El Parlament reclama la anulación de la sentencia a Ferrer i Guàrdia

La cambra s’afegeix a la comissió creada per l’Ajuntament d’Alella, lloc de naixement del pedagog, per a la revisió de la condemna de mort del 1909

Bluesky

Revisión y anulación de la sentencia de muerte de Francesc Ferrer i Guàrdia. Así lo reclama el Parlamento de Cataluña, añadiéndose a la comisión creada por el Ayuntamiento de Alella, villa de nacimiento del pedagogo y teórico del anarquismo.

En el texto aprobado, firmado por Socialistes-Units, Junts, Esquerra Republicana, Comunes y la CUP, se insta al Gobierno catalán a dirigirse al Ministerio de Justicia español para que «estudie y, en su caso, inicie los trámites para revisar y anular la sentencia dictada contra Ferrer i Guàrdia». También pide al Departamento de Justicia y Calidad Democrática de la Generalitat que dé «apoyo institucional y jurídico a esta demanda».

El pedagogo e impulsor de la Escuela Moderna, Francesc Ferrer i Guàrdia, nació en Alella (Vallès) el 14 de enero de 1859 y fue ejecutado el 13 de octubre de 1909 en Montjuïc, tras ser condenado por un tribunal militar, con graves irregularidades procesales y una manifiesta falta de imparcialidad.

Ferrer fue detenido y juzgado a raíz de la llamada Semana Trágica, que tuvo lugar del 26 de julio al 2 de agosto de ese año. Hoy en día se sabe que la causa contra Francesc Ferrer i Guàrdia fue injusta y que estuvo motivada por intereses políticos. Por ello, en marzo de 1911 el Congreso de los Diputados ya intentó que prosperara una revisión del proceso, pero fue rechazada por los partidos dinásticos y la Liga Regionalista.

Desde entonces, no ha habido más intento de revisar y reparar institucionalmente esa injusticia. No obstante, la sociedad civil ha empleado esfuerzos para restituir la figura de Ferrer i Guàrdia y para reivindicar su modelo pedagógico. En este sentido, desde el Parlament se ha valorado la labor de la Fundación Francesc Ferrer i Guàrdia. Desde su creación en 1987, es un referente en la investigación, el asesoramiento y el diseño de políticas públicas vinculadas a la educación, la juventud, la laicidad, las libertades civiles y la participación ciudadana, a la vez que fomenta la emancipación y la participación ciudadana activa y crítica.

Nulidad del juicio

Asimismo, el Parlament, en su declaración, resalta la labor de la asociación alellenca Cerquem les Arrels, que es un referente en la investigación y la divulgación histórica del Maresme. En el año 2009, año que coincidía con la conmemoración del 150º aniversario del nacimiento de Ferrer i Guàrdia y con el centenario de su fusilamiento, el pleno del Ayuntamiento de Alella instó al Gobierno de España a aprobar una declaración oficial de reparación, revisar la causa que le condenó a muerte y declarar la nulidad de aquel proceso sumarísimo.

La figura de Ferrer i Guàrdia es hoy en día reconocida internacionalmente, y da nombre a plazas y calles, con placas conmemorativas, e incluso tiene monumentos en varias ciudades europeas. El primero de estos monumentos fue erigido en Bruselas en 1911 ante la Universidad Libre de Bruselas. Una réplica del mismo se encuentra en Montjuïc desde 1990. La defensa de la educación laica y racionalista y de la libertad de pensamiento que proclamaba Ferrer i Guàrdia en su ideario pedagógico ha sido reivindicada en numerosos ámbitos, y la condena a muerte y la ejecución, además de ser considerada una grave injusticia histórica, no enturbia los ideales que defendía.

Rehabilitación

«La rehabilitación oficial es, hoy, un acto necesario de justicia y de reparación de la memoria democrática para conseguir, por fin, la anhelada ‘ciudad del perdón’, que Joan Maragall reivindicó en el mismo 1909», recuerda el escrito aprobado por la cámara. Así, el Parlamento de Cataluña ha manifestado el compromiso con la defensa de la memoria histórica y la justicia democrática y con el reconocimiento de Francesc Ferrer i Guàrdia como una figura clave en la lucha por la educación libre y los derechos civiles.

Encarcelado en Madrid

Ferrer y Guardia estaba en el punto de mira de las fuerzas conservadoras. Desde hacía tiempo, la policía seguía sus pasos y consideraba que era el inspirador de varias actuaciones de grupos anarquistas, como el atentado contra el rey Alfonso XIII. El 31 de mayo de 1906, se produjo el atentado en Madrid contra el carruaje real de Alfonso XIII y la princesa Victoria-Eugenia de Battenberg, que acababan de celebrar las nupcias reales en la iglesia de San Jerónimo el Real. Los monarcas salieron ilesos, pero hubo 26 personas muertas y centenares de heridos. El autor material del intento de regicidio fue el anarquista Mateo Ctra, antiguo bibliotecario de la Escuela Moderna.

Por este motivo, Francesc Ferrer i Guàrdia, junto con José Nakens, editor del diario El Motín, y otros anarquistas fueron detenidos y condenados por conspiración. La Escuela Moderna y muchos otros centros racionalistas fueron clausurados. Tras más de un año encerrado en la cárcel Modelo de Madrid, Ferrer fue absuelto por falta de pruebas. Sin embargo, su escuela no volvió a abrir y su figura quedó vinculada para siempre a la instigación de todo tipo de revueltas y atentados.

Cuando salió de la cárcel, Francesc Ferrer i Guàrdia no pudo seguir con la Escuela Moderna y se fue a París y Bruselas, donde fundó varias escuelas racionalistas. La pedagogía defendida por Ferrer i Guàrdia fue asociada por las oligarquías dominantes del régimen de la Restauración borbónica, con el terrorismo anarquista y con la enseñanza a menores de «ideas sediciosas», según los cánones de la época.

Ferrer i Guàrdia murió ejecutado el 13 de octubre de 1909 tras ser acusado de haber sido instigador de los hechos de la Semana Trágica. Fue fusilado en el castillo de Montjuïc, en Barcelona, tras un juicio sin garantías a cargo de un tribunal militar. El eco internacional de esta injusta ejecución se manifestó con una serie de actos de protesta cívica, en toda Europa y el resto del mundo, encabezados por personas de todas las sensibilidades humanistas y progresistas, que, como testigo simbólico, confluyeron en la construcción de un monumento erigido en Bruselas en 1911, con el que se homenajea a Francesc Ferrer i Guàrdia como mártir de la libertad de pensamiento.

Cinco ejecuciones

Al pie de este monumento, reproducido en Barcelona muy cerca del castillo de Montjuïc, donde fue ejecutado, ha grabado el mensaje: «La enseñanza racionalista puede y debe discutirlo todo, situando previamente la infancia sobre la vía amplia y directa de la investigación personal». La excusa para encarcelar, condenar y ejecutar a Ferrer i Guàrdia fue la Semana Trágica. En 1909, Barcelona era un polvorín. La guerra en Marruecos demandaba más soldados y la pelea afectaba a los reservistas más pobres, ya que los ricos quedaban liberados pagando una cuota. Ante aquella decisión gubernamental, estalló una protesta el 26 de julio de 1909, con grandes disturbios, que se acabaron el 2 de agosto. Estos acontecimientos han pasado a la historia como la Semana Trágica de Barcelona.

Francesc Ferrer i Guàrdia había vuelto del exilio para visitar a su cuñada y a sus sobrinas, que estaban enfermas. Entonces, la policía aprovechó para detenerlo, acusándolo de haber sido el instigador de la revuelta con la excusa de que el rey Alfonso XIII. Todos los estudios serios coinciden en que Ferrer i Guàrdia no tuvo ningún tipo de relación con la revuelta ciudadana.

El pedagogo no fue el único detenido. La represión gubernamental, con el visto bueno de la burguesía catalana y de la Lliga Regionalista, llegó a 2.500 personas. De estos 2.500, 1.725 fueron procesados por tribunales militares, que decretaron 59 cadenas perpetuas y 17 penas de muerte, de las que sólo cinco fueron ejecutadas, entre ellas la de Francesc Ferrer i Guàrdia. Los otros ejecutados fueron Josep Miquel Baró, conserje municipal; Antoni Malet, mozo de un caserío en Sant Martí de Provençals; Eugenio del Hoyo, guarda de seguridad, y Ramón Clemente García, carbonero.

El procés judicial contra Ferrer i els altres acusats va estar ple d’irregularitats i arbitrarietats. Com que el judici el feia un tribunal militar, el seu defensor va ser el capità Francisco Galcerán, que no va aportar proves per poder alliberar-lo. Todas las declaraciones en contra de los acusados eran vagas, imprecisas y hablaban de cosas que habían dicho terceras personas, algunas de las cuales aseguraban que habían visto a Francesc Ferrer quemando iglesias o edificios religiosos. Durante la instrucción, no se recogieron testimonios favorables. Incluso su familia había sido desterrada a Alcañiz, y por ello no pudieron prestar testimonio. sobre dónde se encontraba durante los hechos de Barcelona.

En la acusación incluso se incluyeron hechos de 20 años antes. Durante la elaboración de la defensa, su abogado designado por la autoridad militar sólo dispuso de un día para leer los 600 folios del sumario. El fusilamiento de Ferrer i Guàrdia tuvo, sin embargo, consecuencias políticas. Provocó la caída del gobierno conservador de Antonio Maura y, también, la ruptura de Solidaritat Catalana, donde la Lliga d’Enric Prat de la Riba tenía una fuerte presencia.

Lee el artículo entero en la edición nº 1641 del semanario de EL TRIÁNGULO.

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