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La inscripción de Joan Garcia solo pasa por la baja médica de Ter Stegen

Joan Laporta i Joan Garcia - Foto: FC Barcelona

Los días van pasando y no se atisban, por ahora, cambios favor de la prometida inscripción de los jugadores fichados por el Barça este verano, Joan Garcia y Marcus Rashford, y del repescado portero Wojciech Szczesny, cuya continuidad exige, por el carácter provisional de su paso por la meta azulgrana la temporada anterior, idéntico tratamiento que los otros dos refuerzos.

El guion prometido por Joan Laporta, que ya dio por hecho el mes de junio pasado -embusteramente, por cierto-, cambió semanas después por voluntad y decisión del propio presidente, asociando el regreso a cierta estabilidad económica y a poder jugar el Gamper en el Spotify el 10 de agosto, circunstancia que propiciaba el reconocimiento patrimonial de los asientos VIP y, una vez alcanzada la normalidad, intentar sacarse de encima a Ter Stegen -ideal venderlo para, además, añadir un beneficio a ahorro de su nómina-, con la previsión de obtener las licencias de los fichajes a tiempo del estreno del primer equipo en la Liga.

Suspendido el estreno en Les Corts es lógico que a Joan Garcia se haya sentido algo inquieto como así lo ha transmitido su agente, a quien la directiva del Barça aseguró ya días atrás, por activa y por pasiva, que en ningún caso se iban a producir retrasos ni complicaciones.

Más o menos la misma respuesta que le acaban de dar, de tono tranquilizador, por más que, objetivamente, ahora que todo se ve torcido y los plazos parecen muy difíciles de cumplir, no existen razones para creerse nada de que diga la directiva, mucho menos el presidente.

En realidad, las expectativas proyectan una preocupación de tal magnitud e incidencia, negativa, por desgracia para el Barça, que la prensa laportista ya se ha adelantado a barajar soluciones alternativas para poder inscribir a Joan Garcia, recurriendo a la presentación de avales personales por parte de la directiva como último cartucho.

Al menos esto es, según las fuentes más cercanas a la presidencia, lo que le han asegurado al exjugador del Espanyol y su entorno ante la cruda realidad de que se acerca el debut en la Liga sin que se cumpla -ninguna novedad- la promesa de Laporta de que sería rápidamente inscrito. Sería la única forma si, como ya se especula en el seno de la junta, el Spotify no se puede reabrir a tiempo, no entran los 100 millones de los asientos VIP y la operación de Ter Stegen sale tan redonda que no le dan la baja de larga duración.

Varias calamidades se están alineando en contra de lo que debería ser una diligencia tan sencilla como conseguir las licencias federativas operando con la previsión y el rigor financiero que al Barça le permita dejar de hacer de una vez el ridículo y fichar en función de sus recursos reales y no de los imaginarios.

El problema es que la prensa, lejos escarmentar y ponerse igualmente en modo risible y grotesco a la vista de sus propios consumidores, le da bombo sin contrastar ni investigar a todas y cada una de las argucias contables de Laporta, más bien trampas y trucos, cuando le conviene generar un decorado inmaculado y de bonanza económica, como al principio del verano.

Williams, Díaz y Rashford

El tiempo le da la razón a Nico Williams, que ya percibió, como el año pasado, que su nombre lo usaba Laporta a favor de sus intereses sin que, en realidad, como se ha repetido este año, el Barça estuviera interesado en ficharlo. Tampoco tuvo base real el intento de sustituirlo en la lista de urgencias por Luis Díaz, frustrado por lo que pedía el Liverpool, cuando al final se acabará yendo por magnitudes que no están tan lejos de lo que hubiera costado Nico Williams.

Laporta sabía desde el principio, desde enero pasado exactamente, que Marcus Rashford acabaría vestido de azulgrana, mediante una opaca cesión, gracias a que la operación la ha intermediado Pini Zahavi, uno los agentes amigos del presidente.

Parece imposible, sobre las inscripciones, que Joan Garcia pueda tener su dorsal con el 1 en el debut liguero por la vía de la primera ocupación del Spotify, el cuento del 1:1 y otras martingalas de Laporta.

Aunque ahora también se habla de nuevos ingresos por patrocinio de los que Laporta se saca de la manga y luego no se los cree ni su propio auditor, o directamente son otro bulo, las esperanzas reales de inscribir a Joan Garcia pasan por quitarle el dorsal a Ter Stegen contra la voluntad del jugador y a base de un informe médico que demuestre a LaLiga que, tras su operación en la espalda, necesitará más de cuatro meses de recuperación. Solo así, a la fuerza como quien dice, pudiendo engrosar el fair play financiero por un importe equivalente al 80% del salario de Ter Stegen por causa de baja médica, Joan Garcia pasará a la historia por debutar, como Dani Olmo, forzando el reglamento.

La posibilidad de que los directivos presten un aval personal puede descartarse casi por completo por la sencilla razón de que solo podría ser retirado si la propia directiva es capaz de gestionar la economía del Barça de forma que genere suficiente fair play financiero para liberarlo. Y eso sí que parece imposible.

 

 

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