Laporta establece otro récord de gastos no deportivos de la historia

Con 431 millones y una ratio escandalosa de 44,6% vuelve a arruinar la excelente proporción del coste de la plantilla (534 millones y 55,4%) con el resultado de que no hay 'fair play' ni para fichar ni inscribir, ni tampoco beneficios

Intervenció de Joan Laporta a la darrera assemblea del Barça (FC Barcelona)

Sorprendentemente, la ratio de la masa salarial del Barça de Joan Laporta es óptimo con relación a la columna de gastos, de 55,4% la temporada 2024-25. Notable.

El mérito, por desgracia para el FC Barcelona, no está asociado ni mucho menos a la gestión del presidente, que, si dependiera de él, habría elevado ese porcentaje por encima del cien por cien. Ha sido LaLiga, desde el verano de 2022, cuando percibió que había un doble fondo tramposo en las palancas de Barça Studio y de Sixth Street, la que le obligó a firmar un plan de tesorería estricto y riguroso que desde entonces ha convertido cada verano laportista en un infierno a la hora de las inscripciones.

Tal es el despiporre del gasto en las cuentas del Barça de Laporta que, a pesar de esa ratio excelente, no solo cuentas no salen, no dan beneficios, sino que en las dos últimas temporadas ha aumentado el patrimonio neto del club en 152 millones negativos y ha acumulado 230 millones de pérdidas en el mandato.

Los dos datos que más daño provocan en la mala reputación financiera del Barça son, por un lado, que con solo un 55,4% de nómina deportiva, el balance no arroja beneficios reales desde hace cinco temporadas. No tiene ninguna explicación si no es porque la compulsión temeraria, irresponsable y sospechosa en el gasto -en lo que sea- alcanza cotas sin precedentes en la historia del Barça.

Por otra parte, una reflexión todavía más demoledora: contra 994 millones de ingresos de músculo exhibido en la última temporada y un coste salarial de 534 millones entre fichas y amortizaciones, LaLiga ha reducido su fair play financiero en 181 millones con relación a febrero pasado. En la práctica, el Barça de Laporta solo tiene capacidad y recursos económicos para pagar 351 millones de nóminas cuando el coste es de 532 millones.

Por culpa de ese exceso crónico, LaLiga no ha podido tramitar los fichajes ni las renovaciones y ampliaciones de contrato con normalidad.

La plantilla de Hansi Flick está hoy inscrita gracias a las ventas de jugadores -herencia de Josep Maria Bartomeu- por 40 millones, igualmente insuficientes, por los 12 millones de aval que ha debido depositar la junta contra sus propios bolsillos, por la lesión de Ter Stegen, por cesiones más que desproporcionadas y un laberinto de renovaciones y ampliaciones de contrato -migajas para hoy y hambre para el mañana- con la única finalidad de reducir las fichas esta temporada e ir acumulando el grueso de los contratos para más adelante.

Otro rasgo de esta barbarie laportista aparece contenida y enigmática en las columnas que conforman el resto de las facturas, como los salarios no deportivos (76 millones) los gastos de gestión (282 millones) y los otros gastos (73), sumando 431 millones. Una cifra que puede considerarse como otra inexplicable plusmarca de Laporta, la segunda más elevada de los 125 años de la historia del Barça, solo superada (519 millones) en el cierre 2020-21 cuando el genial y también irrepetible tridente Laporta-Reverter-Romeu acumuló en el debe los 200 millones del impacto de la pandemia y otros 250 millones de pérdidas ficticias y forzadas a base de amortizaciones innecesarias y de provisiones ilusorias.

Por tanto, sin concurrir circunstancias excepcionales, solo las directamente vinculadas a los despropósitos de Laporta en su frustrada cruzada a la conquista del 1:1 en el fair play financiero, el gasto no deportivo ha alcanzado un volumen que invita a especular y alimentar todas las sospechas.

En la memoria oficial presentada a la asamblea el 19 de octubre pasado, los argumentos de Laporta suenan también a tomadura de pelo. «Los salarios no deportivos aumentan un 10% respecto a la temporada anterior para poder cubrir las necesidades del Club, en especial para cubrir el incremento de facturación derivado de los nuevos ingresos generados por el merchandising. Los gastos de gestión aumentan un +31% respecto a la temporada anterior debido al incremento significativo de los ingresos ordinarios del Club, que conllevan una serie de gastos asociados para su consecución, y más específicamente a los ingresos de merchandising, que han supuesto un incremento de gastos de gestión cercano a los 19 millones. El capítulo de otros gastos ha disminuido en 4 millones respecto a la temporada anterior debido a diversos factores, entre los cuales destacan el menor importe de deterioro de activos y menor importe de provisiones», se dijo a los socios.

Para más ridículo sobre este último apunte, la misma memoria recoge el tejemaneje intolerable y alevosamente ocultado a la asamblea consistente en haber reformulado el resultado del ejercicio anterior (2023-24) con 89 millones de pérdidas derivadas del deterioro contable de Barça Studios.

Un cinismo y una manipulación, por otra parte, tan habituales que se corrigen y aumentan de cara a la actual temporada después de haber aprobado un presupuesto de gastos con 565 millones de nómina deportiva (con el fair play financiero de nuevo excedido) y una ratio excelente de 55,1%, pero de nuevo con otro récord de gasto no deportivo con 454 millones (42,9%).

La explicación oficial, sórdida y lamentable, es la siguiente: «Los gastos de gestión se incrementan en un 19% (+54 millones de euros) por dos factores. Por un lado, el principal motivo, es que el primer equipo de fútbol masculino regresa al nuevo Spotify Camp Nou, hecho que llevará asociados unos gastos incrementales respecto al Estadio Olímpico Lluís Companys. Por otro lado, también el incremento de gastos del negocio de merchandising derivado de su incremento de ingresos queda reflejado en estos gastos de gestión».

En volúmenes, los ingresos presupuestados se incrementan en 81 millones (8%) y los gastos, en 54 millones (6%), con la previsión de un superávit de solamente 4 millones, que se esfumaran rápido a poco que el Barça gane algún título, como ha sucedido en el ejercicio anterior, reportando 24 millones de costes de más por las variables (primas y compromisos contractuales por títulos).

La sensación es que entre la luz, el agua, los viajes y los contratos de personal fijo discontinuo de los domingos Laporta se gasta casi lo que le cuesta la plantilla, con la diferencia de que LaLiga no le pone límites ni lo controla. La única consecuencia es que sigue sin poder fichar los futbolistas que Flick le pide ni repartir las comisiones acostumbradas y crecientes a sus amigos Jorge Mendes y Pini Zahavi.

Siempre le quedará Darren Dein.

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