El lío de los asientos VIP entra en su fase más delirante y surrealista

Laporta filtra ahora a los medios del régimen que se pueden 'utilizar' y homologar igualmente en Montjuic o en el Spotify, a mediados de septiembre, para que el auditor y LaLiga validen el ingreso de los 100 millones

Joan Laporta - Foto: FC Barcelona

Los despropósitos financieros de Joan Laporta, que son radiados en directo por la prensa del régimen, alcanzan una dimensión cada vez más surrealista y delirante. En especial, la operación de los asientos VIP de los 100 millones empieza a acumular un histórico de vaivenes, contradicciones e incertidumbres que ya nada tiene que envidiar al serial de Barça Studios, ambos inmersos en esa interminable y mareante fase tan propia del laportismo por la necesidad de mantener vivo y consistente su valor imaginario más allá de su deterioro o dudas reales en la realidad contable.

El último episodio versionado por los medios afines al presidente es el que ha dejado descolocado y perplejo a todo al barcelonismo, convencido de que la enorme movida arquitectónica, de papeleo, de obras urgentes en la primera grada, apremio al Ayuntamiento y campañas de regreso al Spotify el 10 de agosto respondía al único interés de que tanto el auditor, Crowe, como LaLiga, dieran por bueno que los 475 asientos VIP vendidos -la explotación por 30 años- a dos empresas con razón mercantil en Qatar y los Emiratos Árabes podían insuflar 100 millones netos en el fair play financiero excedido del Barça. 100 millones inexcusablemente necesarios para llegar el 15 de agosto, más o menos, a la regla 1:1, y luego esperar el milagro de una lesión o el adiós voluntario de Ter Stegen para poder inscribir a Joan Garcia, Wojciech Szczesny y, finalmente, a Marcus Rashford.

Esa expectativa que hace una semana se daba por firme, confirmada por fuentes del club de toda solvencia y grabada a fuego a partir de la fecha felizmente anunciada del retorno al Spotify el 10 de agosto con motivo del Gamper, toda esa cantinela se derrumbó de pronto y definitivamente el viernes. Fue con el anuncio oficial en la web del club de la suspensión del Gamper, la imposibilidad absoluta de reabrir el estadio en agosto y hasta el más que viable y perentorio retorno a Montjuic para no poner en peligro el inicio de la Liga y la seguridad de poder jugar la fase de liguilla de la Champions a partir de septiembre, sin jugársela a que lleguen los permisos del Ayuntamiento.

Bien. Alucinante y esperpéntico, pero ridículamente comprensible si, como parece, la campaña de «Tornem a casa. Vibrem« no era más que un recurso desesperado de Laporta para que el Ayuntamiento mirase hacia otro lado y, pudiendo estar operativos los asientos VIP, ni que fuera con un aforo reducido, el auditor y LaLiga dieran luz verde a los 100 millones de los que pende el ejercicio 2024-25 y la inscripción de buena parte de los contratos ampliados de la plantilla y de los fichajes.

En cambio, sorprendentemente, a los pocos minutos de la renuncia oficial al Gamper, tanto Mundo Deportivo como Sport publicaron sus webs respectivas la misma información, según la cual la directiva contemplaba igualmente la posibilidad de asimilar y explotar los ingresos de los 475 asientos VIP valorados en 100 millones de euros, incluso si debe iniciar la temporada en el Estadio Olímpico Lluís Companys (Montjuic) en lugar de en el Spotify Camp Nou por retrasos con la licencia de primera Ocupación. «El club cuenta con que podrá explotar esos 475 asientos VIP en Montjuic y así cumplir igualmente la regla del 1:1 de LaLiga, imprescindible para inscribir jugadores en el mercado estival. La dirección del club mantiene la esperanza de regresar en septiembre al Camp Nou, pero asegura que la experiencia de los asientos VIP podría trasladarse a Montjuic sin perder efecto legal ni financiero. La clave para la auditoría y la validez ante LaLiga es que los asientos estén construidos, no necesariamente en uso en cada partido», explicaron.

De acuerdo con ese criterio, los medios apuntaron que la junta de Laporta «no asocia directamente la explotación de los asientos VIP al estadio donde juegue, sino a la existencia y finalización de estos. Lo fundamental para el auditor Crowe y para LaLiga es demostrar que los asientos VIP están terminados, por lo que incluso si no se utilizan inicialmente en partidos de Montjuic o el Trofeo Gamper, podrán ser contabilizados como activos e ingresos en el balance de la temporada».

Consiguientemente, surgen dos preguntas capitales. Si no era precisa esa certificación práctica de uso y ocupación de los asientos VIP de cara al auditor y LaLiga, ¿por qué Laporta se prestó a anunciar el Gamper en el Spotify el 10 de agosto sabiendo que no obtendría la licencia de primera ocupación? Esa sería la primera.

Y la segunda, más retorcida aún, habría que dirigirla al auditor: ¿Si, hasta la semana pasada, la clave contable del asunto era la demostración de que estos 475 asientos VIP del Spotify formaban parte del patrimonio inmobiliario -o sea, físico- del estadio, entonces ¿cómo se explica que, de pronto, a efectos de fair play financiero, se puedan homologar en el Lluís Companys, donde ni existen ni la instalación es propiedad del FC Barcelona?

Y aún más allá de estas reflexiones, cuesta entender que la auditoría del ejercicio 2024-25 reste abierta a mediados de septiembre para asumir 100 millones de ingresos de una operación cerrada en enero pasado y sobre la base de un argumento que, por su propia naturaleza, por tratarse de un acto de fe, perfectamente podía estar ya resuelto sin necesidad de tanta teatralización ni dramatismo.

De hecho, la expresión «el club cuenta con que podrá explotar esos 475 asientos VIP…» se refiere a la opinión de la junta, no de Crowe ni de LaLiga, lo que induce a pensar que la publicación coordinada de Mundo Deportivo y Sport, inmediata al comunicado de la suspensión del Gamper y en términos tan incoherentes, suena a telón de fondo y/o cortina de humo proyectado por la directiva para que no cunda el pánico ni en el vestuario ni entre la dormida afición barcelonista ante el riesgo de no estar en la regla 1:1 a tiempo, antes del cierre del mercado el 1 de septiembre.

En el fondo es tan sencillo como conjeturar que si después de todo tanto da jugar en Montjuic o en Les Corts el primer partido a mediados de septiembre para validar los 100 millones, tanto el auditor como LaLiga ya lo habrían hecho hace tiempo y el Barça estaría en la norma 1:1. Lo que parece es que ahora Laporta intenta, a la desesperada, otra jugada. Pues a ver.

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