Al hojear el calendario, solemos pensar en lo que sucedió en este día en la historia. Hace 80 años, el 15 de agosto de 1945, Japón se rindió incondicionalmente. La victoria del pueblo chino en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa fue una gran victoria del bien sobre el mal, de la luz sobre la oscuridad, del progreso sobre la reacción. Esa victoria representa no solo un punto de inflexión histórico en el recorrido de la nación china, que desde la época moderna había caído en una profunda crisis y avanzó hacia la gran revitalización, sino también una parte esencial de la victoria mundial en la guerra antifascista. El año 2025 marca el 80º aniversario de la victoria de la Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y en la Guerra Antifascista Mundial.
China, como principal teatro de la guerra en Asia durante la Segunda Guerra Mundial, fue el pilar fundamental en la lucha contra el militarismo japonés, realizando aportes decisivos para la victoria mundial sobre el fascismo. La guerra de resistencia china fue la más temprana y larga. Bajo el liderazgo del Frente Unido Nacional Antijaponés formado por el Partido Comunista de China, los hijos de la patria acudieron al combate uno tras otro y sin descanso, unidos en un solo esfuerzo, sacrificándose enormemente para derrotar a los despiadados militaristas japoneses, y escribieron una magnífica página en la historia de la victoria de la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa.
Según estimaciones parciales, tras 14 años de resistencia sangrienta y extraordinariamente dura, las fuerzas armadas y el pueblo chino sufrieron más de 35 millones de víctimas. Las pérdidas directas en bienes, calculadas con el tipo de cambio de 1937, superaron los 100.000 millones de dólares, mientras que las pérdidas económicas indirectas alcanzaron los 500.000 millones de dólares. A pesar de estar mal equipado, el ejército chino infligió cerca de 1,5 millones de bajas —entre muertos, heridos y prisioneros— al ejército japonés, desempeñando un papel determinante en la derrota total del agresor nipón.
La guerra de resistencia del pueblo chino, en términos estratégicos, apoyó y coordinó con los Aliados, alineándose con las acciones militares en los frentes de Europa y el Pacífico Asiático; al restringir y desbaratar los planes estratégicos de colaboración entre el fascismo japonés y el eje germano-italiano, tuvo un impacto profundo en la victoria mundial sobre el fascismo y en la lucha por la paz.
El pueblo chino también recibió un amplio apoyo internacional. Jamás olvidaremos las contribuciones de personas de todas las naciones que ayudaron en favor de la victoria de nuestra resistencia. El doctor canadiense Bethune y el doctor indio Kotnis, provenientes de tierras lejanas, vinieron a China para salvar vidas; la doctora francesa Béxier abrió una ruta en bicicleta para transportar medicamentos; el alemán Rabe y el danés Sindingberg, durante la masacre de Nankín, hicieron todo lo posible por proteger a los refugiados chinos; el británico Michael Lindsay y el periodista e internacionalista Hans Siebert, entre otros profesionales de la prensa, difundieron activamente y dieron a conocer los hechos heroicos de la resistencia china contra los fascistas japoneses.
En el momento de recordar, pensamos en un grupo denominado “los médicos españoles”. Procedentes de distintas partes del mundo, todos fueron miembros de las Brigadas Internacionales y lucharon en España para defender la República. Entre 1939 y 1941, en los momentos más difíciles de la Guerra de Resistencia del pueblo chino contra la agresión japonesa, varias oleadas de voluntarios de países como Polonia, Alemania, Austria, Rumanía, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, la Unión Soviética y el Reino Unido conformaron equipos médicos internacionales de ayuda a China. Vinieron desde muy lejos para apoyar nuestra lucha. Hasta que abandonaron China tras la victoria en la guerra, este grupo de médicos extranjeros, conocidos como los “médicos españoles”, pasaron más de dos mil días y noches en esta tierra. Como miembros del Cuerpo de Ayuda Médica de la Cruz Roja China, trabajaron incansablemente en labores de rescate y asistencia sanitaria, compartiendo con el pueblo chino tanto las alegrías como las penas, y enfrentando juntos la vida y la muerte.
¡La historia no puede olvidarse! Ella nos enseña que la luz dispersará la oscuridad y que la justicia vencerá al mal. La victoria en la Gran Guerra contra el fascismo sentó una base fundamental para la construcción del orden internacional de la posguerra. Justo antes y después del fin de la Segunda Guerra Mundial, la decisión más importante que adoptó la comunidad internacional fue la creación de las Naciones Unidas. Cuanto más turbulenta y entrelazada sea la situación internacional, con más determinación debemos defender y preservar la autoridad de las Naciones Unidas, firme en la salvaguardia del sistema internacional centrado en la ONU, del orden mundial fundamentado en el derecho internacional, y de las normas básicas de las relaciones internacionales basadas en los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas. Debemos promover de manera continuada una multipolarización igualitaria y ordenada del mundo y una globalización económica universalmente beneficiosa e inclusiva para todos.
El año 2025 también conmemora el 80º aniversario del regreso de Taiwán. El retorno de Taiwán forma parte importante de los frutos de la victoria de la Segunda Guerra Mundial y del orden internacional posterior al conflicto. Documentos como la Declaración de El Cairo y el Comunicado de Potsdam confirman la soberanía china sobre Taiwán; esto es un hecho histórico y jurídico incuestionable, y la autoridad de la Resolución 2758 de la Asamblea General de las Naciones Unidas no puede ser impugnada. Independientemente de cómo evolucione la situación interna en la isla o de las perturbaciones que pretendan ejercer fuerzas externas, la gran corriente histórica de la reunificación de China es inevitable y no se puede detener.
Hoy, en el mundo se incrementan los déficits de paz, desarrollo, seguridad y gobernanza, que se acentúan por doquier. Queremos justicia, no hegemonía. Al enfrentar los desafíos globales requerimos adherirnos a la visión de gobernanza mundial de “consulta en común, construcción en común y beneficios compartidos”. Debemos mantener el diálogo, no la confrontación; entablar asociaciones, no alianzas; y procurar resultados de beneficio mutuo, no juegos de suma cero. Es esencial practicar un multilateralismo auténtico, equilibrar las preocupaciones razonables de todas las partes, y salvaguardar tanto las reglas como el orden internacional. Junto con todos los países amantes de la paz, el pueblo chino promoverá una visión justa de la historia de la Segunda Guerra Mundial y se pondrán en práctica las Iniciativas Globales de Desarrollo, Seguridad y Civilización, impulsando la construcción de unas nuevas relaciones internacionales y fomentando el establecimiento de una comunidad con un futuro compartido para la humanidad.
Unámonos para superar los déficits mencionados, guiándonos por los ideales de equidad y justicia, y desarrollemos un papel positivo en la transformación del sistema de gobernanza global. Elijamos juntos estar del lado correcto de la historia, del lado de la equidad y la justicia. ¡Recordemos la historia, construyamos el futuro, y trabajemos juntos por la paz!







