De cara al cierre del ejercicio 2024-25, el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, se enfrenta de nuevo al terrible rastro de ruina y precariedad provocado por la pésima decisión adoptada el verano de 2022 por falta de fair play financiero para fichar: simular la venta de Barça Studios en 200 millones y, posteriormente, darse un ingreso de 208 millones netos por su valor de equivalencia. Esto es, sobre la base de haber vendido el 49% por 200 millones, el 51% propiedad del Barça a través de Bridgeburg Invest vale 208 millones. O lo que es lo mismo, Bridgeburg Invest ha llegado a alcanzar un valor contable en la memoria del FC Barcelona de 408 millones hasta el 30 de junio de 2024, cuando el auditor, Grant Thornton, resolvió que en realidad la compañía carecía de valor alguno ante la ausencia de facturación, de actividad industrial ni comercial, y el incumplimiento sistemático e íntegro del plan de negocio completamente ficticio sobre el que se había construido ese fantasioso relato contable, completamente imaginario.
La pesadilla vuelve cada final de temporada desde entonces después de haber acumulado, por parte de Laporta, un puñado de promesas falsas sobre la inminente llegada de inversores poderosos, millonarios y convencidos del gran futuro de la comercialización del Metaverso, los NFT, la web 3.0 y otros activos de este tipo que, a la hora de la verdad, han resultado ser un fiasco y un proyecto sin ninguna salida ni futuro.
La mentira comenzó con la teórica venta de un 24,5% a Orpheus Media (Mediapro) y Socios.com por 100 millones cada uno (49% en total, permaneciendo el FC Barcelona como propietario mayoritario de 51%), de los cuales abonaron solamente 10 millones, aportando garantías de pago, según aseguró Laporta en la asamblea donde se ratificó la operación por parte de los socios.
Hoy, la estructura societaria de Bridgeburg Invest (Barça Vision como marca comercial, antes Barça Studios) es la siguiente: FC Barcelona, 53,4%; Blaugrana Invest, 18,96%; Hellgas Holding, 14,73%; Vestigia Holding, 4,93%; Orpheus Media, 1,83%; y Aramark Servicios de Catering, 6,13%. La intención es que todas esas sociedades acaben absorbidas por Barça Produccions en una maniobra mercantil de Laporta desesperada, y puede que igualmente inútil, para evitar que los 208 millones que aún figuran como ingreso sean restados con un impacto brutal en la cuenta de resultados. El año pasado, ya se revisaron -o sea, se descontaron- 145 millones por la diferencia negativa entre la venta de las acciones a los dos primeros inversores (Orpheus Media y Socios.com) por 200 millones en 2022 y el ingreso real hasta el 30 de junio pasado de 55 millones.
Aun así, el Barça -o, mejor dicho, su presidente- sigue en deuda con los inversores/accionistas que le reclaman el retorno de un dinero que les fue solicitado en forma de préstamo provisional, solo para guardar las apariencias, mientras Laporta buscaba a algún incauto que cubriera el valor de las acciones aun sabiendo que era el peor negocio de la historia del Barça.
Así, Orpheus Media sigue manteniendo el 1,83% porque aún no ha recuperado su aportación de 10 millones, solo 2,5. Lo más probable, por tanto, es que no acepte esa disolución virtual que sugiere Laporta como solución al marrón contable que le persigue. En la operación de la venta de su paquete de acciones por un total del 22,67%, lo que ha conseguido es deshacerse de la deuda de 90 millones contraída en 2022, que se había repartido entre los nuevos accionistas y finalmente se tradujo en las pérdidas impuestas por Grant Thornton.
Peor lo tiene Blaugrana Invest, propietaria del 18,96%, el equivalente a 76,7 millones de los 100 millones que teóricamente debió haber invertido tras haber aportado 10 millones en un primer momento. Blaugrana Invest es una sociedad instrumental constituida en Luxemburgo y creada para canalizar la inversión de Socios Deportes Services (Socios.com) en Bridgeburg Invest. Es decir, se ha deshecho de un pequeño porcentaje, el 5,54% de su propiedad inicial, valorada en 22,6 millones, lo que hace suponer que probablemente haya recuperado parte de su inversión de 10 millones (más 12,6 millones si las hubiera transferido a precio de compra). Eso sí, debiendo teóricamente el pago de 76,7 millones al Barça, que ya han sido enjugados en las pérdidas del ejercicio 2023-24 de 145 millones por concepto de impago.
En cuanto a Hellgas Holding (14,73%) y Vestigia Holding (4,93%), se trata de dos misteriosas compañías radicadas ambas en Chipre, aunque la memoria del club no lo especifica, que no desarrollan actividad industrial o comercial propia ni relevante en el ámbito operativo del FC Barcelona. Su función principal y única es la tenencia de participaciones en Bridgeburg Invest.
Ambos inversores fueron instados por el propio Laporta a cubrir la fallida venta de una porción importante de Bridgeburg Invest a Libero Football, el presunto fondo de inversiones alemán que también iba a corregir el monstruo financiero con pies de barro creado por el presidente. Fue una maniobra de salvamente urgente, también sobre la base de un préstamo a devolver, en ningún caso con la intención de permanecer en ese barco a la deriva y con grandes vías de agua. Laporta evitó de ese modo que el auditor ya convirtiera en papel mojado el valor de la compañía en 2023. Ambos han quedado atrapados y tienen muy difícil, por no decir imposible, recuperar ese favor con una reversión del negocio. Si lo hacen será por otra vía incognoscible. Ambas sociedades ocultan la identidad de amigos o socios de Laporta que pusieron el dinero, no se sabe a cambio de que condiciones.
Por último, Aramark Servicios de Catering (6,13%) acabó adquiriendo por 25 millones un resto minoritario de un cadáver comercial e industrial a cambio de asegurarse el catering del Espai Barça en exclusiva en una especie de maniobra de extorsión que, de todos modos, no evitó los números rojos del último ejercicio ni evitará la liquidación de la compañía, más tarde o más temprano. Dicho de otro modo, menos Aramark, que es consciente de haber hecho una inversión de 25 millones a fondo perdido, el resto, el 40.47%, aún espera que le devuelvan su dinero, nada menos que 30 millones, el que Laporta les pidió prestado provisionalmente.
Con este panorama tan poco esperanzador empieza la cuenta atrás de otro capítulo lamentable de la crisis recurrente iniciada hace ya tres años con la operación fantasma de Barça Studios.