El valiente e insobornable abogado Sebastià Salellas, traspasado en el año 2008, seguro que estaría indignado con la actuación de su hijo Lluc como alcalde de Girona. Haciendo el juego a los oscuros intereses de sus socios de gobierno de Junts x Catalunya, Lluc Salellas ha dado luz verde a una estrambótica operación urbanística que, con la excusa de crear el nuevo Campus de Salud del hospital Josep Trueta, se cargará el parque urbano de Jordi Vilamitjana, muy estimado por los vecinos, y la construcción en el emplazamiento que ocupa de una promoción de 427 viviendas. Increíble.
El viernes de la semana pasada, los tres grupos que conforman el equipo de gobierno municipal –Guanyem, Junts y ERC– aprobaron provisionalmente la modificación número 38 del plan general de ordenación urbana (PGOU) de Girona. Con esta decisión se abre la puerta al desarrollo del nuevo complejo hospitalario que debe sustituir al viejo Josep Trueta. Pero una cosa es construir un nuevo hospital y la otra es urdir una enrevesada martingala urbanística que obedece a unos intereses especulativos que, hasta ahora, quedan en la sombra.
En el origen de este disfraz está la anterior alcaldesa, Marta Madrenas, una experta en el sector inmobiliario que, actualmente, es diputada de Junts x Catalunya en Madrid. A la hora de plantear la necesaria renovación del hospital Josep Trueta forzó la máquina para evitar que el nuevo Campus de Salud se hiciera en Salt, donde estaban los terrenos idóneos. Presionó para que, al menos en parte, el futuro hospital también se hiciera en el término municipal de Girona.
La obsesión de Marta Madrenas, asumida por el actual alcalde, Lluc Salellas, ha provocado que el proyecto aprobado por el Ayuntamiento de Girona sea una auténtica chapuza urbanística imposible de digerir: se carga los 400 árboles y la zona de juegos del parque Jordi Vilamitjana; hay que expropiar las históricas masías de Mas Xirgu y Mas Sureda; para compensar a los propietarios afectados se les da el derecho a edificar 427 viviendas en los terrenos del parque; y, además, se prevé la urbanización de la riera de Masrocs, que la Agencia Catalana del Agua (ACA) considera que es una zona de riesgo de inundaciones.
Se trata de una pucherazo sin precedentes en la historia de la Girona democrática. ¿Cui prodest?
*Puedes leer el artículo entero en el número 1627 de la edición en papel de EL TRIANGLE.