Laporta jura fidelidad a la UEFA contra la Superliga y al revés en 24 horas

El presidente del Barça se reunió con Ceferin en Múnich para intentar suavizar los 60 millones de multa por sus irregularidades contables, y al día siguiente ya lo traía renovando los votos hacia el invento de Florentino, una estrategia de alto riesgo.

Joan Laporta - Foto: FC Barcelona

«El Barça logra rebajar una fuerte sanción de la UEFA por las palancas», este fue el enunciado de una impactante noticia publicada por Mundo Deportivo el martes pasado, que, resumidamente, formula dos escenarios. El primero, la reducción de una multa de 60 millones a 15 millones por una reincidencia en la vulneración del fair play financiero de la UEFA. Y el segundo, el impacto cero de ese castigo de 15 millones en la cuenta de resultados por tratarse de un gasto extraordinario a compensar por los ingresos no ordinarios de la actual temporada. O sea, según esta edulcorada interpretación de unos hechos que, ostensiblemente, han sido filtrados desde la junta de Joan Laporta, la pérfida intención de la UEFA de imponer un pedazo de multa al Barça por hacer trampas en sus cuentas de forma reiterada y grave ha estado a punto de generar un beneficio en la cuenta de explotación.

Alucinante relato de una situación que, según el mismo medio, «la propuesta de sanción quedó en unos 60 millones, pero con el compromiso de UEFA y Barça de que finalmente quede en unos 15 millones si el club cumple con las normas del fair play del organismo europeo y de LaLiga. Y si la entidad azulgrana no cumple, entonces sí que deberá pagar esos 60 millones».

El papel de Louzán

El arreglo sería el admirable y aplaudido resultado de esa visita de Laporta a Aleksander Ceferin, el presidente de la UEFA, en la final de la Nations League celebrada la semana pasada en Múnich, y facilitada por el nuevo presidente de la RFEF, Rafael Louzán. El mismo que pasa de puntillas por el caso de Dani Olmo, una escandalosa burla del Barça de Laporta del sistema de control económico de LaLiga, y que, además, se alía con Laporta para tratar de hacer lo mismo: amañar la contabilidad para ayudarle a eludir la lupa de la UEFA, que ya le impuso un primer castigo al Barça de 500.000 euros por usar indebidamente las palancas para fichar. Es decir, inventarse ingresos inexistentes para disponer de ventajas sobre el resto, que es la queja de los propios clubs como el Barça contra las prácticas de los clubes-estado, tantas veces denunciadas.

Sorprende que el presidente de la RFEF, Rafael Louzán, colabore tan directamente en favorecer los intereses de un presidente que según la UEFA hace trampas en sus cuentas de forma deliberada y recurrente, una actitud que desde luego no le ayuda ni a LaLiga ni a Javier Tebas, quien además de luchar endemoniadamente para mantener a los clubs españoles dentro de un orden de solvencia y de equilibrio también ha denunciado al Manchester City y el PSG por las mismas irregularidades de fondo en la gestión de sus finanzas.

No es menos creíble la secuencia de los hechos que arranca con una información de The Times días atrás avanzando que la UEFA ha encontrado graves indicios de malas prácticas de Laporta y que, por reincidencia, además de una multa de enorme calibre, el castigo puede abarcar una reducción de la plantilla para la Champions y hasta la resta de puntos en la fase previa. La reacción oficial del Barça fue admitir una auditoría llevada a cabo por expertos de la UEFA, negar tener conocimiento del resultado de esta investigación, y, acto seguido, de acuerdo con esta noticia de Mundo Deportivo, Laporta se mostró genuflexo y sumiso ante Ceferin para ganarse su favor y una cierta flexibilidad en la sanción prevista de 60 millones.

Sería un matiz importante, aunque no aclarado en la información, saber si existe resolución de la UEFA y propuesta de sanción de 60 millones, en cuyo caso no le quedaría al Barça otra salida que, como en la multa anterior, recurrir al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), donde ya perdió ese primer caso.

La conversación con Ceferin

De no ser así, ¿es verosímil que el propio presidente de la UEFA se salte a su propia administración negociando particularmente condiciones al margen de la normativa y de los protocolos? Lo que explica Mundo Deportivo es que si Laporta hace los deberes y demuestra ante LaLiga estar cumpliendo los parámetros del fair play financiero en el marco del fútbol español, entonces le rebajará la multa a 15 millones. Otra conclusión cuestionable, pues además de situar la negociación en un contexto de poca seriedad y rigor por parte del presidente de la UEFA -atribuyéndose prerrogativas de negociación y de capacidad de sancionar personales y no acreditadas por sus organismos válidos de control-, precisamente el origen de la multa es porque LaLiga le permitió una primera palanca de venta de derechos de TV de la Liga del 10% y no una segunda por el 15% más de impacto directo en el margen salarial. Esto arrastró a Laporta, en su desesperación, a inventarse la palanca de Barça Studios sin que LaLiga promoviese, más allá de sentirse engañada, ninguna sanción. Los parámetros de la UEFA son más estrictos y minuciosos en este ámbito.

¿De qué hablaron Laporta y Ceferin en realidad? ¿De concederle a Laporta un margen de maniobra para equilibrar las cuentas y así eludir el castigo, al menos de momento, como sugiere la información? También esta salomónica alternativa suena a demasiado pasteleada, si hay que creer en la profesionalidad y seriedad de los inspectores de la UEFA. Igual de sospechosa, infantil, inoportuna y puede que muy perjudicial que hacerla circular en la prensa como una medalla del presidente en la defensa de los intereses del Barça.

El caso es que, sean 60 millones o 15 millones, el Barça de Laporta habría incurrido en una negligencia evitable y no se libraría de una multa, notable en cualquier caso, con un evidente perjuicio económico y la amenaza de una sanción aún mayor en el futuro, si persiste en amañar las cuentas y la UEFA, en la siguiente visita de sus auditores a Barcelona, descubre que para maquillar los resultados del ejercicio 2023-24 el presidente pasó por alto una salvedad de su propio auditor, Grant Thornton, de nada menos de que 208 millones de pérdidas. De haberse aplicado, el elevado resultado de fondos propios negativos (hasta 300 millones en rojo) habría impactado aún más fuertemente en el margen salarial del Barça en LaLiga. Si la UEFA se entera o pasa revista a las cuentas reales de Laporta, el riesgo de un castigo insuperable sería elevadísimo.

Laporta, a dos bandas

También cabe la posibilidad de que a la UEFA le haya interesado, a cambio de suavizar la infracción, que Laporta deje definitivamente tirado a Florentino Pérez en la batalla de fondo de la Superliga y abrace la nueva Champions de Ceferin como la única senda para el fútbol continental. Parece que Laporta le prometió a Ceferin dejar al Madrid en la estacada para justificar que los informes financieros sobre los subterfugios de Laporta parecen menos graves de lo que son en realidad, lo que invita a pensar que la UEFA es bien capaz de jugar a este tipo de mangoneo de la UEFA bajo formatos que se parecen peligrosamente al chantaje o la extorsión por parte de su presidente. El caso es que, al día siguiente, de regreso de Múnich, Laporta viajó directamente a Madrid para reunirse con el staff ejecutivo de la Superliga y, en las antípodas de su actitud de horas antes, de apoyar a Ceferin contra los inventos de Florentino, jurarle al proyecto su más sincera lealtad y apoyo. Un juego a dos bandas que tampoco se preocupa de disimular y que sus palmeros elogian como la más brillante de las estrategias.

Laporta sabe que, en cualquier caso, no será él quien pague las consecuencias, sino el Barça a la corta y a la larga. Ahora ya es cuestión de tiempo que la UEFA dé oficialidad, o no, a esa opereta.

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