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Limak celebra el éxito de su obra en el Spotify sin miedo a penalizaciones

Aspecte de les obres del nou Camp Nou - Foto: FC Barcelona

De todos los movimientos mediáticos, políticos, arquitectónicos y estratégicos de Joan Laporta para intentar desesperadamente convencer a Goldman Sachs, a LaLiga y a la UEFA de que el Spotify puede estar operativo en breve, ha sorprendido la inocua y al mismo tiempo irritante visita a las obras de Ebru Özdemir, presidenta de Limak, la constructora encargada la obra de la reforma, acompañada de Resit Yildiz, director del proyecto del estadio.

Las fotos de ambos en césped del Spotify o en el banquillo, sonrientes, felices y emocionados, sobre todo en el caso de la presidenta, provocaron una reacción no menos sorprendente en la prensa laportista, interpretando que la visita de un pez gordo de Limak, nada menos que su presidenta, era significativa de los avances en esta recta final contra reloj para la reapertura del estadio y, especialmente, de la confianza en que la obra está bajo control y a punto de ese certificado de final de obra que se viene demorando tanto.

Cuesta entender que la imagen de Ebru Özdemir junto a su jefe de obra en el estadio fuera la de una figura solitaria, sin nadie del FC Barcelona a su lado, como si la directiva no se hubiera enterado de su presencia ni de su intención de hacerla pública en las redes sociales por su cuenta y sin la cobertura digital del club.

En realidad, la web oficial del FC Barcelona no ha publicado un artículo específico sobre esta visita relámpago de Ebru Özdemir, presidenta de Limak, a las obras del Spotify Camp Nou. La mayoría de la cobertura en los medios barcelonista corresponde a Mundo Deportivo, Sport y las propias redes sociales de Limak.

La explicación es tan sencilla para Limak como lacerante para los intereses del FC Barcelona y los embustes de Laporta. Limak ha querido, de este modo, salvaguardar su imagen de ser señalada como posible responsable de los retrasos en una obra que el presidente azulgrana prometió terminar parcialmente y a tiempo de celebrar en el estadio el 125º aniversario de Barça el 29 de noviembre pasado, hace casi un año. Promesa, como se sabe, que justificó basándose en que Limak era la única constructora que se comprometía, contra penalizaciones de un millón por día de tardanza, a cumplir con ese plazo y a un coste inferior.

Dicho de otro modo, con ese guiño en las redes Limak presume de su obra y del cumplimiento de sus obligaciones de acuerdo con el contrato firmado en su día con el Barça y, desde luego, a salvo de cualquier multa o castigos por incumplimiento.

Naturalmente, Ebru Özdemir promocionó en su cuenta esta visita en un tono muy positivo. En la primera imagen, subió una historia con el mensaje «¿Jugamos?», sugiriendo la inminencia de jugar el primer partido en casa de la temporada frente al Valencia. En otra imagen a pie de campo escribió: “El mejor equipo constructor para el mejor equipo»; en una tercera, tomada en los banquillos, apareció «Asientos de campeón»; y en una última con la primera grada, de fondo escribió «emocionada…».

Es evidente la razón por la que nadie de la directiva quiso aparecer en este mensaje de alta autoestima y satisfacción de Limak por el trabajo bien hecho de su presidenta, en contraste con el dramático escenario y los enormes puros de Laporta para poder empezar la temporada -y de continuarla- porque el Spotify no está a punto diez meses después de la fecha fijada de retorno a Les Corts.

Nada que ver con el tratamiento mediático de la visita del CEO de Limak Construction, Nihat Özdemir, el pasado 10 de abril, que fue extraordinariamente divulgada por la web oficial azulgrana con la imagen de Laporta y de Özdemir sentados sobre los flamantes asientos VIP de la operación de los 100 millones de esta temporada.

Cinco meses después, siguen sin estrenarse los asientos VIP porque el auditor no se traga esa nueva palanca fantasma, el estadio aún arrastra retrasos que solo pueden atribuirse a Limak, según el calendario de Laporta, y la única que sonríe complacida es la propia presidenta de la constructora turca, que ha venido a celebrar el éxito de la obra en el mismísimo estadio. Si no es una burla, lo parece.

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