Marcus Rashford era, desde el principio del verano, el objetivo de Joan Laporta aunque, en un momento dado, parecía que Nico Williams sería la sorpresa del año y Luis Díaz el refuerzo que realmente quería Deco porque cumplía con el perfil deseado y realmente mejoraba la plantilla de Hansi Flick, como quería, con un futbolista de primer nivel y de rendimiento garantizado.
Que sería el elegido ya lo adelantaron hace semanas algunos medios bien informados porque ese era el precio, o mejor dicho, la comisión para uno de los dos agentes favoritos del presidente, Pini Zahavi, a quien debía por la extraña gestión en torno al Clásico en Montjuïc de la última Liga, aquel que casi no se juega en Barcelona porque como el Barça no había reservado el Lluís Companys para el mes de mayo el partido estuvo durante unos días en el aire.
Si se repasa la prensa de aquellos días, todo dependía de la gira mundial de los Rolling Stones, presuntamente programada para empezar en Barcelona. En realidad, aquella gira nunca existió, fue un montaje para poder jugar el Clásico en Arabia Saudita en el marco de una operación que habría dejado buenas comisiones para según qué intervinientes.
Quien se encargó de mover los hilos fueron los mismos que, en su día, se llevaron la Supercopa de España a Arabia Saudita, aquel entorno de Gerard Piqué y la conexión con Luis Rubiales en una operación actualmente judicializada.
El plan era forzar que no se pudiera jugar el Clásico en el Lluís Companys y, como solución de urgencia, aprovechar la oportunidad de Arabia Saudita. Como no interesaba a nadie que el propio ‘clan de la Supercopa’ apareciera como mediador, fue Pini Zahavi quien se puso al frente de las operaciones hasta que finalmente se destapó el pastel y la idea se descartó del todo.
Igualmente, se acordó pagar los servicios prestados mediante un fichaje que ha resultado ser el de Marcus Rashford, el delantero del Manchester Unite aterrizado en el Barça con un acuerdo de cesión con una opción de compra no obligatoria, pero con 5 millones de penalizaciones en caso de que el Barça no lo active.
Depende de la perspectiva con que se mire, desde el principio el refuerzo impuesto por Laporta debía ser Rashford por motivos, más allá de sus habilidades y calidad —que siempre han estado por encima de su rendimiento—, de interés general de la presidencia.
















