No es nada nuevo. La mayor parte de la gestión de Joan Laporta pasa por vender humo, generar escenarios mediáticos de opulencia para enmascarar la ruina económica subyacente, aguda y crónica, y, últimamente, esos trucos de la peor magia, como anunciar el Gamper en el Camp Nou y hacerlo desaparecer o prometer el regreso a casas para septiembre y acabar empezando un tercer año en el exilio de Montjuic casi con toda seguridad
Y aunque en el Observatori Blaugrana el socio le da a Laporta un notable en gestión, lo cierto es que el caos, la improvisación y el despiporre dominan el día a día del club.
La suspensión, de momento parcial, de una parte de la gira asiática a menos de 24 horas del viaje del primer equipo a Japón, por motivos tan ridículamente evitables como la falta de garantías de cobro, es una muestra más del despropósito y el desgobierno actual.
Las redes y las tertulias ardieron con el impacto del doble revés que supone el desastroso giro de esta pretemporada al cancelarse el primer amistoso de la gira, previsto para el domingo ante el Vissel Kobe. Además del perjuicio económico y del deterioro de la imagen del Barça en todo el mundo, a Hansi Flick se le desmonta la planificación prevista y, sobre todo, la posibilidad de probar con otros jugadores su sistema y variaciones de cara a una temporada que ya está a la vuelta de la esquina.
Habiendo firmado y negociado la gira desde hace meses, resulta inadmisible que haya sido a última hora cuando se haya producido la incidencia, lo que significa que en el momento del acuerdo la administración azulgrana no exigió el aval económico ni las garantías imprescindibles antes de formalizarla.
Si hay otro culpable, además de la negligencia y despreocupación atribuible a la ejecutiva azulgrana directamente bajo el mando de Laporta, los comentarios e informaciones señalan a Enric Masip, asesor personal del presidente y chanchullero mayor del reino laportista, que fue quien recomendó poner los 15 millones previstos de la gira de verano en manos de Albert Luque, amigo suyo y alto cargo de la Real Federación Española de Futbol (RFEF) con Luis Rubiales.
Albert Luque está vinculado a la empresa promotora de la gira, D-Drive, con sede en Seúl, la capital surcoreana, que también había trabajado para la RFEF ocasionalmente.
Lo que parece es un pasteleo entre amiguetes que, según D-Drive, inicialmente estaba bajo el control del Grupo Yasuda, principal patrocinador de la Real Sociedad, que debía ser coorganizado localmente en Japón. En un comunicado que intenta salvar de la quema a Laporta, D-Drive apunta que «tenía previsto recibir el pago completo del partido en el día de hoy; sin embargo, los fondos finalmente no han llegado. En su lugar, el Grupo Yasuda ha proporcionado de forma reiterada documentos inválidos y falsificados, engañándonos al afirmar falsamente que el pago ya había sido transferido a Corea».
Parece una broma de mal gusto que hasta tres intermediarios hayan participado y fracasado en este accidentado y frustrado amistoso. Que se tenga noticia, el Barça nunca ha viajado antes a una gira seria -al menos sin Laporta como presidente- sin haber cobrado por la participación anticipada y rigurosamente, pues de lo contrario siempre existe un elevado riesgo de que, por alguna circunstancia, el organizador se excuse a la hora de pagar o no abone el cien por cien de lo pactado. Por más que entre unos y otros se echen ahora la culpa, la responsabilidad de quien manda en el Barça, donde no hay CEO, ni gerente ni nada más que la presidencia, era haber reprogramado el plan de verano en el momento en que cabía la posibilidad de haber de suspender un partido «debido a un incumplimiento contractual grave por parte del promotor».
Apreciar un problema de este calado a menos de un día del viaje es significativo del descontrol y desidia internos en el FC Barcelona.
La posibilidad de que esta suspensión alcance a los dos partidos anunciados, contra el FC Seoul (31 de julio) y el Daegu FC (4 de agosto), estaba ayer sujeta a que «se cumplan ciertas condiciones por parte del promotor». «En caso de que se cumplan, el Club viajará a Corea del Sur en los próximos días. El FC Barcelona lamenta esta incidencia y el impacto en la numerosa comunidad de aficionados y aficionadas azulgranas en Japón», decía el comunicado de la junta azulgrana, asumiendo, por tanto, que al menos hasta ayer tampoco existían garantías de cobro del resto de la gira.
Todo apunta, en definitiva, a que Enric Masip había asumido el mando de las operaciones de la gira 2025 del Barça con la anuencia de Joan Laporta y la autocomplacencia y escaso rigor del aparato ejecutivo. Otro ridículo más.

