Laporta ya admite otro retroceso en los resultados económicos del curso

El president del Barça va alardeando de cerrar con ingresos de 950 millones que, si incluyen los 100 millones de los asientos VIP como él da por hecho, serán más de 40 millones de menos sobre el presupuesto, y no habla en ningún caso de beneficios

Joan Laporta, durant l'assemblea del Barça 2024 - Foto: FC Barcelona

El teatrillo mediático de Joan Laporta ha vuelto a reiniciar para la enésima fabricación de un escenario idílico, insuperable y modélico de club que, por pura proyección del exitoso balance del primer equipo, se da por homologable en el ámbito económico y financiero. Pero la realidad es, por desgracia, bastante distinta e inversamente dramática: es la otra cara de una moneda, la que refleja la verdadera mala gestión de la junta contra la excelencia de la Masía y de una generación liderada por Lamine Yamal, al cien por cien heredada.

A lo largo de la semana siguiente a la conquista y festejos de la Liga, sumada a la Copa y a la Supercopa de España, Laporta ha dejado titulares bajo los cuales oculta, como siempre, más embustes que certezas, el principal y menos analizado soltó en TV3: “Este año ingresaremos cerca de 950 millones de euros. La temporada siguiente el presupuesto supera los 1.000 millones. Un club con este volumen de ingresos…”

No habló de beneficios, que en definitiva sería el indicador de si los resultados son buenos o malos porque a las pocas entendederas de los periodistas presentes debe añadirse que ni entienden ni les interesa saber, y menos propagar, que el presidente del Barça va camino, como en 2010, de aprovechar esta racha deportiva para aumentar el gasto y finalmente, si hay pérdidas, que las afronte la siguiente junta o Goldman Sachs intervenga el club. Concretamente, sin embargo, el dato de ingresos por 950 millones deja la puerta abierta a siniestros cálculos que apuntan a otro paso atrás, uno más, de los estados financieros del club.

La premisa es que en esos 950 millones están contabilizados los 100 millones de la operación con su nuevo mejor amigo Ruslan Birladeanu y un fondo de Catar, el nuevo país también amigo del Barça que antes era despreciable, totalitario y sanguinario. Es lo que se desprende, al menos, de esa verborrea sobre el fair play financiero que, confusamente, explicó a La Vanguardia: “El Barça ya está dentro de la norma 1:1 del fair play. Esto va por temporadas. Lo tenemos acreditado, se nos acreditó en la ventana de invierno. Cada año se asigna el límite salarial. Estamos trabajando para que nuestras cuentas nos permitan tener el fair play en regla la próxima temporada. Pensamos que vamos por el buen camino. Lo que pasó hace unas semanas fue una cuestión de tiempo. Cuando llegan los estados financieros intermedios a la LaLiga, llegan el 31 de marzo, y en ese momento tuvimos un cambio de auditores y los nuevos no nos aceptaron operaciones que han servido para que la UEFA reconociera el trabajo que hemos hecho. A la hora de contabilizar los asientos VIP decían que tenía que haber un paso más. Este paso ya se ha hecho y se van a contabilizar en breve. Era un paso en consonancia con las obras del estadio. Había una discusión técnica, una cuestión de interpretación. Los nuevos auditores han tenido un criterio extra de prudencia, sin rectificar lo que hicieron los anteriores. Pusieron una condición adicional y ya la hemos cumplido. Espero que en breve se pueda contabilizar, y esto nos permita estar en regla de momento. Esto no se acaba el 30 de junio porque se pueden producir distintas operaciones antes de que empiece la Liga, como son ventas de jugadores u otras. Yo soy optimista y pienso que volveremos a estar en la regla del 1:1 desde el principio del mercado”.

O sea, que sí, que antes del 30 de junio estarán contabilizados, según él, esos famosos 100 millones que son netos de ganancia porque, si no, dejarían de aplicarse en el margen salarial hasta alcanzar el 1:1, lo que supone establecer los ingresos ordinarios en 850 millones sobre los 893 millones presupuestados. Es decir, que el Barça de Laporta habría firmado otro retroceso importante y que parte de esa ganancia neta de 100 millones estaría destinada a compensarla los 43 millones de menos sobre la previsión.

¿Cómo afectaría esta circunstancia al balance de la cuenta de explotación? Si es verdad que Laporta ha cumplido con los parámetros que le impone LaLiga y no se ha excedido, manteniendo los gastos en los 873 millones presupuestados, con una previsión de 5 millones de ganancias después de impuestos, el beneficio debería situarse al menos en 45 millones, también sujetos al efecto final de los resultados financieros y de la fiscalidad.

Ya no sería tan buen año si a pesar de obtener 100 millones extra, tipo palanca sobre ingresos que igualmente son un anticipo -uno más de los perdidos en el futuro-, el superávit posible se reduce a menos de la mitad con la recomendación de la comisión económica estratégica de que la totalidad se destinara a reducir deuda.

El drama sería que finalmente ni el auditor ni LaLiga dieran por íntegra la entrada de esos 100 millones por algunas de las razones que planean peligrosamente sobre la operación: porque aún no están construidos ni operativos, porque pueden ponerse en duda razonable el cobro de lo que falta, y porque lo correcto sería diferir la suma por los años de contrato. Entonces el Barça de Laporta se abocaría a nuevas pérdidas y una irremediable situación de margen salarial excedido, y la necesidad imperiosa de vender jugadores para mantener lo que quedase de la plantilla tras renovar a Lamine Yamal. Como siempre, las cuentas de Laporta nunca cuadran ni son tan optimistas como la prensa se las cree.

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