El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, los alcaldes de Barcelona y Sant Adrià de Besòs, Jaume Collboni y Filo Cañete, y el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, han inaugurado este lunes el monumento a la memoria de los 1.700 fusilados por el franquismo en el Camp de la Bota, en Sant Adrià.
La escultura, llamada Bosque de huellas, que hacía años que estaba prevista, está situada junto a la UPC y de la Ronda Litoral, y es obra de Francesc Abad. Todos los políticos han remarcado la importancia de recordar el simbolismo del lugar para no olvidar la brutalidad de la represión franquista y reivindicar los valores democráticos ante el avance de la extrema derecha.
El Bosque de huellas está hecha con más de un millar de tubos de acero de varios metros de altura clavados en el suelo. Forman un bosque y a la vez un cepillo invertido como símbolo de la indagación histórica de los acontecimientos controvertidos e incómodos del pasado.
En paralelo, los tubos forman una gran huella dactilar azul en la base de este bosque de acero para simbolizar la singularidad de las historias personales de cada uno de los fusilados por el franquismo en este lugar. Otro elemento es la pared de hormigón que recuerda el parapeto de los fusilamientos.
Memoria
En su discurso, el presidente Illa ha dicho que la espera para tener este monumento «ha sido larga, pero ha valido la pena». Ha vinculado la memoria de aquellos hechos con los actuales, y ha dicho que la sociedad catalana no puede ser «ciega ni sorda» ante los bombardeos y las muertes en Gaza y Ucrania. «Aquí se jugó el futuro de las democracias de Europa, y habríamos necesitado una mayor defensa por su parte», ha afirmado. Illa ha añadido que «en Gaza y en Ucrania nos jugamos los valores y el futuro, y no queremos que los jóvenes nos pregunten en el futuro por qué no vamos a poner freno a la barbarie».
En este sentido, ha destacado la colaboración entre administraciones y entidades memorialistas para sacar adelante proyectos como estos porque han «aprendido del pasado y hay que evitar que se tengan que levantar memoriales en otros lugares».
Por ello, ha apostado por «la paz, no el olvido, porque cicatrizar fortalece las sociedades, no se puede olvidar para no repetir, porque hay que compartir la memoria ya que un país sin memoria no tiene futuro».
En este sentido, ha dicho que es el monumento apela al futuro i la esperanza y lo ha enlazado con su ubicación, porque cree que Sant Adrià también encarna estos conceptos con la UPC, el futuro ‘hub’ audiovisual Tres Xemeneies o el plan del Besòs en el barrio de la Mina.
El secretario de estado de Memoria democrática, Fernando Martínez López, ha sustituido la presencia prevista del ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, ausente por cuestiones médicas. En el discurso del ministro que ha leído, ha dicho que el monumento simboliza que la memoria «no es abstracta, sino que tiene rostro». «Esta huella imborrable siempre debería haber tenido lugar en nuestra memoria» , ha dicho, y ha añadido que hay que devolver la dignidad institucional y la voz que se tomó a los represaliados.
También ha querido destacar el hecho de que el monumento se sitúe en la «periferia de la ciudad», lugares donde el franquismo quería esconder sus crímenes, ha dicho, aunque los disparos de los fusiles se sentían en buena parte de Barcelona. «Este rincón de la ciudad ya no es la periferia, es un parque, una universidad, un lugar de encuentro», ha remarcado.
Contundencia
El presidente de la Asociación Pro-Memoria a los Inmolados por la libertad de Cataluña, Josep Francesc Colomer, ha sido bastante contundente con el Estado español al criticar que muchos espacios de memoria se han destruido en los últimos años por especulación urbanística. «Deberían ser centros de interpretación para explicar el franquismo, no deberían tener otra función», ha dicho en referencia indirecta a la comisaría de la Policía Nacional en la Via Laietana.
También ha criticado al estado porque el hecho de tener una de las tasas más altas de pobreza infantil de la Unión Europea hace que muchos ciudadanos «crean en las soluciones y proclamas de la extrema derecha, que cuestiona la democracia y los derechos humanos y destruye las garantías de no repetición».
Colomer ha recordado que los fusilados en esta zona «eran inocentes, y no huyeron al exilio porque no tenían las manos manchadas de sangre y no querían que sus familias vivieran con la cabeza cot». Ha recordado que la mayoría procedían de la cárcel Modelo y eran fusilados a rompecabos ante un parapeto, disparos que se sientan a kilómetros de distancia. Después, «camiones llenos de cadáveres y regalimando sangre» los llevaban al foso de la Pedrera del cementerio de Montjuïc.
El autor de la obra artística, Francesc Abad, ha recordado que ya se habló de hacer un monumento memorialístico en 2004, cuando se construyó el Foro. Ha reivindicado la importancia del arte para «pasar el cepillo a la historia a contrapelo» y ha asegurado que los artistas deben hacer activismo a favor de la democracia.
Al acto público también han asistido el consejero de Justicia, Ramon Espadaler, y las exconsejeras de Justicia Ester Capella y Gemma Ubasart, y el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, entre otros.