El ministro de Transportes y Movilidad, Óscar Puente, ha hecho un reconocimiento inusual y contundente al Congreso de los Diputados: la red de Cercanías de Cataluña es la más maltratada y con más déficit de inversiones de todo el Estado. En una comparecencia marcada por el debate sobre el traspaso, Puente ha admitido «sin paliativos» la gravedad de la situación, pero ha querido enfriar las expectativas de una mejora a corto plazo.
No obstante, según ha explicado el ministro, habrá que esperar a la materialización de las inversiones y la llegada de los nuevos trenes, a partir de 2026, para notar un cambio real.
Puente ha defendido que el Gobierno español está cumpliendo con su parte del acuerdo de traspaso, a pesar de las críticas de los partidos catalanes, que han calificado la situación de «caos crónico». Ha recordado que la Generalitat tendrá mayoría en el consejo de administración y decidirá sobre el funcionamiento del servicio.
Pese a todo, ha cerrado la puerta a la posibilidad de que FGC asuma el servicio a partir del 1 de enero, tal y como pedía Junts. En los acuerdos firmados entre la Generalitat y el Estado, está descartada esta opción, sobre todo por falta de personal.
«La gestión no hará mella», ha insistido Puente, subrayando que las inversiones son la pieza clave para resolver las constantes incidencias que sufre la red catalana, mucho más frecuentes que en Madrid.
Presupuesto histórico para el plan alternativo del R3
En otra de sus intervenciones, el ministro ha puesto de relieve el esfuerzo económico para el Plan Alternativo de Transporte del R3, afectado por el macrocorte de las obras.
Así, ha anunciado que Renfe destinará 56,6 millones de euros, el mayor presupuesto de su historia para un servicio de este tipo.

