Limak acumula incidencias graves antes del primer test del nuevo Camp Nou: fraude y tuberculosis

Este viernes el Spotify reabre sus puertas para un ensayo con 23.000 espectadores tras una denuncia por contratar trabajadores turcos sin papeles, a los que quiere despedir y deportar, y un caso de infección de un obrero por una enfermedad que parecía erradicada

Vista aèria del nou Camp Nou - Foto: FC Barcelona

Cuesta encontrar en cualquier hemeroteca alguna noticia positiva, alentadora o que alimente esa buena fama que sólo la directiva del Barça, o su presidente, Joan Laporta, para ser más exactos, le atribuye a la constructora turca Limak. En los últimos días, Limak se ha merecido, otra vez, los peores titulares por las reiteradas denuncias de los trabajadores de las obras del Camp Nou por la «explotación laboral» y por trabajar «sin papeles». En concreto, han sido obreros extranjeros, de nacionalidad turca en este caso, los que se han manifestado en la entrada de las instalaciones en protesta por la posible expulsión de cerca de 50 empleados.

Representantes sindicales de CCOO denunciaron que las empresas Ekstreme Works y Limak «pretenden retornarlos a su país sin ninguna garantía» y denunciaron «explotación laboral porque «están trabajando 12 horas diarias, siete días a la semana, desde hace más de un año en el caso de algunos de ellos». Las mismas fuentes han destacado que «no tienen papeles» y se les despide «con la intención de que vuelvan a su país de origen. En el momento en el que pisen territorio turco, su capacidad de defenderse se verá mermada».

Desde el sindicato reclaman que se les dé de alta en la Seguridad Social, se «regularicen sus salarios» y que la Delegación del Gobierno «active la palanca que hay en el reglamento de extranjería para la regularización extraordinaria por colaboración con autoridades laborales». El Periódico ha revelado que «el pasado 25 de septiembre una veintena agentes de la autoridad laboral se personaron en las obras, según confirman fuentes de la Consejeria de Empresa y Trabajo de la Generalitat, y los inspectores pudieron determinar que allí operaban múltiples profesionales sin los debidos permisos en regla. «La Inspección está levantando actas por cada persona en situación irregular y las actuaciones no están cerradas», añaden esas mismas fuentes. En este sentido, cabe recordar que la Inspección de Trabajo dependiente de la Generalitat de Catalunya regularizó alrededor de 1,5 millones de euros en salarios impagados o mal pagados a casi 1.100 trabajadores subcontratados en las obras del Camp Nou en julio de 2024.

Potencialmente, por tratarse de trabajadores contratados en situación irregular, los expedientes abiertos evalúan si se trata de infracciones muy graves. Sobre la interlocución con el FC Barcelona, el portavoz sindical asegura que el club ha hecho oídos sordos ante la situación, que CCOO ha llevado ante la Inspección de Trabajo.

No es la primera vez que Limak se salta todas las normativas, pues no hace ni dos meses que la Guardia Urbana de Barcelona ordenó detener las obras del Camp Nou al detectar que se estaba trabajando en una jornada festiva para la que el Ayuntamiento no ha concedido permiso. A primeros de septiembre pasado, agentes de la policía local comprobaron que unos operarios continuaban con las tareas de remodelación del estadio en domingo, sin contar con licencia para ello. Limak fue multada otra vez por no respetar el acuerdo vecinal y con los representantes del Ayuntamiento.

Y este mismo miércoles, la propia constructora informó de la detección de un caso de tuberculosis entre los trabajadores del Camp Nou que activó el protocolo previsto «en estrecha coordinación» con las autoridades sanitarias, asegurando que se trata de «un caso aislado». «El trabajador afectado fue retirado de inmediato del sitio de construcción y está recibiendo tratamiento médico especializado para su recuperación», dice la nota de Limak, que también habla de «exhaustivos controles y seguimientos al personal que pudo haber tenido contacto», y concluye que «por el momento, todas las pruebas han resultado negativas, lo que descarta la existencia de un brote».

Más allá de las circunstancias y de los imponderables surgidos, puede que alguno incluso ajeno a su responsabilidad, resulta evidente que Limak se ha ganado desde el principio de las obras una merecidísima mala reputación profesional por culpa de la gestión de la mano de obra, conflictiva y recurrentemente castigada por las autoridades laborales. Por las denuncias y los expedientes abiertos, Limak se ha querido ahorrar millones de euros en salarios, horas extras, las nóminas según los convenios del sector, y en cumplir con las condiciones de alojamiento y trabajo a miles de migrantes en situación de extrema precariedad.

La reacción de manual de la directiva de Laporta a este interminable rosario de incidencias es siempre la misma: «El club mantiene una colaboración constante con Limak para garantizar el respeto absoluto de los derechos laborales y el cumplimiento de la legislación vigente en todas las fases del proyecto».

Y en cuanto tienen ocasión, Laporta, sus directivos y ejecutivos no duda en destacar sus excelencias. El responsable del proyecto, Joan Sentelles, dijo que «estamos contentos con Limak, una empresa muy escrupulosa en la construcción. La ejecución es muy correcta. Sus puntos fuertes eran tres: un calendario factible, los costes y era la única compañía que aceptaba pequeños retoques. Limak sigue siendo la compañía más barata para la transformación del estadio del Barça porque todavía estamos en 950 millones de euros».

Al respecto, ya es sabido que Limak era la constructora peor valorada, según un informe de los propios técnicos del club y que los 1.500 millones no serán suficientes para el Espai Barça, con suerte para la reforma del Spotify.

El tesorero, Ferran Olivé, llegó a decir hace poco que Limak «tiene más solvencia técnica que todas las constructoras españolas», en referencia a las otras UTE que aspiraban a la licitación de las obras. El resultado de esta solvencia ha sido, hasta ahora, el incumplimiento sistemático de los plazos anunciados y prometidos por la directiva.

Este viernes, como es presumible, cuando las puertas del Spotify se abran a 23.000 seguidores para un primer test de las instalaciones, la directiva insistirá en destacar la calidad y la eficiencia de Limak, reflexión cuya resonancia la prensa servil barcelonista no dudará en amplificar. Pero no debe olvidarse que Limak ya acumula un año de retraso con terribles consecuencias para la tesorería del club, y que la fase final con la colocación de la cubierta también se ha decidido demorar hasta 2027, un año más tarde de lo prometido.

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