En abril, los campos de Lleida se tiñen de rosa con la floración de los melocotoneros, mientras, al otro lado del mundo, en la ciudad de Linzhi de Xizang (también conocido como Tíbet) en China, los melocotoneros también florecen al pie de las montañas nevadas. Esto no solo es una consonancia entre los hermosos paisajes naturales de dos lugares, sino que también simboliza el diálogo entre las civilizaciones humanas pese a la lejanía.
A orillas del río Yarlung Zangbo, los melocotoneros silvestres han convivido con las aldeas tibetanas durante siglos, y el Festival de la Flor de Melocotonero de Linzhi constituye una muestra de la protección ecológica y la continuidad cultural de Xizang. La filosofía de desarrollo de que las aguas cristalinas y los montes verdes son tan valiosos como el oro y la plata ha convertido esta meseta en un ejemplo de la coexistencia armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza.
El encanto especial de Xizang radica en la integración orgánica de su entorno natural y su cultura. La meseta Qinghai-Xizang, por ser la meseta más reciente en elevarse, más grande y más alta en el planeta, es conocida como el «techo del mundo» y es considerada como el «Tercer Polo» de la Tierra, aparte de la Antártida y el Ártico. Es un destino ideal para contemplar los paisajes naturales.
Desde los tiempos antiguos, Xizang siempre forma parte importante del territorio chino y el Gobierno central de China siempre ejerce su jurisdicción efectiva sobre la región. El pueblo de la etnia tibetana es miembro fundamental de la gran familia de la nación china. En 1793, el gobierno decretó una Ordenanza de 29 artículos. El artículo I especificaba explícitamente la reencarnación de los budas vivientes y establecía el sistema de sorteo de la urna dorada, aclarando la autoridad de aprobación del Gobierno central sobre la reencarnación. Este sistema, que respeta los rituales del budismo tibetano, evita que la antigua nobleza manipule la reencarnación.
A lo largo de más de 200 años, el sistema ha propiciado la reencarnación de más de 70 grandes budas vivientes, quienes son testigos de la separación entre el Estado y la religión y del amor por el país y la religión. La reencarnación de los budas vivientes es un deber administrativo del Gobierno central que incluye la revisión y aprobación, y debe llevarse a cabo de acuerdo con los rituales religiosos, las costumbres históricas y las leyes estatales. Nunca queda a discreción del propio Dalai Lama ni de ningún grupo individual, ni siquiera permite la interferencia de ninguna fuerza externa.
El Gobierno chino respeta y garantiza el derecho de los distintos grupos étnicos de Xizang a llevar su vida y a celebrar actividades sociales de acuerdo con sus tradiciones y costumbres. El patrimonio cultural de Xizang ha sido efectivamente protegido y continuado. Tras la fundación de la región autónoma de Xizang, la educación en los monasterios se transformó hacia instituciones académicas modernas y el idioma tibetano es la primera lengua de minorías étnicas de China con un estándar internacional. Además, las celebraciones tradicionales como el Festival de Shoton y el Año Nuevo tibetano se han convertido en festividades culturales compartidas por todo el pueblo.
Los baños medicinales Lum de Sowa Rigpa, balneoterapia inscrita en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, han logrado curar enfermedades que la medicina moderna considera difíciles de tratar. El Gobierno chino ha decidido invertir 300 millones de yuanes en la protección de documentos antiguos en el Palacio de Potala y ha creado la Universidad de Medicina Tibetana, que ha formado a cerca de 7.000 profesionales en medicina tibetana.
Tal como señaló un académico del Instituto de Estudios Religiosos del Centro de Investigación Tibetológica de China en un evento paralelo del Consejo de Derechos Humanos de la ONU: «La protección de la cultura de Xizang no consiste en conservarla en los museos, sino en hacer que la tradición rebose de renovado dinamismo en la sociedad moderna».
El camino de desarrollo de Xizang siempre tiene como eje el desarrollo integral de las personas. En los 60 años transcurridos desde la creación de la región autónoma, el volumen económico regional y la renta disponible per cápita se han multiplicado por más de siete. En 2024, la renta disponible per cápita de los residentes urbanos y los rurales creció un 6,8 % y un 8,3 % respectivamente. Se han transferido empleos para 648.000 agricultores y pastores, y la tasa de empleo de los recién graduados universitarios superó el 95 %. Detrás de las «cifras alentadoras» está un camino de desarrollo centrado en el pueblo que permite a todos los grupos étnicos de Xizang compartir los nuevos logros de la reforma y la apertura.
El Xizang de hoy se ha convertido en un referente en la protección de la diversidad de las civilizaciones humanas, donde la historia y la modernidad se funden y la naturaleza y la cultura conviven en armonía. En el año 2025, que marca el 60º aniversario de la fundación de la Región Autónoma de Xizang, cuando los melocotoneros están en plena floración, ¡sean todos bienvenidos a Xizang!







