Laporta mancha con sangre la historia del Barça

Bluesky

Orden y progreso”. La Cataluña del 2025 puede hacer suya la divisa que figura en la enseña de Brasil. Con Salvador Illa en la presidencia de la Generalitat, el país ha recuperado rápidamente, en solo un año, el dinamismo perdido durante la desafortunada década del proceso y vemos cómo se multiplican las iniciativas -desde el Gobierno, pero también desde el tejido empresarial y social- para convertir Cataluña en una región líder de Europa y del mundo.

Los principales protagonistas de la red catalana de poder están en sintonía y alineados con el liderazgo de Salvador Illa. Es un presidente que escucha a todo el mundo, pero que actúa con rapidez y decisión. No tiene una mayoría estable en el Parlament, pero sabe negociar con unos y con otros para sacar adelante los proyectos del Gobierno. En comparación con la dramática situación política que se vive en Madrid, en Cataluña se respira sensatez, pragmatismo y determinación.

Claro que hay problemas de todos conocidos (migración, vivienda, delincuencia…), pero también la firme voluntad de encararlos y de resolverlos de la manera más eficaz y solvente, con escrupuloso respeto a los preceptos democráticos de una sociedad madura como la catalana. La coordinación leal entre las instituciones (Generalitat, Gobierno central, diputaciones y ayuntamientos) es ahora evidente -rompiendo décadas de enfrentamientos políticos y recelos estériles- y esto hace que todo funcione de manera más fluida, en beneficio del ciudadano.

Es de cajón: administrar una sociedad europea y próspera de 8 millones de habitantes, como Cataluña, con criterios de rigor y equidad no es difícil. Solo hace falta que en el Gobierno haya personas capacitadas, empáticas, con vocación de servicio, honestas y resolutivas. Si esto es posible en China, con 1.400 millones de habitantes -como ha podido constatar el presidente Salvador Illa en su reciente viaje a este país-, aquí tiene que ser totalmente factible.

En esta Cataluña encarrilada y optimista solo hay un “agujero negro”: la presidencia del FC Barcelona. Joan Laporta encara la temporada 2025/26 sin poder inscribir a los jugadores que ha fichado y sin saber a ciencia cierta cuándo el equipo podrá volver a jugar en el estadio remodelado del Camp Nou. En el colmo de la improvisación y de la ineficacia, la institución deportiva más representativa de Cataluña vive instalada permanentemente en la crisis y la zozobra desde que este abogado de tres al cuarto volvió a ser elegido presidente en 2021.

En estos cuatro años, Joan Laporta las ha hecho muy gordas. Rey de las mentiras, de las martingalas, de las comisiones, de los despropósitos y de las traiciones, ha convertido el Barça en una entidad absolutamente desprestigiada y arruinada. Nada que ver con el club ordenado y solvente que le dejaron Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu.

Lo que resulta más sorprendente y escandaloso es la falta de crítica ante la catastrófica y nefasta gestión de Joan Laporta. Los medios de comunicación -salvo EL TRIANGLE– le conceden una immerecida credibilidad y le profesan una incomprensible adulación y veneración, totalmente viciada y perversa. Se diría que, en el caso del Barça hoy, estamos reviviendo los “años de plomo” de Jordi Pujol, cuando nadie -salvo EL TRIANGLE– osaba denunciar la corrupción reinante en la Generalitat.

Joan Laporta ha secuestrado la democracia en el FC Barcelona, que es la esencia del club. Los socios viven en el limbo, sin ser informados ni ser conscientes de la gravísima situación financiera y patrimonial que sufre la entidad. Las asambleas de compromisarios, en formato telemático, son una burla a la decencia democrática y nadie dice nada.

Los profesionales que hacían funcionar la maquinaria del club han sido expulsados o se han iddo asqueados por el caos y la incompetencia del “búnker” familiar que se ha apoderado del Barça y que toma las decisiones del día a día. ¿De qué vive Joan Laporta? ¿Cuál es el origen de los ingresos que le permiten vivir como un pachá? Esta pregunta, que no tiene respuesta, es la punta del iceberg del colosal despropósito en que se ha convertido, en los últimos cuatro años, la entidad fundada por Joan Gamper.

En este escenario de los horrores -que no salva ni la brillante temporada pasada, protagonizada por Hansi Flick y los jóvenes de la Masía-, se acaba de producir un hecho que rompe todas las líneas rojas de la decencia y de la honorabilidad que se le supone al club azulgrana, resistente y superviviente de dos dictaduras. Joan Laporta ha firmado un acuerdo de esponsorización con la República Democrática del Congo. A cambio de 40 millones de euros en las próximas cuatro temporadas, el Barça y el Gobierno de Kinshasa han establecido un amplio acuerdo de colaboración que llena de oprobio la historia del club azulgrana.

Con una población de 110 millones de habitantes y bajo el impacto de dos sangrientas guerras civiles y la agresión militar de Ruanda, la República Democrática del Congo sufre brutales episodios de violencia, desigualdades y déficits sociales. En este país falta de todo: alimentación, infraestructuras, recursos para la educación, la sanidad… El PIB per cápita de la población es de solo 647 dólares anuales y la esperanza de vida de 62 años.

El Gobierno del presidente Félix Tshisekedi ha decidido emprender una campaña internacional de lavado de imagen y no ha tenido una idea mejor que firmar acuerdos de esponsorización con equipos de fútbol europeos para difundir la supuesta “normalidad” que se vive en este país, flagelado por la pobreza y la violación sistemática de los derechos humanos. Tres equipos han aceptado el dinero de la República Democrática del Congo: el AC Milan, el AS Monaco y el FC Barcelona.

Es dinero manchado de sangre y de sufrimiento. Allá ellos con los escrúpulos humanitarios de los directivos del AC Milan y el AS Monaco. Pero el Barça, que se vanagloriaba del acuerdo que subscribió en 2006 con la UNICEF y en 2022 con la ACNUR, nunca tendría que haber firmado este vergonzoso contrato de esponsorización con la República Democrática del Congo.

Estos 40 millones de euros son absolutamente necesarios para atender, de manera prioritaria, a la población de este país africano. Cada euro que ingresa el Barça de este acuerdo se sustrae a las innumerables urgencias que sufren los congoleños.

Por decencia, dignidad y honestidad, el club azulgrana no puede aceptar de ninguna forma que el eslogan RDC-Coeur de Afrique figure estampado en las camisetas de entrenamiento del primer equipo. Es un atentado y una burla a los “valores” que han fundamentado la trayectoria y el relato que acompaña la historia del club azulgrana.

Pero Joan Laporta, como ha quedado sobradamente demostrado durante su primer y segundo mandato, es una persona absolutamente amoral, sin principios, ética ni deontología. Es un oportunista, un populista y un farsante que se ha dedicado a saquear las finanzas del Barça en beneficio propio y que no merece continuar ni un minuto más al frente de la entidad azulgrana.

¿Cuándo se darán cuenta los socios del Barça que “el rey va desnudo” y que Joan Laporta ha convertido el club en un espectáculo impresentable e inaceptable? ¿Cuándo echarán los socios a este sinvergüenza que, en un acto supremo de cinismo, ha vendido la imagen del FC Barcelona a la República Democrática del Congo (sea dicho con todo el respeto y apoyo a la castigada y sufrida población congoleña), profundizando la miseria de este país africano?

En esta Cataluña de orden y progreso que hemos emprendido con el presidente Salvador Illa, Joan Laporta y la corte que lo rodea son los culpables del desorden y la ruina, económica y moral, del Barça. Los socios, solo los socios azulgrana, tienen la palabra y el poder para cambiar el rumbo de este desastre, sin parangón en la centenaria historia del club.

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1 comentario en «Laporta mancha con sangre la historia del Barça»

  1. Bueno cada cual tiene su criterio, pero que Josep Maria Bartomeu, haya dejado el club solvente una mentira tan grande que pone en duda el resto de este articulo que esta parcializado para despretigiar a un hombre con errores, muchos de hecho, pero que ha hecho mas por el club que el anterior presidente

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