La oficialidad del catalán en la Unión Europea entra en fase decisiva. A tres días de que se celebre el Consejo de Asuntos Generales de la UE -la reunión de ministros de Asuntos de la UE en la que debe decidirse la cuestión-, el Gobierno de España presiona para conseguir la unanimidad de los 27, necesaria para poder aprobar la oficialidad de las tres lenguas cooficiales del Estado. Fuentes del ministerio de Exteriores confirman que el ejecutivo de Pedro Sánchez busca adoptar la oficialidad “total” del catalán, el euskera y el gallego, pero con una implementación progresiva. “No se cuenta con todas las capacidades -de implementación- de golpe. Si se adopta el martes, -las tres lenguas- serán oficiales el martes, pero la implementación no puede ser de golpe”, apuntan fuentes de Exteriores.
La oficialidad del catalán, el euskera y el gallego se debatirá y, previsiblemente, se votará el próximo martes 27 de mayo en la reunión del Consejo de Asuntos Generales de la UE. La cuestión necesita la unanimidad de los 27 y, hasta ahora, España ha topado con las reticencias de varios estados miembros. A pesar de ello, en el borrador de la agenda de la reunión, la oficialidad de las tres lenguas continúa constante como punto “de adopción”.
De hecho, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha asegurado esta semana que el Gobierno de España mantiene la voluntad de someter la cuestión a votación y que continúa trabajando para conseguir el consenso entre las 27 capitales. Fuentes diplomáticas admiten que España ha presionado en los últimos días para sacar adelante la oficialidad y la implicación del Gobierno de España ha llegado hasta los niveles más altos, con Albares liderando la negociación.
Para convencer al resto de gobiernos, la mayoría de ellos gobernados por partidos de la órbita del Partido Popular Europeo (PPE), el ejecutivo español ha hecho circular una serie de documentos en los que defiende que dar el estatus de lengua oficial de la UE al catalán, el euskera y el gallego no supondrá un precedente para otras lenguas minoritarias y minorizadas. Por ejemplo, entre los países bálticos, el temor es que genere un precedente para el ruso, mientras que en Chipre pasa también con el turco.