Hasta la fecha, idéntico descontrol y gamberrismo digital ha dominado el intento de la junta del Barça de impartir justicia a entre los socios a la hora de repartir las pocas entradas disponibles en los cuatro partidos disputados, o por disputar todavía, como es el caso del choque de Liga contra la Real Sociedad este domingo y ante el PSG el miércoles.
Primero, en el diabólico estreno en el Johan Cruyff, ante el Valencia, se ofertaron entradas exclusivamente a los socios repetidores de los dos años de Montjuic, un teórico homenaje que, no obstante, les salió a los afortunados por un precio con un 300% de incremento sobre las tarifas de los dos años anteriores. La misma mala experiencia disfrutaron a la hora de comprar tiques para el Barça-Getafe y el Barça-Real Sociedad, ahora en Montjuic, aprovechando la junta que, ante el caos por la incertidumbre de dónde jugará el primer equipo esta temporada, no se han puesto a la venta pases de temporada, una forma sutil de pagar partido a partido una barbaridad respecto a las tarifas de los socios.
Lo peor, sin embargo, estaba por llegar en el momento en que la UEFA, incapaz de seguir esperando los jueguecitos de Joan Laporta con el Ayuntamiento de Barcelona, decidió señalar el debut azulgrana de la Champions en casa ante el PSG en Montjuic para el miércoles 1 de octubre.
Por un lado, los socios recibieron la buena noticia de la aplicación de precios en línea con su condición histórica de abonados a 11 y 37 euros. Eso sí, con la venta limitada a 24 horas después de recibir email con un link de enlace que, desafortunadamente, conducía a un callejón sin salida, una pantalla en la que los asientos básicos no estaban disponible y los premium sí a 1.500 euros la localidad.
O sea, que una cantidad incierta de socios presuntamente privilegiados no pudo comprar entradas. Solo se sabe que el club emitió finalmente una nota expresando «su más sincero agradecimiento a todos los socios y socias por el apoyo y la confianza mostrados una vez más en el equipo. La extraordinaria respuesta de la masa social azulgrana refuerza el espíritu colectivo y confirma, de nuevo, el compromiso que hace del FC Barcelona un club único en todo el mundo», bajo el titular exitoso de la totalidad de las entradas sociales agotadas.
¿Es posible asegurar que realmente los socios del Barça han podido adquirirlas? No son pocos los socios que no ha podido adquirirlas del mismo modo que en las webs de venta de entradas, oficiales y no oficiales, hay disponibles miles de entradas a precios que multiplican por diez y por veinte su valor facial.
La reventa, en definitiva, ha vuelto a forrarse gracias a la facilidad con la que miles de entradas circulan por la red sin que los socios ni nadie más que no sea la directiva sepa realmente cómo se asignan y se reparten más allá de la versión oficial. El miércoles se verá si, además, este descontrol ha facilitado que cientos de seguidores franceses hayan podido disponer de entradas inicialmente prohibidas. El misterio continuo.
