Laporta no se atreve a denunciar las maniobras arbitrales de Florentino

Tras la final, que pudo ser del Madrid por culpa de los errores arbitrales, ahora se desmarca de una 'guerra' que también ha usado para justificar las derrotas del Barça cuando le ha convenido

Joan Laporta, Deco, Hansi Flick i Marc-André ter Stegen, amb la Copa del Rei - Foto: FC Barcelona

Joan Laporta es tan previsible como la prensa y el ejército digital que, ahora más que nunca, se vuelcan en destacar su serenidad, distancia y deportividad a la hora de quedarse con lo esencial de la victoria barcelonista en la final de la Copa del Rey y pretender que la movida arbitral y la teatral reacción del Real Madrid fue un hecho irrelevante y ajeno por completo al desarrollo del partido.

«Vivimos lo que ha pasado en la previa como una estrategia más. Pero nosotros queríamos huir de eso. Nuestra estrategia de cara a la final era hablar de fútbol y no entrar en un jardín que no nos interesaba. Nos centramos en nuestra salud. A mí me gustó el arbitraje en general. En algunas decisiones, hizo caso al VAR. Nunca es perfecto, ni el juego de los equipos, ni la actuación arbitral… pero estuvo bien. Nada que decir, estuvo bien», dijo Laporta, reservándose el mensaje posterior para los micrófonos de RAC1.

Hasta los propios mentores del laportismo y del periodismo en general, aunque sin destacarlo abiertamente, son conscientes de que, si el Real Madrid se hubiera llevado la final después de reclamar al menos dos penaltis en el área blanca no señalados ni corregidos por el VAR, el discurso de Laporta habría tenido otro tono bien distinto y de crítica contundente y ácida. Seguro.

Laporta no se quejó del arbitraje de Ricardo de Burgos Bengoetxea porque ha preferido centrarse en celebrar un título que estuvo demasiado disputado y cerca de caer del bando enemigo y también, claro está, por no hacer ruido contra la desbocada furia madridista contra el estamento arbitral en las horas previas.

La hemeroteca guardará celosamente esta postura de Laporta de hoy, sobre que el arbitraje no es su jardín y que los arbitrajes, condescendientemente, «nunca son perfectos», hasta que una decisión perjudicial le devuelva a ese lado cavernícola de todo aficionado al fútbol.

No hace tanto tiempo, el presidente azulgrana recurrió a sus errores para justificar un mal partido del equipo y, de paso, quitarse de encima a la prensa a la salida del juzgado a donde había ido a declarar imputado por estafa. Fue en enero pasado, en uno de esos lunes que empiezan con mal pie. «Lo del arbitraje en Getafe fue una vergüenza. Que no se pitara el penalti a Koundé es un escándalo. Y creo que lo tendríais que repetir más veces porque es un escándalo. Si algo tengo claro es que el penalti era clarísimo, era un penalti como un castillo», manifestó entonces.

Protestas airadas a las que esta temporada no ha vuelto a recurrir gracias a la trayectoria dulce del primer equipo, a pocas jornadas de ganar la Liga. No fue así la temporada anterior, ni mucho menos. Laporta arremetió contra los arbitrajes, especialmente tras la derrota (3-2) en el Bernabéu con el gol fantasma de Lamine Yamal en el Santiago Bernabéu.

«El mal uso de una herramienta como es el VAR nos está marcando la agenda. Si una vez analizada esta documentación el club entiende que se produjo un error en la apreciación de la jugada, pondremos en marcha todas las actuaciones oportunas para revertir la situación sin descartar, evidentemente, las actuaciones judiciales que hagan falta. No descartamos pedir la repetición del partido», llegó a propagar el Barça en un comunicado público de protesta por entender que, en ese partido concreto, la actuación del colegiado había incidido en el marcador contra los méritos del Barça.

Con motivo de otros arbitrajes a favor de los intereses blancos, mientras el equipo de Xavi se iba descolgando de la lucha por el título, Laporta volvió a la carga: «Lo que pasó en el Bernabéu fue una vergüenza. Creo que el colectivo arbitral tiene que dar respuesta a una serie de presiones que se han producido durante toda la temporada a los árbitros, y si no la dan, nos dejan muy inquietos porque entiendo que hay un abandono de funciones. No se puede adulterar la competición más con decisiones como las del domingo pasado en el Bernabéu. Ya son una serie de puntos que ha conseguido nuestro rival beneficiándose de decisiones arbitrales. Esta vez estaban siendo demasiado evidentes y por eso nuestra queja formal a la Federación».

Al menos el año pasado cuando las cosas no le iban tan bien como ahora, criticó abiertamente el VAR: «Es un instrumento que viene para ayudar a los árbitros, pero se está convirtiendo, por el mal uso que se está haciendo de él, en un problema. No les está ayudando y está secuestrado, maltratado a base de unas presiones que está efectuando nuestro rival de forma continua y constante. Tengo un respeto absoluto por el colectivo arbitral, pero también estamos viendo unas situaciones que nos están preocupando mucho y que, de seguir así, será muy difícil que consigamos los objetivos».

O sea, que el presidente del Barça le dedicó críticas abiertas, recurrentes y hasta mordaces a la gestión del VAR y de forma velada, sin atreverse del todo -al contrario- a la línea implacable del Real Madrid TV de acechar, fiscalizar y presionar al colectivo, árbitro a árbitro. Según parece, con resultados efectivos en el marcador. Laporta no se atrevió, como tampoco ahora se ha atrevido, a denunciar lo que Florentino es capaz de armar en ese jardín del arbitraje que ambos presidentes utilizan cuando les conviene a su favor de cara a sus aficiones. Todo muy previsible.

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