En una entrevista en Mundo Deportivo, el presidente Joan Laporta rompió el silencio sobre la polémica fiesta de cumpleaños de Lamine Yamal. Lejos de hacer ningún reproche, el presidente del Barça mostró una defensa total del jugador. De hecho, la única cosa que lamentó fue no haber asistido: «Siento no haber ido».
La celebración, con más de 200 invitados y la presencia de artistas como Bizarrap y Bad Gyal, generó controversia por la contratación de animadores con acondroplasia. La organizadora del acto negó cualquier humillación o explotación, pero el debate sobre la responsabilidad pública de los futbolistas se instaló rápidamente en redes y tertulias.
Laporta, sin embargo, optó por desdramatizar. Destacó que Yamal entrenó al día siguiente con normalidad y reivindicó su derecho a tener vida privada. Ninguna sanción, ninguna enmienda. Más bien, un aval explícito. El club aprovechó los días siguientes para oficializar la renovación del jugador y cerrar así la crisis.
Analistas han alertado del riesgo de sobreproteger estrellas emergentes. Pero el mensaje del club es claro: si rindes en el campo, no hay nada que reprocharte fuera de él.

