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Laporta hace movimientos electorales mientras la oposición se desvanece

Joan Laporta, promocionant un acte del acte del 125è aniversari del Barça - Foto: FC Barcelona

Los movimientos preelectorales en el Barça, de cara a la reapertura de las urnas a partir de la próxima primavera, destacan por la poca sutileza de quien aparece hoy como el claro dominador de la opinión pública barcelonista, el presidente Joan Laporta, y la práctica desaparición de la oposición o de los aspirantes a convertirse en una alternativa presentable y solvente.

Laporta sabe que, de la misma forma que los títulos se ganan entre abril y mayo, su mejor baza será precisamente la resonancia del marcador y el refuerzo, remate, de un eventual, deseado y esperanzador atisbo de regreso al Spotify que si se produce a tiempo borrará el regusto amargo de las tropecientas y delirantes intentonas de reabrir al estadio conjugadas entre la infinita lentitud de Limak y las piruetas mediáticas y financieras de Laporta para enredar a LaLiga, a su propio auditor y a la UEFA.

Todo hace suponer que con estas dos pinceladas sobre un retrato periodístico edulcorado y sostenido por ese consorcio laportista tan dominante en las redes, un auténtico rodillo ideológico que arrasa en el barcelonismo sociológico, Laporta arrasará en las urnas llegado el momento.

De hecho, solo una imprevista recesión de las grandes expectativas del equipo de Lamine Yamal y compañía podría complicarle la reelección a menos que el propio Laporta sea capaz de convertirse una vez más en su peor enemigo fruto de esas decisiones negligentes y desatinadas marca de la casa.

10.619 socios nuevos

Por si acaso, su entorno no quiere sorpresas y ya existen indicios de que el aparato laportista se mueve en la trastienda barcelonista como ha avanzado @JoanFontes, un infalible observador y crítico en ‘X’ que ha dejado caer un comentario muy revelador: “El Barça ha registrado un total de 10.619 nuevos socios esta temporada. Se dice, se comenta, se rumorea que unos 9.000 provienen de una acción promovida por la Junta en colaboración con Òmnium Cultural con la teología clara de sumar votos de cara a las próximas elecciones. Para poder participar de los comicios azulgrana solo basta un antigüedad de un año de socio”.

Desde luego no es un asunto menor contar con una bolsa de votos de esta magnitud si es que esta información es correcta. Incluso en la previa electoral, en la carrera de las firmas para validar la candidatura, la posibilidad de dar un primer golpe de autoridad en la foto de los avales puede equivaler a una victoria casi definitiva si la diferencia es lo bastante sólida como para provocar abandonos.

En la campaña de 2021 que llevó a Laporta de vuelta a la presidencia ya hubo abundantes rumores y pruebas de una intervención política del propio aparato político de la presidencia de la Generalitat en el exilio a favor de su candidatura, pero sobre todo de un volcado de un amplio sector de los afiliados de la Assemblea Nacional Catalana y de Òmnium Cultural a favor de la recogida de firmas para el voto de censura contra Josep Maria Bartomeu que consiguió forzar su dimisión.

En el otro lado, el silencio, la ausencia y hasta el jugar al escondite parece formar parte de la cobarde estrategia de quienes se habían autoseñalado como outsiders tipo Víctor Font, Joan Camprubí o Jordi Termes y sus respectivas plataformas. Junto con estos presuntos líderes de la oposición también han sido borrados del mapa ese colectivo de grupos de opinión que empezaron jaleando a Laporta y después de levantar tímidamente el dedo de la crítica se han diluido en su propia y destacada falta de personalidad cuando ha sido necesario ir un paso más allá.

En cambio, ha aparecido un personaje oportunista y artificial como Xavier Vilajoana postulándose sobre la base de sus credenciales como directivo responsable del fútbol base y del fútbol femenino de la directiva de Bartomeu. No hace falta destacar que, como ya demostró en su momento fabricando una candidatura continuista igual que Emili Rouseaud, su actitud fue cobarde y traicionera queriéndose quitar de encima ese vínculo con Bartomeu, que fue quien les nombró directivos en la última etapa de su mandato. Desleal y feo posicionamiento el suyo, haciendo ver que no eran responsables de las decisiones de la junta de la que formaban parte y más ruin todavía no haber salido a defender a Bartomeu de las críticas gratuitas, embusteras e inventadas de las que fue objeto tras su dimisión y posterior criminalización desde el entorno y de la propia junta laportista.

También debe tenerse muy en cuenta que la aportación de Vilajoana al fútbol formativo y el femenino fue meramente representativa, institucional y honorífica, primero porque quien fue el directivo titular de ambas carteras fue Jordi Mestre desde 2010 bajo la presidencia de Rosell y a partir de 2015 con Bartomeu. La insistencia de Vilajoana dar entrevistas y arañar protagonismo estos días parece formar parte de un plan personal para potenciar su figura profesional como presidente de la Asociación de Promotores Constructores de Catalunya y de España, además de la presidencia de Construmat, también a costa de su perfil barcelonista, eso sí, intentando disimular su pasado como directivo de Bartomeu y al mismo tiempo tratando de aprovecharse de esa circunstancia. Todo muy extraño, pero que, en definitiva polariza la oposición y deja el camino de la reelección de Laporta más diáfano y fácil.

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