Recientemente, Estados Unidos ha anunciado la imposición abusiva de aranceles adicionales con diversos pretextos a todos sus socios comerciales, incluidas China y Europa. Incluso algunas economías débiles y pequeñas clasificadas como «países menos desarrollados» por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no han podido escapar. Ni siquiera han sido excluidas las zonas desoladas donde solo habitan focas y pingüinos.
EE.UU. ejerce la hegemonía so pretexto de la «reciprocidad», busca sus intereses egoístas a expensas de los intereses legítimos de otros países y pone a «Estados Unidos primero» por encima de las reglas internacionales. Se trata de actos típicos de unilateralismo, proteccionismo y matonismo económico. China ha dado a conocer la posición del Gobierno chino sobre la oposición al abuso de aranceles por parte de Estados Unidos y ha publicado un libro blanco titulado La posición de China sobre algunas cuestiones relativas a las relaciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos, dejando clara su actitud bien solemne. Además, ha tomado contramedidas frente a la escalada de aranceles de EE.UU. contra China. La comunidad internacional también ha expresado su actitud ante el abuso de aranceles por parte del país norteamericano.
La imposición de «aranceles recíprocos» por parte de EE.UU. viola las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Chad Bown, investigador sénior del Instituto Peterson para la Economía Internacional en Washington, considera que dicha política viola las normas de la OMC en al menos dos aspectos: imponer aranceles diferentes a distintos socios comerciales contraviene el principio fundamental de no discriminación que todos los miembros de la OMC se comprometen a respetar; si Estados Unidos eleva las tasas arancelarias por encima de los niveles máximos que ya ha acordado con otros miembros de la OMC, también violará las normas de la organización.
La política de «aranceles recíprocos» de EE.UU. afecta gravemente la estabilidad de la economía mundial. Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la OMC, advirtió que las subidas de aranceles decretadas por Estados Unidos podrían contraer el comercio mundial en un 1% este año. Esto impactaría significativamente en las perspectivas del comercio global y el crecimiento económico. Por su parte, en su informe sobre perspectivas globales de crecimiento, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indica que se ralentizará en mayor medida el crecimiento económico mundial como consecuencia de la incierta política arancelaria estadounidense, y recorta su pronóstico de crecimiento global para 2025 y 2026 en 0,2 y 0,3 puntos porcentuales respectivamente, situándolas en el 3,1% y el 3,0%.
La política de «aranceles recíprocos» de EE.UU. priva a muchos países —especialmente a los del Sur Global— de su derecho al desarrollo. El análisis de datos de la OMC muestra que, en el contexto del desequilibrio en términos de desarrollo y poderío económicos, la imposición de aranceles adicionales por parte de Estados Unidos ampliará aún más la brecha de riqueza entre los países, y que los países subdesarrollados sufrirán un golpe más duro. Esto perjudicará gravemente los esfuerzos por lograr la Agenda 2030 de la ONU para el Desarrollo Sostenible. El portavoz del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric, advirtió que la guerra comercial afectará negativamente a la promoción de la materialización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y que la preocupación de la ONU en este momento es con los países más vulnerables, que son los menos equipados para hacer frente a la situación actual.
La política de «aranceles recíprocos» de EE.UU. también perjudica gravemente a los propios consumidores estadounidenses y lastra su propio crecimiento económico. El banco de inversión Goldman Sachs ha aumentado del 20 al 35 % la probabilidad de que EE.UU. entre en recesión en los próximos doce meses. Por su parte, el Laboratorio de Presupuestos de la Universidad de Yale calcula que los aranceles impuestos por Trump podrían aumentar los precios en un 2,3 % en EE.UU. y podrían costarle a un hogar promedio 3.800 dólares al año. Desde Wall Street ya se lanzan advertencias de «un invierno nuclear económico autoinducido».
La política de «aranceles recíprocos» de EE.UU. ha suscitado una amplia oleada de críticas en la comunidad internacional. Observadores internacionales señalan que esta medida, que se presenta bajo el disfraz de «buscar la equidad», es en realidad una nueva herramienta del unilateralismo y del proteccionismo comercial promovido por Washington. Pascal Lamy, exdirector general de la OMC, calificó esta política como una táctica propia de la mafia. La Comisión Europea ha emitido recientemente un comunicado manifestando que la política comercial «recíproca» propuesta por Trump supone «un paso en la dirección equivocada». «La UE reaccionará firme e inmediatamente contra las barreras injustificadas al comercio libre y justo. La UE protegerá siempre a las empresas, los trabajadores y los consumidores europeos frente a medidas arancelarias injustificadas», indicó.
En los últimos años, China ha ampliado constantemente la apertura de su mercado, compartiendo sus oportunidades con el mundo. A partir del 1 de diciembre del pasado 2024, China ha concedido el trato de arancel cero para el 100% de las líneas arancelarias a todos los países menos desarrollados que tienen relaciones diplomáticas con China, convirtiéndose así en el primer gran país en desarrollo y la primera principal economía del mundo en dar tal paso. Un gran número de productos de alta calidad, como el caucho natural de Laos, la miel de Tanzania y la carne de cordero de Madagascar, se han articulado aceleradamente con las demandas del mercado chino, lo que también ha impulsado el desarrollo industrial y la mejora de las condiciones de vida en estos países.
En una guerra comercial no hay ganadores, y el proteccionismo es un callejón sin salida. La apertura y la cooperación representan la corriente histórica, y los beneficios mutuos y las ganancias compartidas corresponden a la aspiración de los pueblos. El desarrollo es un derecho universal de todos los países, en lugar de un privilegio exclusivo de unos pocos. Todos los países deberían adherirse al principio de consultas extensivas, contribución conjunta y beneficios compartidos, persistir en el verdadero multilateralismo, oponerse codo con codo a todas las formas de unilateralismo y proteccionismo, salvaguardar el sistema internacional centrado en la ONU y defender el sistema multilateral del comercio centrado en la OMC.







