Trump, colgar a jueces de los pies y Gaza

Bluesky

Donald Trump se está cargando la libertad de expresión en Estados Unidos de una forma que no tiene mucho que envidiar a la de cualquier dictador actual o de la historia reciente. Todo el mundo le tiene miedo. Los dirigentes de las grandes plataformas y redes digitales corren a rendirle pleitesía confiando en que esto les supondrá beneficios económicos. Trump se los lleva de gira cuando viaja por el mundo para mostrarlos como trofeos de caza. El primero en bajarse los pantalones fue Jeff Bezos, dueño de Amazon y de The Washington Post. Este diario pensaba pedir apoyo a la demócrata Kamala Harris en las elecciones presidenciales pero Bezos no lo quiso.

Amenazando a los medios con querellas multimillonarias o con otras represalias ha conseguido que la CBS no renueve el contrato de Stephen Colbert, que presenta uno de los late night shows con más éxito, y que la cadena ABC despida a Jimmy Kimmel, otro líder de la noche televisiva en Estados Unidos. Un juez le ha parado los pies porque pedía 15.000 millones de dólares a The New York Times por dos artículos que consideraba que lo difamaban. En las ruedas de prensa y en el equipo de periodistas que sigue Trump se ha vetado el acceso de los de medios históricos y se ha abierto las puertas a influencers que en vez de hacer preguntas le hacen la pelota. Ha recortado las partidas a las emisoras públicas, que tienen la fama de ser las más objetivas del panorama mediático en EEUU.

El buen periodismo molesta al aprendiz de dictador, si es que ya no lo podemos considerar como tal.

El PSOE no pidió 15.000 millones de dólares a Santiago Abascal por decir que «llegará el día enque el pueblo querrá colgar a Pedro Sánchez de los pies». Simplemente lo denunciaban por un delito de odio, injurias y amenazas. El juez del Tribunal Supremo Javier Hernández García no ve que esta afirmación sea delictiva porque, según él, «en las democracias avanzadas, los discursos de confrontación entre las fuerzas políticas democráticas, aunque contengan expresiones odiosas, forman parte del debate público y merecen la protección constitucional». Pues, nada, a ver si llega el día en que el pueblo cuelga de los pies al juez Javier Hernández García o, ya puestos, de los collares.

Estados Unidos y España son considerados democracias avanzadas pero con presidentes como el que tienen ellos y algunos jueces que tenemos aquí la cosa no está tan clara.

Lo que está claro es la Global Sumud Flotilla sigue camino de Gaza y me da mucho miedo lo que pueda hacer contra sus miembros otra «democracia avanzada» como dicen que es Israel.

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