De entre las noticias que, por su singularidad y alcance, parecen más surrealistas de la actualidad azulgrana, la posibilidad de que el actual vicepresidente primero del FC Barcelona, Rafael Yuste, acabe como CEO del club Al Nassr, donde juega Cristiano Ronaldo en Arabia Saudita, debería figurar con los máximos honores en el primer puesto de este ranking.
Lo más probable es que, finalmente, cuando cuadren los diversos intereses en juego en torno a esta operación, Yuste acabe ostentando algún tipo de cargo dentro de la estructura del citado club de Arabia Saudita, sin descartar que otros equipos de la misma liga árabe entren en la pugna por conquistar una porción del Barça para sus juveniles clubes, vía fichaje de Yuste, sea para añadir ese toque de prestigio azulgrana, sea por la presunta inyección de talento de un vicepresidente del FC Barcelona, mano derecha del presidente, Joan Laporta.
Las noticias que han ido apareciendo estas semanas confirman que, a modo de resumen, «se ha intensificado el interés de clubes sauditas en Yuste, con quienes han contactado para ofrecerle el cargo de CEO. Según varias informaciones, Yuste está valorando seriamente la oferta y tiene previsto viajar a Arabia Saudita para negociar sus términos directamente. Aunque es una figura clave en la directiva de Laporta y muy vinculado emocionalmente al Barça, fuentes afirman que solo contemplaría su salida si las condiciones ofrecidas fueran ‘irresistibles’.»
Además del Al Nassr, parece que otro club saudita, el Al Ahli, también estaría interesado en incorporarlo a su organigrama directivo.
Presuntas ofertas millonarias
En paralelo, no han dejado de aparecer insinuaciones de ofertas millonarias por Lewandowski o por Ferran Torres, aunque este otro frente del fútbol millonario de Arabia Saudita tiene que ver, sobre todo, con el drama de las inscripciones de este verano en el que Laporta está particularmente patoso y torpe. También resuenan —por si cuelan— ofertas millonarias por Fermín, de la Premier, y desde el mismo entorno de Deco se ha inducido la posibilidad de que Marc Casadó siga creciendo en otro club.
Pero, retomando el giro estrambótico de la vida de Yuste, fuentes del entorno de la junta barcelonista confirman que su posible nuevo destino no tendría nada que ver con dirigir o gobernar un club de fútbol, sino con utilizar este cargo de tapadera para velar por los intereses personales de su amigo Laporta.
Según el relato que acompaña esta otra versión sobre el futuro de Yuste en Oriente Medio, la razón de irse tendría su origen en un cambio de planes de Laporta en cuanto a sus inversiones particulares y negocios en la región, después de haber viajado repetidamente a Qatar y a los Emiratos, donde parecía que había hecho buenos amigos.
Últimamente, sin embargo, el presidente azulgrana ha hecho acercamientos a fondos de inversión y empresarios de Arabia Saudita, con quienes, presuntamente y según algunas fuentes, habría avanzado en el cierre de operaciones de naturaleza financiera atractivas y bastante rentables.
Sin embargo, para cerrar acuerdos y tener un control de su evolución, parece que a Laporta le convendría contar en el territorio con alguien de total confianza y con poderes para actuar en su nombre, sin necesidad de desplazarse regularmente a ese país.
Fiel a Laporta
En este escenario, quedaría completamente descartada la posibilidad de que Yuste pudiera ser objeto de un fichaje como alto ejecutivo con plenos poderes en un club como el Al Nassr o el Al Ahli, sobre todo porque, si alguien del entorno de Laporta es un cero a la izquierda en cualquier ámbito de gobierno del Barça, ahora y en la etapa anterior, este es Yuste, su amigo más beneficiado de los superpoderes del presidente, al igual que en su día lo fue Alfons Godall, finalmente exiliado fiscalmente a Andorra tras aparecer en algún banco suizo con fondos difíciles de justificar. Yuste fue también uno de los invitados de piedra en el hundimiento del Reus, un personaje inofensivo, igual que en el Barça, donde aparece como vicepresidente primero y responsable del área deportiva precisamente para que Laporta pueda actuar a su aire sin tener que dar explicaciones a nadie, aún menos a su paniaguado y sumiso Yuste.
Los planes privados de Laporta en Arabia Saudita contemplan esta estrategia de colocar a Yuste, aparentemente en un cargo ejecutivo en un club de su liga, para que, como una especie de ‘residente’, le facilite a Laporta desarrollar sus intereses. Si Yuste acaba dejando la directiva del Barça será con la misma misión de servir ‘para lo que haga falta’a su amigo y tótem Laporta. En ningún caso para aportar talento ni eficiencia en la gestión del negocio del fútbol.