Como organización jerárquica y vertical, todo cambio en la cúpula de la Iglesia católica repercute en toda la estructura de la pirámide de poder. Andorra es el único país del mundo donde el Vaticano tiene consolidada constitucionalmente su preeminencia política e institucional, a través de la figura del obispo de Urgell y copríncipe episcopal, un privilegio que se remonta a los tiempos feudales de la edad media.
Por tanto, la designación del cardenal Robert Prevost como nuevo papa León XIV tendrá, indudablemente, una gran trascendencia para el futuro de Andorra. Antes de su nombramiento como sumo pontífice, Robert Prevost era el prefecto del Dicasterio por los Obispos y, por tanto, tuvo una participación directa y decisiva en la selección de Josep-Lluís Serrano como nuevo obispo coadjutor de Urgell y, en consecuencia, como nuevo copríncipe episcopal de Andorra, desde el momento en que el Vaticano decida ejecutar la renuncia formal presentada el año pasado por el actual titular del cargo, Joan-Enric Vives.
Pietro Parolin, reforzado
Josep-Lluís Serrano era un diplomático de confianza del secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, que también había sonado insistentemente como papable, antes y durante el conclave. Según se ha filtrado, Robert Prevost y Pietro Parolin encabezaban las preferencias de los cardenales en las votaciones y, finalmente, el actual secretario de Estado dio un paso al costado para permitir que el prefecto del Dicasterio por los Obispos consiguiera la mayoría necesaria para el elegido pontífice.
Tanto Robert Prevost como Pietro Parolin formaban parte del equipo de confianza del anterior papa Francisco. Por lo tanto, es seguro que Pietro Parolin seguirá ocupando, si así lo quiere, la poderosa cartera de secretario de Estado con el nuevo papa León XIV. Robert Prevost le debe la tiara y, por tanto, lo mantendrá como número 2 del Vaticano.
La despenalización del aborto
Pietro Parolin conoce muy bien y a fondo el «dossier» Andorra, ha visitado personalmente el Principado y ha participado en las negociaciones con el Govern de Xavier Espot para intentar encontrar una salida a la espinosa cuestión del aborto. Pero la prudencia vaticana obliga a que la posible vía de la despenalización del aborto quede aparcada durante una buena temporada para no interferir en la consolidación de la imagen de León XIV como nuevo jefe de la Iglesia católica.
Los sectores católicos más conservadores e integristas, que han perdido el conclave, están al acecho se lanzarían al cuello del nuevo papa si en los próximos meses aceptara la despenalización del aborto en Andorra, en línea con las expectativas de Xavier Espot y del movimiento feminista en la órbita de DA. Robert Prevost ya ha manifestado, en numerosas ocasiones, su oposición al aborto, de acuerdo con la ortodoxia vaticana, y ahora, más que nunca, se mantendrá firme y rotundo en esta posición, sin hacer ninguna concesión.
División del obispado de Urgell
En cambio, sí puede avanzar el proyecto de dividir la diócesis de Urgell y convertir Andorra en un nuevo obispado. Esta parece ser una de las misiones que el Vaticano ha encargado a Josep-Lluís Serrano una vez se haga efectiva la renuncia de Joan-Enric Vives y quede investido como nuevo obispo de Urgell.
En el organigrama del Vaticano es una anomalía que una misma diócesis, como es el caso de Urgell, tenga potestad en dos países diferentes, y Pietro Parolin habría decidido crear un obispado específico para Andorra. Esto, posiblemente, obligaría a rediseñar el actual perímetro del obispado de Urgell, ya que sin Andorra se quedaría con la mitad de la población. Una solución factible sería fusionarlo con el obispado de Lleida o con el de Solsona.
¿Una diócesis propia para Andorra, a cambio de congelar la negociación con las autoridades del Principado sobre el aborto? Este sería el «deal» que podría ofrecer el Vaticano .
Sin interferencia de Madrid
Además, el nombramiento del futuro obispo de Andorra ya no pasaría, como hasta ahora, por el filtro de la Conferencia Episcopal Española (CEE), a la que está adscrito el obispo de Urgell. Con esta fórmula, el copríncipe episcopal sería nombrado directamente por el Vaticano, sin ninguna interferencia externa de los obispos y de los políticos catalanes o españoles.
Es decir, con la nueva diócesis independiente quedaría reforzado el vínculo Andorra-Vaticano y el Principado pasaría a ser, con el permiso del copríncipe francés, una especie de protectorado de la Santa Sede. ¿Qué dirán las feministas y los laicos andorranos? Esa es la cuestión.















