Ganar el Ayuntamiento de Girona: el primer objetivo de Sílvia Orriols

Los buenos resultados que el CEO otorga a Aliança Catalana refuerzan la moral del partido de extrema derecha, en la perspectiva de las próximas elecciones municipales

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Sílvia Orriols - Foto: Parlament de Catalunya, Sergio Ramos Ladevesa

El último barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) ha hecho saltar todas las alarmas a JxCat. Los peores presagios de la formación que preside Carles Puigdemont parecen abocar al partido posconvergente a un descenso continuado de incierto final. Los 35 escaños que Junts tiene en la actualidad pueden verse reducidos a 28 o 30. «Es un ligero retroceso, porque continuamos segundos, después del PSC, que también baja, y a considerable distancia de ERC, que es la tercera fuerza [según el sondeo, ERC se recupera y gana un par de escaños]. Pero esta percepción es puntual. Ya veremos si de aquí a tres años el PSC sigue manteniendo el embrague o la crisis del PSOE le pasa factura y Junts recupera fuerzas», afirma un dirigente del partido puigdemontista.

Lo más destacable para los analistas es el ascenso de la Aliança Catalana que lidera Sílvia Orriols, que pasaría de 2 a 11 escaños. Para los de Junts, este es un dato producto de una sobreactuación de la cocina del CEO. «Si Junts pierde cinco escaños, ERC gana dos, la CUP se mantiene, ¿de dónde salen los 9 que gana AC? ¿A quién los toma? No tiene sentido. Los números no cuadran. No podemos creernos esta encuesta», aduce el alto cargo de la formación de Puigdemont.

Pero Orriols se lo toma por el otro lado. «El pacto antifascista contra Aliança Catalana funciona de lo mejor. No lo deshagáis, si os gusta», avisó la alcaldesa de Ripoll tras conocerse el sondeo del CEO.» Ya veremos qué pasa en las municipales, pero es posible que AC eclosione y barre prácticamente Junts de su feudo de Girona. Los gerundenses ya están hartos de su alcalde de la CUP, y Junts no levanta la cabeza. Aliança tiene el camino allanado para apoderarse de la capital, y eso sería el peor revolcón a Junts», dicen fuentes cercanas a la formación ultra.

Lo había vaticinado hace un mes la líder ultra: «Parece que dos años antes de las elecciones municipales, Junts ya planea la guerra para ‘recuperar Ripoll’. Mientras, embobados, os centréis en Ripoll, Aliança os arrebatará concejales y ediles por todo el país. Y nadie podrá impedirlo». Miquel, que gestiona la cuenta de X CNI Catalunya, uno de los principales apoyos que había tenido Puigdemont durante los años de plomo del procés, es una dolorosa espina que se le ha clavado ahora al expresidente: «¿Hablamos un rato del batacazo que se clavará Junts en las próximas elecciones, las que sean? ¿O dejamos que se la peguen o corrijan el rumbo? Porque las encuestas les dan todavía 29 diputados, pero yo digo que sacarán entre 10 y 12 a más tardar». En otras palabras: una humillación en toda regla.

La tirada de los gurúes soberanistas será crucial para el resultado de las próximas elecciones. Y las más próximas son las municipales. Para estos comicios, AC espera resultados espectaculares en Girona, que fue durante años el feudo de Puigdemont y de Junts. Hasta el punto de que no descarta obtener la alcaldía, contra todo pronóstico. Pero lo mismo puede pasar en Vic, Manlleu o Manresa, donde el fervor ultra va ganando puntos en detrimento del discurso «oportunista» de Junts.

Una pieza fundamental

En la Cataluña central, los de Orriols han quitado a Junts una pieza fundamental: Marina Quintana se marcha primero de Junts y ahora es la cara pública de Aliança Catalana en Roda de Ter, donde es concejala. Pero acaba de ser elegida presidenta del comité ejecutivo comarcal de AC. Y posiblemente será la candidata a la alcaldía de Vic en 2027, un municipio tradicionalmente en manos de Junts, pero donde los votantes, según dicen en AC, están cayendo rendidos a los pies de Orriols.

En Olot, otro de los feudos de Junts, las cosas no pintan tampoco muy bien para los partidos independentistas tradicionales. El alcalde, PepBerga, dimitió por sorpresa el pasado mes de febrero. No lo aclaró, pero la verdad es que su nueva pareja es la dirigente local de AC. ¿Puede ser que dé el salto a Aliança Catalana en las próximas municipales? Es solo una posibilidad. Otro dirigente de ERC de la misma ciudad también ha cambiado de pareja sentimental, y su nueva compañera es precisamente otra dirigente comarcal de Aliança.» Es relativamente fácil que AC gane muchas alcaldías y multiplique el número de concejales en las comarcas de Girona en las municipales de 2027, y acabe con el imperio de Junts. Este será el ensayo para luego dar la gran sorpresa a las autonómicas de 2028. Aliança puede ser la lápida que sepulte definitiva y políticamente a Puigdemont», afirman desde círculos cercanos al partido de ultraderecha.

Ante los inmejorables vaticinios para Aliança, sus estructuras territoriales se van estructurando poco a poco. El partido ultra lleva dos años construyendo los pilares comarcales para intentar distinguir cuidadosamente a los altos cargos y a los responsables.

Orriols ha emprendido, al mismo tiempo que acomete la expansión territorial, una estudiada estrategia de entendimiento con determinados colectivos. Se ha visto con sindicatos y grupos de apoyo a funcionarios de prisiones, pero también con sindicatos policiales, de enseñanza o sanitarios. Asimismo, se ha erigido en la voz de defensa de Israel en Cataluña. De hecho, es la referencia de los judíos ante las críticas generalizadas por las matanzas de Gaza.

El discurso del odio

El tema judío es el que más réditos está dando a Orriols, muy centrada en las críticas al islamismo. Esto le da motivo para apoyar sin problemas el sionismo. «Lo peor que tiene es que su discurso está demasiado enfocado a ir en contra del islam. Si abandonara este monodiscurso y ampliara las propuestas a temas sociales, vivienda, sanidad, educación…, sin meterse siempre a los islamistas, seguramente su discurso sería comprado por mucha más gente», explica un antiguo alto cargo de Junts hoy en el entorno de Aliança.

Desde la acera opuesta, se critica con dureza este discurso. «AC no es independentista. De hecho, muchas votaciones en el Parlament son secundadas sin problemas por Vox y el PP. Incluso se podría decir que puede haber trasvase de voto de Vox a Aliança y viceversa, porque ambos se alimentan del discurso del odio», asegura un cargo de la CUP combativo con los de Orriols.

El auge de Aliança es visto con recelo por el resto del independentismo, si exceptuamos algunos grupúsculos y colectivos ultras como el Moviment Identitari Català (MIC), Renaixença o Nosaltres Sols, por poner solo algunos ejemplos. Porque la verdad es que el suflé de AC ha desbordado el recipiente y tiene vida propia, protagonizando una pujanza envidiada desde organizaciones decadentes como el Consell de la República o la ANC.

Mientras la ANC empieza a tener dificultades económicas y sus afiliados y dirigentes se van en un goteo constante, Aliança nada en la abundancia. Al margen de la apertura de sedes (lo que conlleva un importante gasto estructural), hay una red de medios (al menos cinco portales digitales) que están siendo sostenidos económicamente por determinadas empresas a las que les interesa el discurso de Orriols. Estas empresas son, en parte, catalanas. Otros tienen intereses internacionales, coincidentes con el discurso de Aliança Catalana.

Aprovechando la bonanza, los de AC no se apiaden de nadie. Orriols retuiteó un mensaje de Carles Fresquet, secretario de organización del consejo de AC de Osona, con el título «Una imagen vale más que mil palabras». En la foto, una parada vacía de la ANC contrastaba con la parada adyacente de Aliança Catalana, llena de gom a gom. Una metáfora precisa. Los ultras del independentismo surfean en la cresta de la ola más grande del mundo y se dejan llevar.

*Puedes leer el artículo entero en el número 1631 de la edición en papel de EL TRIANGLE.

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