Marc Ciria destapa otro pufo de Laporta de 157,5 millones de pérdidas

Es el valor de equivalencia del 49% de las acciones del Barça en Locksley Invest, registrado como ingreso en 2021 por la palanca de los derechos de TV con Sixth Street, aunque sin derecho a gestionar, participar ni a cobrar beneficios: otro negocio muerto y otro marrón para Crowe

Marc Ciria - Foto: 3Cat

Definitivamente, Joan Laporta está llamado a destrozar todos los récords de operaciones financieras absurdas y ruinosas de la historia del FC Barcelona, habiéndose especializado en las denominadas palancas, ese recurso patrimonial de urgencia que básicamente acaba aflorando como una maniobra de pura fantasía contable, precariedad, deudas y pérdidas, como su modus operandi para engañar a LaLiga y a los socios. A la célebre y fantasmagórica operación de Barça Studios, que arroja un balance contable de -353 millones, de los cuales 145 millones ya computaron como pérdidas en el ejercicio anterior y el resto sigue pendiente de restar 263 millones, ahora se suma otro pufo que ha permanecido oculto y vegetativo. Sube a 157,5 millones que, idénticamente, se corresponden con un ingreso contable ficticio por ese mismo importe, resultado de la pésima y lamentable estrategia de venta del 25% los derechos de TV de la Liga por 25 años en 2022 a Sixth Street Partners, ese fondo de inversión estadounidense al que Laporta se entregó en cuerpo y alma por recomendación expresa de Florentino Pérez en aquel dramático periodo de 2022.

Fue una de las soluciones más a mano para rehacerse de su no menos descabellada maniobra de empobrecimiento practicada en el cierre del ejercicio 2020-21 a base de avanzar amortizaciones sin ningún sentido y cargar provisiones inventadas hasta autosepultarse en vida con un déficit de 485 millones, origen de todos los desastres económicos del FC Barcelona, por cierto, ajenos por completo a la pandemia y sus efectos y a la herencia de Josep Maria Bartomeu.

El nuevo pufo lo ha desvelado un examigo y excolaborador electoral -además de fan declarado- de Joan Laporta, el financiero Marc Ciria, en una reciente entrevista en el programa Què t’hi jugues? de SER Catalunya, en el que ha desvelado este asunto hasta ahora oculto que, a su juicio, el nuevo auditor debería resolver con el mismo criterio aplicado a Barça Studios por el anterior auditor, Grant Thornton. Eso quiere decir descontando la totalidad de un ingreso atribuido a una compañía sin actividad, facturación, sin beneficios y sin ninguna posibilidad real de ser reavivada, Locksley Invest SL, por la sencilla razón de que, en su momento, su función fue la de ser un mero instrumento mercantil para fabricar un ingreso fantasmagórico por su valor de equivalencia de 157,7 millones. Transcurridos tres años, mantener su valor en los libros carece absolutamente de sentido, motivo por el que el propio Marc Ciria considera que el nuevo auditor, Crowe, se enfrenta a este otro marrón. En el caso de actuar con la debida profesionalidad y haciendo la interpretación correcta de los principios de la contabilidad, Crowe no tendría otra salida que extirpar del maltrecho cuerpo de la economía de Laporta esos dos tumores malignos, Barça Studios y Locksley Invest SL, por 365,5 millones en forma de pérdidas. El golpe definitivo a unas cuentas que, además, están hoy seriamente amenazadas por la endeble credibilidad de la operación de los asientos VIP por 100 millones, aún no validada tampoco por el nuevo auditor.

Locksley Invest SL fue constituida el 11 de enero de 2022 por Laporta con el objeto social de la constitución, participación directa o indirecta en la gestión y control de otras empresas, así como la adquisición, enajenación, tenencia y explotación de bienes inmuebles, la intermediación en operaciones comerciales, empresariales e inmobiliarias, y la negociación y explotación de patentes, marcas, licencias, know-how y derechos de propiedad, que no cotiza en ningún mercado de valores y fue creada específicamente como vehículo de inversión para la monetización de derechos audiovisuales del FC Barcelona.

Lo que hicieron Joan Laporta y el entonces vicepresidente económico, Eduard Romeu, tan amigo de la contabilidad creativa, fue, en junio y julio de 2022, vender a Locksley Invest SL el 10% -y posteriormente, el 15%- de sus derechos audiovisuales de La Liga por 25 años, manteniendo el Barça un 49% de participación en Locksley, mientras que el 51% pertenece a Sixth Street Partners, un fondo estadounidense. La venta generó ingresos de 267,1 millones de euros en el ejercicio 2021/22 y 400,4 millones de euros en el ejercicio 2022/23, registrados como plusvalías en el inmovilizado no deportivo en la cuenta de pérdidas y ganancias consolidada del FC Barcelona. O sea, la palanca de los derechos de TV.

Sin embargo, Laporta y Romeu, fueron más allá y en el ejercicio 2021/22 el FC Barcelona incorporó por primera vez a Locksley Invest SL en su perímetro de consolidación por el método de puesta en equivalencia, registrando una inversión de 63 millones de euros y un patrimonio neto de 126 millones de euros para Locksley. En las temporadas sucesivas, las 2022/23 y 2023/24, el valor en libros de la participación del FC Barcelona en Locksley se ha mantenido en 157,5 millones de euros. El patrimonio neto de Locksley disminuyó de 261,1 millones en 2023 a 208,6 millones en 2024, principalmente por acuerdos de socios relativos a la devolución de la prima de asunción y los resultados del ejercicio.

Como durante los 25 años de vigencia del contrato de cesión del 25% de los derechos de TV de la Liga el Barça no tendrá derechos sobre los beneficios que genere la sociedad, no existe, de hecho, influencia significativa en su gestión ni derecho a los beneficios generados a lo largo de los años. No obstante, la directiva de Laporta mantiene registrada en su balance una inversión de 157,5 millones de euros en Locksley Invest SL, clasificada como activo financiero a largo plazo, si bien la sociedad no consolida sus cuentas en el grupo FC Barcelona porque aunque la sociedad ha obtenido beneficios, estos no se transfieren al FC Barcelona durante el periodo pactado de 25 años. Otra vía muerta, otro negocio inventado a base de figurar como accionista de Locksley Invest, mantener el valor de ese 49% en 157,5 millones, sin que en la práctica el Barça pueda ejercer el menor protagonismo ni participación. Pero, sobre todo, sin derecho a participar de los beneficios que regularmente genera a favor de Sixth Street Partners.

El propio Eduard Romeu, ya dimitido y a salvo de sufrir las consecuencias de su directa responsabilidad en este otro pufo, reconoció en su día que la ilusoria venta de Barça Studios se acometió para «ganar tiempo», y también que la creación de Locksley Invest para la transacción con Sixth Street fue una forma imaginativa de fabricar una plusvalía añadida a la propia venta con la única finalidad de revertir las escandalosas pérdidas autoflageladas en 2021.

El problema es que, a la larga, el tiempo acaba por desnudar, una tras otra, las chapuzas financieras de Laporta. Y sí, a Crowe le espera otro calvario que negociar con un cliente como Laporta que, sistemáticamente, le pide trapichear con las cuentas, maquillarlas y manipularlas.

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