de las redes: «Atrás, a la sombra de AC, está el núcleo fuerte del partido, los verdaderos artífices, los que hacen y deshacen. Podemos empezar por el más inofensivo, Jordi Aragonès, ex de Unió Democràtica y miembro de una acaudalada familia, nieto de un alcalde franquista y fundador de la extrema derecha, la Aliança Popular catalana. Otros y muy importantes fundadores son el empresario Maiol Sanaüja y su socio y también empresario y administrador de varias empresas Eduard Llaguno. Es el mecenas, es quien subvenciona al partido y que, además, tiene un gran linaje con el Opus Dei y con Vox. Dentro del partido, encontramos a Oriol Gès ahora secretario de Organización y Finanzas. Encontramos a Pau Nadal, que es también un buen amigo del partido de extrema derecha alemán AfD. Hay también en Rubén Novoa, cofundador de la Asociación de Amigos Catalanes de Israel», acusan desde las filas rivales.
Desde las filas ultras, se contrarresta este mensaje. «Os esforzáis mucho en atacar AC. Los burros son, somos, los que hemos votado, una vez, y otra, y otra, partidos supuestamente independentistas. Al final, ha costado, pero algunos hemos visto que con estos partidos nunca haremos nada, y ya no digo la independencia. Ni siquiera sirven para plantar cara a los fascistas españoles, tanto de derechas como de izquierdas. Son fascistas anticatalanes. Por lo tanto, solo nos queda una opción: AC. Y soy más de izquierdas y más independentista que la mayoría de vosotros, simplemente estamos hartos de la sumisión que practican todos los partidos actuales. Prefiero dar mi voto a AC, que seguir alimentando una cuadrilla de vividores woke», escribe un orriolista la nueva hornada que hace temblar las encuestas.















