El Gobierno catalán ha puesto en servicio este sábado el nuevo carril bus de la B-23 de entrada a Barcelona, un tramo de siete kilómetros que permitirá ahorrar hasta 15 minutos en hora punta. El itinerario se extiende desde la conexión con la A-2 en Sant Feliu de Llobregat hasta la Diagonal, a la altura de la avenida Albert Bastardas. El director general de Infraestructuras de Movilidad, David Prat, ha destacado que «veremos autobuses pasando cuando hay vehículos parados y eso tiene que ser un incentivo muy importante para que la gente coja el bus».
La infraestructura ha tenido una inversión de 20,8 millones de euros, con cofinanciación europea, y se enmarca en las políticas para fomentar la movilidad sostenible y el transporte público metropolitano. El carril bus forma parte de la red de mejoras que impulsa el Gobierno catalán para reducir la congestión viaria, facilitar los desplazamientos y favorecer el cambio modal en los accesos a la capital catalana.
El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha subrayado que el proyecto es «una mejora de la red viaria» y ha querido poner en valor la coordinación institucional que lo ha hecho posible. «Es un buen ejemplo de colaboración entre administraciones, una mejora muy concreta que repercutirá positivamente en la vida cotidiana de miles de personas», ha afirmado.
