Felipe González: el nuevo amigo de los genocidas

Bluesky

No es la primera vez que le escribo; no será la última. Todo esto, a pesar de que sé que nunca me leerá. Lo entiendo perfectamente. ¿Cómo va a perder el tiempo conmigo, un mindundi de tres al cuarto que nadie conoce? Usted a lo suyo, a vivir del cuento, a criticar a Pedro Sánchez, a alinearse con José María Aznar, a pasearse en su yate, a recorrer esos mundos de las puertas giratorias y a olvidarse de los GAL. Nada que no sepamos ya.

Confieso que le voté varias veces durante esa época en la que usted parecía de izquierdas. ¡Cómo nos engañó a todos! La historia ya le está juzgando, sin esperar a que se muera. No se imagina cuánto me alegro. Así podrá ver lo que pensamos muchos, aunque usted mire hacia otro lado, sentado en ese pedestal en el que se siente muy a gusto, en el que puede representar ese papel de expresidente que está por encima del bien y del mal.

Ahora el mal está en los niños, niñas y mujeres que mueren en Gaza. Me duele reproducir aquí su argumento, pero tengo que recordárselo a mis lectores. “Si Hamás no quiere que maten a niños y mujeres, ¿por qué no suelta a los rehenes israelíes?”. Claro, señor González. Todo acaba bien así. Los gazatíes pueden volver a sus casas, bañarse en sus playas y aquí no ha pasado nada. Me resulta vomitivo que se hable de Hamás únicamente para justificar este genocidio al que, por cierto, usted no nombra como tal, sino que, en un ejercicio de equilibrismo a la medida de Aznar y del PP, prefiere alienarse con las tesis de que la civilización se acaba si pierde Israel.

Usted ha perdido todo tipo de humanidad si es que en algún momento la tuvo. Se ha convertido en un monstruo incapaz de sentir nada por las personas asesinadas, por esos médicos y esos periodistas que Israel asesina deliberadamente. Está, además, al margen de la ONU que ya ha admitido que hay un genocidio en Gaza y en Cisjordania. Usted pertenece ya a ese eje del mal, así se lo digo, que mira a las personas según el color de su piel o de su religión. En vez de dedicarse a mediar por la paz, ha preferido situarse en el lado incorrecto de la historia, junto a esos personajes que son capaces de decir cualquier cosa que haga daño a Pedro Sánchez. Mientras, hospitales, escuelas, viviendas, universidades, todo destruido. También el patrimonio arqueológico. Pero eso a usted no le importa. La paz se impone con la guerra. ¿No es verdad, señor González?

Pero el daño nos lo hace a todos los españoles, a los que pensamos que Europa es algo más que un mercado, que seguimos creyendo en los valores de la paz y de la fraternidad. A usted solo le preocupa su ego, su narcisismo. Mientras usted renegaba de conmemorar la llegada de la democracia, la desaparición del dictador, Miquel Roca Junyent le decía a la cara que Europa “tiene necesidad de entender los retos económicos y tecnológicos actuales, pero también debe poner el acento en sus valores, que hay que defender ante quien sea. El reto es no defraudar su propia conciencia”. ¿Cuáles son sus valores?

Gaza es una ciudad con más de cinco mil años de antigüedad. La están destruyendo porque el estado sionista de Israel pretende quedárselo todo, señor González. Es de un simplismo ignorante pensar que entregando a los rehenes todo volverá a ser como antes. ¿Sabe cómo era antes del 7 de octubre de 2023? Asesinatos, robo de tierras, destrucción de olivos, de campos de cultivo, contaminación deliberada de pozos, un muro que impide el movimiento de palestinos, disparos contra mujeres y niños, sí, antes de ese siete de octubre que usted remarca machaconamente. ¿Sigo? Hundimiento de la economía palestina, incursiones y más muerte. ¿Le suena la masacre de Sabra y Chatila en 1982? Hamás no existía. Un mes después ganaba usted las elecciones generales en España.

Hay veces que es mejor callar, reconocer la decrepitud física e intelectual y dedicarse a pasear un perro. En su caso, un ser con mucha más humanidad que usted. Cuando este genocidio acabe, usted seguirá siendo un pelele en manos de esas hordas económicas que aplaudieron su victoria en silencio porque sabían que nada iba a cambiar. Lo que siempre fue. Espero que esos niños, niñas y mujeres palestinos que son masacrados por Israel le persigan como le persiguen los GAL. Mientras tanto siga diciendo estupideces, siga azuzando el odio, siga aplaudiendo a esa extrema derecha que tanto desea ver gobernar España. No tiene usted vergüenza. En verdad, nunca la tuvo. ¡Váyase, señor González! Pero esta vez para siempre. ¡Impostor!

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