Laporta necesita desesperadamente vender a algún crack este verano

Se ha cerrado el ejercicio del Barça sin que se sepa nada de los 100 millones de los asientos VIP y, con el fair play excedido, están al descubierto las renovaciones del año pasado, también la de Lamine Yamal y en riesgo las inscripciones de los nuevos fichajes

Joan Laporta, en la presentació de Dani Olmo - Foto: FC Barcelona

Los altavoces mediáticos del laportismo más tradicionalmente serviles a la causa -o sea, Mundo Deportivo, Sport, TV3, Catalunya Ràdio y RAC1- han empezado a anteponer en sus cabeceras y prioridades informativas la necesidad de alentar las salidas y las ventas de la plantilla de Hansi Flick, ya que de otro modo no será posible, inmediata ni fácil la inscripción de los nuevos fichajes. Ni siquiera las ampliaciones y mejoras de contrato suscritas el curso pasado con el fair play financiero excedido, como las de Pedri, Gavi, Araujo, Raphinha y otros, estando pendientes, por otro lado, las renovaciones de Balde y de Frenkie de Jong.

Las informaciones de esas mismas fuentes que beben en la propia directiva del Barça venían advirtiendo de que, incluso con los 100 millones de los asientos VIP, resultaba perentorio y urgente activar operaciones para alcanzar el 1:1, y, a partir de ese punto, poder destinar cada euro de beneficio de ventas o ahorro salarial a preparar el aterrizaje de la nueva masa salarial azulgrana. También la de Lamine Yamal, cuyo volumen debe ser absorbido, al menos en buena parte, a lo largo de la temporada recién iniciada.

Por más que a Joan Laporta le convenga afirmar que el Barça está en la regla 1:1 y dar por hecho que está en condiciones de pagar la cláusula de Nico Williams, como ya ha hecho con la de Joan Garcia, además de ofrecerles garantías por escrito de que serán inscritos antes de que empiece la competición, no ha trascendido que el Barça de Laporta se haya beneficiado de un cambio de criterio del auditor, Crowe, sobre la contabilidad de los asientos VIP cedidos a dos empresas de países árabes del Golfo a cambio de 100 millones. En su momento, precisamente contraviniendo un informe de auditoría que Laporta se sacó de la manga el 31 de diciembre pasado, en aquel desesperado y frustrado intento por salvar la inscripción de Dani Olmo, el nuevo auditor echó para atrás la operación revirtiendo el criterio de la propia Liga con respecto al estado de 1:1 de fair play financiero.

Las informaciones laportistas no habían dejado de abundar en que solo era cuestión de días que Limak terminase de atornillar unos asientos para que esos 100 millones entrasen a presión para medio salvar a Laporta de otro de esos líos en los que mete al club por culpa de la improvisación y de la frivolidad de su negligente y tramposa gestión.

Otra de las promesas de Laporta de la última asamblea, para justificar la presentación a la aprobación de los socios de una auditoría con una excepción de 208 millones de pérdidas, fue que solo era cuestión de unos días que finalmente llegasen los inversores para Barça Vision, esa mina de oro del negocio digital. El final de esa película es que Barça Visión, la mercantil que la sustentaba, Bridgeburg Invest, y todo el ficticio plan de negocio inventado desde la junta han sido desmantelados y borrados del mapa, teóricamente absorbidos por otra sociedad, Barça Produccions con la finalidad de que esos 208 millones puedan quedar un año más a salvo de aumentar los fondos propios negativos del FC Barcelona, que ya son de 94 millones.

El curso arranca, como el año pasado, con la misma capacidad de la junta para fabricar un relato mediático, desde la soberbia y la fanfarronería, sobre la bonanza económica y la solvencia financiera frente la realidad, idéntica o peor, que ya condenó a Dani Olmo a acabar siendo pasto de una jugarreta médica para salir del paso en verano, y de un ridículo institucional made in Laporta el fin de año pasado.

Por todas estas razones se han activado las opciones de traspaso de Ronald Araujo, cuya cláusula de libertad baja a 60 millones del 1 al 15 de julio, y desde el club se ha estimulado que se repita en la prensa el interés del Bayern Múnich por Fermín.

En cambio, por lo que respecta a las salidas, se ha eternizado la llegada de Ansu Fati al Mónaco hasta que el club de destino no ha impuesto sus condiciones y Laporta ha estirado el contrato un año para reducir engañosamente su salario, y no se habla tampoco de ningún movimiento para avanzar en el futuro de los declarados transferibles Iñaki Peña, Ter Stegen o Pau Víctor.

A las cuentas de Laporta les habría venido muy bien obtener alguna plusvalía por ellos de cara al cierre del ejercicio. El problema es que como Laporta necesita vender urgentemente y eso lo sabe todo el mundo, el Barça tiene todas las de perder en cada una de estas negociaciones, además de alimentar el fantasma de que, como le pasó a Dani Olmo, nadie tiene garantizada su inscripción ni las mejoras de contrato.

 

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