Si la junta de Joan Laporta puede ahorrarse un gasto de índole social parece claro que el coste del Observatori Blaugrana es completamente prescindible, teniendo en cuenta que a la directiva azulgrana le importa bien poco la opinión, el criterio o los deseos de sus asociados. Los ha echado de las asambleas y, de forma creciente, les niega información sobre la mayoría de ámbitos de la gestión del club. Además, se salta todos los controles a la junta previstos en los estatutos e ignora los más elementales fundamentos democráticos que se habían mantenido y respetado en los mandatos anteriores de Sandro Rosell y de Josep Maria Bartomeu.
Por tanto, resulta superfluo e intrascendente que los socios estén siendo invitados a responder, vía internet, una serie de preguntas encaminadas a evaluar el rendimiento de cada equipo profesional, la gestión de la directiva (del 0 al 10), el trabajo de Hansi Flick, el contrato con Nike, el acuerdo con Spotify, el seguimiento de la reforma del estadio, y una serie de temas que, sin matices ni posibilidades de aportar comentarios, solo pueden ser respondidas con un aprobado. Básicamente, porque, por ejemplo, se les invita a comentar si son satisfactorios los avances de las obras, pero no si consideran cumplidos los términos, los compromisos, los plazos y el coste del Espai Barça según el acuerdo asambleario de 2021. O también porque se puede llegar a entender como un todo la asignación la nota a Flick y el balance de la gestión de la junta de Laporta sin entrar en los detalles de la ruina económica actual (94 millones de fondos propios negativos) y el hecho grave de haber aprobado unas cuentas con una salvedad de nada menos de 208 millones de pérdidas no descontadas.
Entre las propuestas a considerar figura una realmente cínica y perversa sobre «la capacidad de haber podido inscribir a Olmo y Víctor», formulación que en sí misma no se corresponde con la realidad, ya que ambos han podido jugar gracias a una medida cautelarísima en respuesta del Consejo Superior de Deportes (CSD) a un recurso de alzada de Laporta, posteriormente ratificada desde la Moncloa y ahora recurrida por LaLiga y pendiente de lo que dicte la Audiencia Nacional. Técnicamente, ninguno de los dos futbolistas ha sido inscrito según el procedimiento y garantías del control económico que han seguido el resto de los futbolistas de la Liga. ¿Cómo habrían votado los socios a una pregunta sobre si el FC Barcelona debe pasar por la vergüenza de fichar dos jugadores y no poderlos inscribirlos más que por la baja médica retorcida de un compañero?
El modelo de propiedad
El presunto ejercicio democrático atribuible a esta nueva edición del Observatori Blaugrana no responde en ningún caso a los desvelos de Laporta por conocer el grado de satisfacción de sus socios. Le da completamente igual lo que piensen y hasta le resbala que se abran este tipo de canales de posible interpelación de los propietarios, a los que, sin embargo, se les vuelve a plantear el modelo de propiedad, cuestión que el periodista Xavi Bosch han comentado acertadamente en Mundo Deportivo: «Lo que puede inquietar a más de un socio es que el Club le sigue dando vueltas al modelo de propiedad mientras la Junta, también a través de la misma encuesta, sostiene que el Barça siempre será de los socios mientras esté al mando. Entonces, si es caso cerrado, ¿por qué en la encuesta nos plantean otras tres opciones?: «Preferiría que el Club fuese una Sociedad Anónima Deportiva con accionistas», «Preferiría que el Club optase por un modelo mixto donde al menos el 51% fuese de los socios» y «Ninguno de los anteriores modelos». No es la primera vez que se consulta a la masa social sobre el tema. Cuando el río suena, agua lleva. La Junta dice que no quiere cambiar el modelo, pero lo pregunta a menudo».
También cabe la posibilidad de que las respuestas, convenientemente sazonadas y presentadas según le interese a la junta, se utilicen para justificar alguna de las campañas propagandísticas en marcha a lo largo de este verano larguísimo en el que Laporta parece que sudará como nunca para aparentar, sobre todo ante la seriedad y la profesionalidad de Hansi Flick, que puede traer los refuerzos prometidos. La presidencia necesita distracciones y más de una de estas operaciones ilusorias que, como el fichaje de Joan Garcia, que debía estar cerrado hace ya dos semanas, cada día parece salpicado por alguna pequeña incidencia que retrasa algo tan simple y fácil como pagar la cláusula y presentar al nuevo portero.
Conflicto con Time Consultants
Finalmente, tampoco debe olvidarse que el FC Barcelona sufrió un conflicto contractual con la empresa Time Consultants, encargada de realizar el Observatori Blaugrana, esa macroencuesta periódica a socios y aficionados sobre la actualidad y gestión del club. El problema surgió cuando el club decidió rescindir unilateralmente el contrato en septiembre de 2020, alegando los efectos de la pandemia de covid-19 como motivo para no realizar las tres encuestas que quedaban pendientes en el acuerdo. El club justificó la rescisión del contrato argumentando que el confinamiento y la suspensión de las competiciones deportivas hacían imposible o irrelevante la realización de las encuestas pactadas. Time Consultants, por su parte, demandó al club, solicitando o bien la reactivación del contrato para poder realizar las encuestas pendientes, o bien una indemnización equivalente a un tercio de los honorarios pendientes (65.000 euros). La sentencia fue desfavorable para el Barça, pues el tribunal consideró que los argumentos del club no justificaban la rescisión del contrato, ya que las encuestas se realizaban telefónicamente y no dependían exclusivamente de la actualidad deportiva, sino que también abordaban temas como la política de fichajes y la gestión del club.
Probablemente nunca se sepa si a la hora de la verdad ha sido más rentable seguir con el Observatori Blaugrana y cumplir con el contrato en vigor, aprovechando para mejorar la nota de fin de curso y quién sabe qué tejemaneje laportista.











