El Partido Popular ha puesto todos los palos en las ruedas para detener que el catalán, el vasco y el gallego sean oficiales en las instituciones europeas. El PP, que se vanta de ser el más constitucionalista de todos los constitucionalistas olvida un artículo de la Constitución que tanto dice defender. El artículo 3.3 dice: “La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección”. Pues resulta que el PP no defiende las modalidades lingüísticas ni las hace objeto de especial protección.
Al contrario. Ha empleado tiempo y esfuerzos llamando a gobiernos europeos presididos por sus socios en Europa dentro del Partido Popular Europeo con el fin de que vetaran la propuesta del Gobierno español para que los otros tres idiomas españoles tengan la consideración de oficiales en todas las administraciones de la Unión Europea.
Incluso, Alberto Núñez Feijóo, que fue presidente de la Xunta de Galicia y habla en lengua gallega, ha llegado a menospreciar la propuesta. Los catalanohablantes, en Europa, somos unos 12 millones. Una cifra superior a idiomas ya oficiales como el maltés, el irlandés o el finés. Finlandia es uno de los estados que más se ha opuesto. Hay que recordar que Finlandia es un estado plurilingüístico donde hay dos idiomas oficiales, el finés y el sueco, y además, tienen de cooficiales el sami, el romanio y el carelio.
Me pregunto cómo justifica su posición contraria al catalán en Europa (y también en el Congreso de los Diputados y en el Senado) la eurodiputada Dolors Montserrat cuando pasea por Sant Sadurní d’Anoia y sus convilatantes le preguntan por qué. También me pregunto si todos los votantes del PP catalán están plenamente de acuerdo con la postura del partido de Feijóo.
Que el catalán, como el vasco y el gallego sean lenguas oficiales en Europa no va en detrimento del español. El inglés sigue siendo uno de los idiomas europeos aunque el Reino Unido ya no forma parte de ella. Eso sí, Malta o Irlanda lo tienen de cooficial y entre ambos países no llegan ni a la población de Cataluña.
En realidad, al PP español le importa poco o nada si el catalán, el vasco y el gallego son idiomas en Europa. En sus cálculos sólo hay poder decir que Pedro Sánchez ha perdido y que ni en Europa le hacen caso. Un PP que va de patriota español y que en Europa hace todo lo posible, sin conseguirlo, para hacer de oposición a las propuestas del Goven español. Por ejemplo, el PP intentó que el Reino de España no recibiera fondos europeos o que no se aprobara la excepción ibérica en la energía. Y, ahora, toca la lengua.
España no será un país con una derecha normalizada hasta que el PP supere un nacionalismo español excluyente. Ahora, sin embargo, mira demasiado por el retrovisor a la ultraderecha y el miedo a Vox todavía lo lleva a posiciones más ultramontanas. El PP tiene un problema y este es el no reconocimiento de la plurinacionalidad y el plurilingüismo. Su problema es la extrema derecha.








