El diputado de Vox Manuel Mariscal Zabala, portavoz del partido en la Comisión de Control Parlamentario de RTVE, ha puesto nombre y apellidos a la primera víctima si la extrema derecha llega a dirigir el audiovisual público: Marc Giró.
El presentador de Late Xou arrancó el programa con un monólogo en el que ironizaba sobre el «varón español» y defendía que RTVE debe ser «la televisión de todos». El chiste incomodó a los diputados ultras, que lo interpretaron como una burla directa a su idea de la identidad nacional.
Mariscal, que cifró en 3.800 euros lo que cobra Girón por programa, le acusó de «reírse de los españoles» y aseguró que, en caso de gobernar, sería «despedido fulminantemente». La declaración, hecha en sede parlamentaria, no es solo un ataque a un profesional concreto, sino un aviso de lo que Vox podría aplicar en el futuro: depuración de rostros incómodos, remodelación de formatos y control de la línea editorial.
El mismo programa en el que Girón hizo su ironía tuvo como invitado a Óscar Camps, fundador de Open Arms. El gesto no era menor: un activista de rescate de inmigrantes entrando en el plató de RTVE tras un monólogo que ponía en duda los tópicos del «varón español» defendido por la derecha radical. La combinación actuó como provocación doble para Vox, partido que en su día dijo que «hundiría» el barco de Open Arms.