Otra causa judicial contra Bartomeu revela un patrón sospechoso de la Fiscalía

Bartomeu y su abogado, Fuster-Fabra, destacan la insólita coincidencia de investigar al expresidente del Barça por crímenes financieros por los que extrañamente no se le acusa de beneficio personal alguno

Josep Maria Bartomeu

No deja de ser sorprendente, una vez más, que cuando se trata de lidiar con el pasado, la herencia y el legado de Josep Maria Bartomeu o de Sandro Rosell, los procesos judiciales entran irremediablemente en una dimensión desconocida e insólita, además estar sujetos, al menos en apariencia, a un calendario sospechoso de jugar a favor de determinados intereses de la actual directiva en forma de distracción mediática.

La última jugada desde la administración de justicia en contra de Bartomeu, una imputación dormida desde hace tres años por el pago de comisiones -no por el cobro de comisiones irregulares, como algún medio como La Vanguardia ha jugado perversamente a confundirse- ha recuperado el relato laportista de los meses inmediatamente posteriores a la victoria electoral del 7 de marzo de 2021 sobre la criminalización de la gestión. Especialmente cruel, exagerada y discursiva con la exclusiva finalidad de justificar el atropello descontrolado y abusivo practicado por la junta recién aterrizada en el cierre del ejercicio 2020-21 con 480 millones de pérdidas, más de la mitad de las cuales inventadas.

Esa autolesión promovida desde la estrecha e incapaz capacidad de Joan Laporta será, por muchos años, el mayor de sus errores y la peor de las heridas del Barça de la era moderna. Puede que sea esta la razón de que en las horas previas al cierre catastrófico del ejercicio 2024-25, en el que esa espantosa decisión se la ha vuelto en contra y previene de un gran colapso, justo en este momento, cuatro años después de haber rebuscado en los cajones y aireado que se habían encontrado suficientes y graves indicios de delitos penales contra el expresidente Bartomeu, es cuando el Juzgado de Instrucción 16 de Barcelona reactiva una investigación basada en los mismos papeles y hechos denunciados tras la primera auditoria, la due dilligence posterior y el forensic complementario realizados en los primeros meses.

Los mismos resultados que apuntaban a la comisión de delitos contra el patrimonio del Barça, por más que le atribuyan ese paso ahora, nunca se atrevió a ponerlos negro sobre blanco en forma de querella. Se limitó a verbalizarlos regularmente y de forma machacona hasta que, por la presión de su legión de fanáticos, a los que había prometido hacer correr la sangre y enviar a la cárcel a Bartomeu y a los suyos, decidió enviar los informes a la Fiscalía de Barcelona.

La misma Fiscalía que no ha detectado nada irregular ni la menor sombra en ninguna de las tropelías de Laporta desde 2021 es la que, de pronto, tras sucesivas ampliaciones de las investigaciones y diligencias secretas, ha decidido levantar el carácter oculto y sigiloso de las mismas y enviar citaciones para este mismo mes -curiosamente, coincidentes con las fechas postasamblearias- a Bartomeu y varios ejecutivos para prestar declaración. Lo extravagante del caso, aunque ya normalizado en los casos judiciales que afectan a Bartomeu, es que los medios de comunicación hace días que disponen del auto correspondiente mientras que los propios investigados solo han recibido la citación, aunque no el resultado de la instrucción, y eso a pesar de haberse personado ante el Juzgado 16 para recogerlo. De nuevo, el propósito es generar el mayor ruido mediático, acusatorio, contra el expresidente.

Por lo que ha trascendido de los medios que han tenido acceso a la instrucción, no parece que tres años de trabajo de la policía judicial haya aportado elementos nuevos a la vieja cantinela, tantas veces filtrada a la prensa del régimen, sobre las comisiones pagadas por el fichaje de Malcom y de otras operaciones como las Griezmann y al club Laietà por el Espai Barça, recurrentes.

El propio bufete encargado de la defensa de Bartomeu, Fuster-Fabra, ha emitido un comunicado alertando del modus operandi del acoso judicial a su cliente. Suscribe el abogado Josep Maria Fuster-Fabra que Bartomeu se ha apresurado y prestado a declarar inmediatamente en todas y cada una de las causas abiertas en su contra de forma abierta y voluntaria, como hará el día 24 de octubre próximo. Pero, sobre todo, destaca que «resulta ciertamente singular y probablemente sin precedentes, el hecho de que el Josep Maria Bartomeu se enfrenta a cuatro procedimientos derivados de su gestión sin que en ninguno de ellos se le acuse, ni haya el más mínimo indicio de haber obtenido beneficio patrimonial personal alguno».

Cuando emplea el término probablemente quiere decir que en la totalidad de las causas judiciales por los delitos que presuntamente se le atribuyen se incluye el de lucro personal irregular como resultado de las tramas de las que se le acusa, dando a entender que quizá sea afear su reputación, imagen y prestigio el único objetivo subyacente de la cadena de querellas a las que se enfrenta, por ahora absuelto de las que ya han sido juzgadas.

Aunque su abogado, Josep Maria Fuster-Fabra, no redunde en las causas superadas, la ausencia de pruebas ha sido una constante palmaria e indiscutible a la hora de librarse de ellas. En esta nueva causa abierta, es la Fiscalía quien lleva la voz cantante, quien la ha impulsado desde el dosier que Laporta le dejó en despacho hace tres años y la que, de repente, ha tutelado que las citaciones sean lo más urgente del mundo, antes incluso de que los convocados, en su calidad de imputados, sepan el porqué de su convocatoria.

Bartomeu también está pendiente, tras haberlo solicitado hace apenas unos días, de declarar en el Barçagate tras otra exhibición de la policía judicial, los Mossos en este caso, que ha tardado también más de cinco años en concluir su informe sin que desde su detención y registro del 1 de marzo de 2021 se hubieran practicado hasta el día de hoy ninguna diligencia. Del esotérico e infumable trasfondo de los dos casos Neymar a los del Barçagate, y el recién llegado a los titulares por las multicomisiones y pagos varios, hay juristas que no salen de su asombro por la singularidad y extravagancias de los procesos.

No hay duda, por otro lado, que Bartomeu, gracias a los poderosos altavoces mediáticos del laportismo, ya ha sigo juzgado y condenado a los infiernos por el barcelonismo, aunque no haya recaído en su persona ninguna sentencia condenatoria hasta el momento.

La sincronización de la actualidad azulgrana -o sea, de los malos momentos de Laporta- sigue coincidiendo con las puntas periodísticas de los juicios contra Bartomeu. Este ha sido un patrón repetido desde marzo de 2021, extrañamente coincidentes en crímenes financieros de fondo que, contra el centenar de litigios de esta naturaleza, no acusan al expresidente de haber obtenido un solo euro de beneficio. ¿Y entonces?

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