Icono del sitio El Triangle

Laporta se pasa con la presión al Ayuntamiento de Barcelona y Collboni le para los pies

Joan Laporta i Jaume Collboni - Foto: Ajuntament de Barcelona

Solo un porcentaje mínimo de la prensa se ha hecho de un episodio significativo sobre cómo se desarrollan las obras de preparación para la reapertura del Spotify. El sábado pasado, Limak fue multada -otra vez- por realizar trabajos en el estadio del Barça fuera de hora y del día aprobados con los vecinos de Les Corts semanas atrás en un contexto de ampliación al límite de la reglamentación y ordenanzas municipales. La Guardia Urbana, según explicó la SER, se personó en las instalaciones para comprobar que, en efecto, se estaba violando la normativa especial, e inmediatamente procedió al desalojo de los empleados y a extender una multa de 300 euros a la constructora.

Nada que le quite el sueño a Limak, tan acostumbrada a las trampas, las irregularidades y a todos los trucos a su alcance para sacar adelante el encargo de la reforma del Spotify, que ya cabalga sobre nueve meses de retraso y que sigue sudando la gota gorda para cumplir con los plazos, cosa que Joan Laporta necesita urgentemente para que Goldman Sachs no intervenga la tesorería y pase a controlar la explotación del estadio en sustitución de la propia directiva azulgrana.

La semana está siendo otra vez, a propósito de dónde jugará el primer equipo el Barça-Valencia, el resto de la Liga y la Champions, otra ceremonia de la confusión en la que Laporta asegura a sus medios más obedientes -básicamente, Mundo Deportivo y Sport– de que el regreso a Les Corts es inminente mientras que al Ayuntamiento se le viene encima toda la presión desde el Barça y de todo su entorno social, que debería ser para Limak.

El lunes, por ejemplo, Jordi Basté, director de El Món a RAC1, aseguró que el FC Barcelona había sido informado por el Ayuntamiento de que sería del todo imposible disputar en el Spotify el primer partido de la temporada en casa, ante el Valencia, el día 14 de septiembre a las 21.00 horas. Resultó, sin embargo, que pese a no mediar rectificación por parte del Ayuntamiento ni tampoco por parte del FC Barcelona, el resto de la prensa del régimen -incluido Mundo Deportivo, que pertenece como RAC1 al Grupo Godó de comunicación, y hasta el área de deportes de RAC1- mantuvo en su guion informativo que Laporta no descartaba, al contrario, poder debutar como local en el Spotify ante el Valencia, con 27.000 espectadores.

Desde el club se transmite a los medios un plan tan perfecto como irreal y embustero, que consiste en seguir dando por hecho que el Certificado de Final de Obra (CFO) ya está ultimado (este martes aún no era así) y que el Ayuntamiento, si ponía todo de su parte, estaba a tiempo de validar la apertura parcial del estadio.

Para consolidar esta tesis, el Barça aún no le ha comunicado a la Liga que jugará en el Johan Cruyff el partido del 14-S y hasta le ha arrancado a la UEFA la promesa de que si a mitad de la liguilla el Spotify estuviera operativo, sería posible cambiar de sede. En manos de la prensa laportista más entregada y servil, esa posibilidad parece más creíble incluso que las informaciones internas y veraces que, por el contrario, dan por imposible que la tramitación del permiso de primera ocupación avance a la velocidad del rayo.

Por esa razón, porque la bola se estaba haciendo demasiado grande y amenazadora para los técnicos del Ayuntamiento y para el propio ente municipal desde el punto de vista político, hubo de salir el propio alcalde Jaume Collboni a enfriar esta fiebre periodística eufórica, fanática y exigente, basada en que «la directiva confía y es optimista», fantasía que contradice una realidad en la que Limak, tan desesperada como el propio Laporta, intenta burlar el control de la Guardia Urbana trabajando sin permiso para reducir los retrasos acumulados.

«Los servicios técnicos son los que tienen la última palabra para autorizar la reapertura del Spotify Camp Nou y especialmente los Bomberos, Mossos d’Esquadra y Guardia Urbana», dijo Collboni en un acto en Les Corts, recordando que «hay una parte de las conversaciones que se hace con papel, con peticiones formales que se deben hacer con unos tiempos y formas determinadas». «Al Ayuntamiento le interesa que las obras del club avancen bien, lo más rápido posible, pero que avancen con todas las garantías, sobre todo en materia de seguridad», añadió dejando muy claro que nadie se va a saltar una sola inspección ni validación para que Laporta pueda tapar las miserias de Limak.

De hecho, el Ayuntamiento ya impuso al Barça una fecha límite para la entrega del CFO semanas atrás. Es Laporta quien sigue incumpliendo su parte y quien manipula e intoxica a los medios intentando señalar al Ayuntamiento en caso de que el primer equipo no pueda volver en breve a su estadio. Collboni sabe que no le conviene una guerra abierta con el Barça por la cuestión de los permisos del estadio, tanto como Laporta, que necesita seguir aparentando ante LaLiga, la UEFA y el auditor que la vuelta al estadio es inminente.

Salir de la versión móvil
Ir a la barra de herramientas