El Triangle

El porqué de Orriols

Norman Rangel

Professor d'història a l'IES Coster de la Torre. Llicenciat en Història per la Universitat de Barcelona.
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Ya hace unos años, estimados compatriotas, que disteis vida a la figura «derechista» (para ser educado) de Sílvia. Ella, seguro, no sería nada sin vuestra ayuda. Así que, ante todo muchas gracias, sin vosotros, ella no existiría.

Seguro que ahora está dándoos las gracias (de manera bastante efusiva) y celebrando (en algún restaurante de Ripoll y con productos muy catalanes, no hace falta decirlo) vuestro regalo y, ¡lo que son las cosas!, vosotros todavía ni os habéis enterado.

Susana Alonso

Quizá sea más inteligente de lo que penséis o de lo que lo fuisteis vosotros. El desprecio sin argumentos muy firmes y sin muchas refutaciones de las propuestas del enemigo (o simplificándolas), es probablemente uno de los grandes errores de muchos políticos. Al final, el votante, no compra cualquier producto (y más si éste está pasado de moda o en mal estado). La novedad, el producto acabado de salir del horno, acaba siendo más atractivo que el que ya hace demasiado tiempo que se vende. Y vosotros pensábais que todos los «indepes» serían fieles incluso en vuestros engaños…

Ahora, seguro, después de que os habéis esforzado tantísimo (algunos más que otros), os estáis arrepentiendo de vuestras pasadas actuaciones durante el procesismo porque habéis dado vida a la política que ahora os quitará una gran parte de vuestro «modus vivendi». Y es que, al final, está claro: el fiel creyente se acaba dando cuenta, tarde o temprano, de las mentiras y el negocio se hunde. Un ejemplo muy claro de estas situaciones lo vivimos con la iglesia católica, la cual ya no tiene ni la imagen ni la influencia que tenía en sus tiempos de bonanza y envidia aquellos tiempos mejores, eso sí, sin cambiar muchas cosas de lo que hacía habitualmente (¡no perdamos nuestros privilegios, no!). Lo mismo les pasa a tantísimos políticos, el engaño es mostrado y descubierto por el prójimo que acaba abandonando en algún momento a sus «representantes».

Pobrecita Orriols, que depende de la ineptitud de nuestros políticos procesistas. Si algún día estos decidieran hacer auténtica «real politik» se quedaría sin trabajo rápidamente. Pero tranquila, estimada Silvia, seguro que tienes un larguísimo y exitoso futuro, pues tu voz en el Parlamento es mucho más escuchada que la de tus rivales soberanistas, ya que a estos, ya se les ha visto por donde van y a ti todavía no.

Quizás tú vas de veras, quizás lo tienes todo «bien puesto» -como dice el lenguaje más machista-, pero lo que es seguro, es que los partidos procesistas tiemblan mucho (y no por el posible ataque de algún inmigrante irregular) sino porque Aliança les «robe» su negocio particular engañando y prometiendo tantos proyectos a tantos catalanes.

Mientras tanto, en otros lugares, tanto cordón sanitario hace que muchos jóvenes, en este caso mucho menos independentistas y más españolistas, deriven hacia las posturas de VOX y busquen una fotografía con su «líder supremo».

Como la teoría de la herradura, al final, los extremos se acaban tocando, y si el señor Garriga o la señora Orriols tienen tantos votos (y tendrán aún más) es porque muchos partidos políticos catalanes lo han favorecido con sus numerosos errores políticos. «Maxima egestas avaritia» que decían los romanos. Al final, la avaricia acaba haciendo pobre, y muchos han permitido que Silvia y Ignacio estén en la privilegiada posición que ocupan. Ellos pueden ir ganando mientras todos probablemente vamos perdiendo.

Pero al final, resulta que los «resignados» catalanes, si tienen un PIB de más de 300.000 millones de euros –que no es poca broma (pensad que más o menos es la mitad del PIB de toda Argentina, que tiene 46 millones de habitantes y es territorialmente seis veces España), con todos los inconvenientes posibles…– es que algo muy extraño pasa en este país: lo han intentado silenciar económicamente, suicidar políticamente, nos han puesto mil obstáculos unos y otros -ya sea en infraestructuras o en tributos-, sus representantes lo han manipulado y podría hacer una lista más larga… y aún así sigue muy viva y productiva. ¿Qué pasa con los obstinados y trabajadores catalanes?

Cansados de no vencer, cansados de las absurdas guerras cainitas, la juventud de un color o de otro, apuesta muy fuerte por la ingeniería política españolista (VOX) y catalanista (Aliança) que funciona como un engranaje casi perfecto de promesas utópicas y críticas a los políticos de «toda la vida». Una parte importante de la juventud, probablemente se rebela porque cree que su futuro no será tan bueno como el de sus padres o, incluso, de sus abuelos, y de eso, tenemos la culpa todos.

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